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Iñaki Williams, contra el racismo más allá del fútbol: “Me duele cuando le pasa a muchos africanos que venden por las calles”

El delantero del Athletic Club de Bilbao, Iñaki Williams, en el momento de abadonar el terreno de juego agradeciendo el trato del público del Heliodoro en Tenerife, después de haber sufrido ataques racistas en el partido anterior contra el Espanyol

Maialen Ferreira

Bilbao —

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El año pasado el racismo en el fútbol fue a juicio por primera vez después de que el juzgado número 2 de Cornellà de Llobregat comunicara la apertura de juicio oral contra el aficionado acusado de proferir gritos racistas contra Iñaki Williams, el delantero del Athletic Club de Bilbao, durante un partido contra el Espanyol en el RCDE Stadium el 25 de enero de 2020. No era la primera vez que Williams sufría ataques racistas en el campo, en 2016, dos años después de debutar, en un partido de Liga en Gijón se dirigieron a él con onomatopeyas e insultos racistas.

“Fue todo muy raro. Hay veces que estás centrado en el juego y no escuchas lo que te están diciendo. El árbitro se me acercó para decirme que iban a parar el partido porque había habido insultos racistas y que lo iban a comunicar por megafonía, que estuviese tranquilo. La verdad es que me sorprendió; yo era un chaval, tenía apenas 22 años. No entendía que en pleno siglo XXI todavía estas cosas sucediesen. Es verdad que mis compañeros se volcaron conmigo al cien por cien, pero de alguna manera, me alegré de que me pasase a mí por la visibilidad. Estas cosas pasan más allá del fútbol y que me pase a mí no me duele, yo tengo ya el culo pelado, como se dice, y me duele cuando le pasa a gente que se intenta ganar la vida, como muchos africanos que venden por las calles. Ellos son los más vulnerables y los que más pueden sufrir este tipo de actos”, ha recordado el propio Williams en la plataforma LALIGA VS de Podium Podcast, en una entrevista con Dani Garrido, director de Carrusel Deportivo, en la que el futbolista ha hablado de sus orígenes, su infancia y del racismo en el fútbol.

“Desde mi posición, darle voz a esto creo que viene bien para que los niños aprendan lo que está bien y lo que está mal. La verdad es que fue triste. Llevo 10 años en el fútbol profesional y me ha pasado dos veces. A otros compañeros de profesión también les ha pasado. Hay que tener tolerancia cero con estas situaciones. La Liga está actuando muy bien en este sentido y está poniendo cartas en el asunto. Entre todos tenemos que construir una sociedad que no tolere estos actos”, ha explicado.

Ojalá que los chavalitos que juegan al fútbol no tengan que irse tristes de un partido porque les insultan

La segunda vez que sufrió ataques racistas fue durante el partido contra el Espanyol que ha sido llevado a juicio. Por el momento no se conoce la sentencia, pero a criterio del fiscal, los gritos racistas a Williams pueden constituir un delito de odio castigado con pena de prisión de seis meses a dos años y multa al haberse lesionado la dignidad del jugador mediante una humillación o menosprecio por motivos racistas. “Después de lo de Barcelona fuimos a Tenerife y toda la afición, mis compañeros y los jugadores del Tenerife me aplaudieron. En redes sociales también todo el mundo se volcó en mí. Detrás del racismo hay gente buena y eso es en lo que tienen que fijarse los niños y los más jóvenes para que sepan que todos somos iguales. Cuando lo sufres te duele mucho. Llámame malo o di que no te gusta como juego, pero no te metas con mi color de piel o mi identidad sexual. Hay que tener tolerancia cero. En ese momento te duele mucho. Habrá que ver cómo acaba todo, pero estas cosas no se pueden permitir, no puede haber este tipo de comentarios. Hemos visto imágenes lamentables en el fútbol durante estos años y creo que hay que erradicarlo de alguna manera”, ha reconocido el futbolista.

Williams ha indicado que parte del problema reside en las redes sociales, en las que “cada uno puede hacerse una cuenta, un perfil falso e insultar y decir todo lo que se le pase por la cabeza sin saber el daño que le pueden estar haciendo a la otra persona”. “Me da miedo ahora y también en el futuro cuando tenga hijos, pero creo que pararlo es trabajo de todos. El uso de las redes sociales debería enseñarse en los colegios. Los niños son el futuro y habría que educarles en este sentido”, ha criticado, para después señalar que “ojalá que los chavalitos que empiecen a jugar al fútbol no tengan que irse tristes de un partido porque les insultan, sino porque han perdido y ya está. Entre todos vamos a lograr una sociedad justa para que podamos disfrutar del fútbol y la vida”.

A día de hoy hay miles de personas que tienen que dejar atrás sus hogares para buscar un futuro digno. A mí me tocó enterarme con casi 18 años y no fue fácil

El futbolista ha recordado la historia de sus padres, que recorrieron su África natal para llegar a Bilbao en busca de una vida mejor, mientras su madre estaba embarazada de él. Fue una historia que no supo hasta que cumplió la mayoría de edad y su madre se lo confesó para que tuviera “la cabeza sobre los hombros”. “Cuando era pequeño veía en la televisión imágenes de la valla de Melilla o de pateras cruzando el Estrecho. Siempre he tenido curiosidad, pero mi madre nunca me ha querido hablar del tema. A mi padre nunca me atreví a preguntarle. Cuando casi cumplí los 18 años mi madre me vio preparado, maduro y consideró que iba a entender la circunstancia. Vio que ya estaba preparado para saber cómo llegaron hasta Bilbao, las penurias que tuvieron que vivir. Yo ya estaba empezando a ganar dinero y creo que me lo dijo para que tuviera la cabeza sobre los hombros. Y la verdad es que no se me olvidará nunca esa charla en el salón de casa. Siempre voy a tener palabras de agradecimiento hacia mis padres porque lo dejaron todo para que pudiéramos tener comida, colegio, ropa y una vida sana y equilibrada”, ha explicado.

Preguntado por cómo cree que se sintieron sus padres al abandonar su hogar, Williams ha confesado que “no puede ponerse en su piel porque tuvo que ser terrorífico”. “A día de hoy hay miles de personas que sufren eso. Tienen que dejar atrás sus hogares para buscar un futuro digno. A mí me tocó enterarme con casi 18 años y no fue fácil. Yo lo suponía, pero cuando te lo cuenta tu madre sabes el dolor que ha tenido que sufrir. Por eso, Nico y yo siempre intentamos honrarles y devolverles todo lo que ellos han hecho por nosotros. Al final el destino ha querido que Nico y yo estemos cumpliendo un sueño. Me da mucha pena porque muchas personas dejan atrás sus hogares y familias y a veces pasa tiempo hasta que se vuelven a encontrar. Nosotros somos afortunados por poder cumplir nuestros sueños. A todos los que no les animo a que sigan luchando y ojalá el destino les pueda regalar lo mismo que a nosotros”, ha afirmado.

Siempre he tenido la suerte de rodearme de personas que nunca han mirado mi color de piel

Tanto su hermano, el también futbolista del Athletic Club de Bilbao Nico Williams, como él, están trabajando en reformar la zona de Ghana en la que nacieron y vivieron sus padres. El delantero, de hecho, juega con la selección de ese país. “Hemos reformado todo para que tengan un colegio digno, profesores, pupitres, ordenadores. Vendrán más cosas si Dios quiere. Seguiremos progresando para que los chavales tengan un futuro digno y puedan cumplir sus sueños”, ha explicado, sin querer dar muchos detalles sobre los proyectos, ya que, según ha señalado, lo hace “de corazón” y no para “ponerse medallas”.

Por último, ha destacado que más allá de los futbolistas, el problema es cuando el racismo lo viven las personas más vulnerables. “Siempre he tenido la suerte de rodearme de personas que nunca han mirado mi color de piel. Más allá del entorno del deporte, en mi día a día pocas veces he sufrido racismo. Es cierto que en la sociedad en la que vivimos y dada la suerte que tengo de representar al Athletic Club y ser jugador de Primera División la gente me idolatra y me quiere. Es muy fácil querer a Iñaki o a Nico Williams, pero la gente que lo puede sufrir más son las personas más vulnerables que yo y son los que no deberían sufrir racismo. Nosotros somos el espejo de muchos niños y les tenemos que inculcar que todas las personas somos iguales. Es muy importante el rol que podemos ejercer tanto Nico como yo porque muchos niños se pueden ver reflejados y tenemos que dar ejemplo a la sociedad de qué cosas están bien y cuales están mal”, ha concluido.

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