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Pradales ofrece “mil medidas”, devolver el “orgullo” de ir a Osakidetza y un nuevo Estatuto que reconozca la nación vasca

Imanol Pradales, este jueves en el Parlamento Vasco

Iker Rioja Andueza

Vitoria —
20 de junio de 2024 12:20 h

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“Creo en Euskadi [...]. Acepto con honor el apasionante reto de liderar los cambios, transformaciones y mejoras que necesita nuestro país”, ha solemnizado Imanol Pradales al término de su primer discurso en el Parlamento Vasco, su carta de presentación antes de ser investido como sexto lehendakari desde la aprobación del Estatuto en 1979. “Hoy y aquí hago un llamamiento al pueblo vasco para recorrer juntas y juntos este camino de futuro”, ha seguido el dirigente del PNV, que contará con un Gobierno con mayoría absoluta gracias al apoyo del PSE-EE. Pradales, en euskera, en castellano y hasta con frases en inglés, mientras un amplio equipo preparaba vídeos para redes sociales para acercar la institucionalidad a nuevos formatos y públicos, ha prometido “1.000” medidas, también devolver a la ciudadanía el “orgullo” cuando entra a un ambulatorio de Osakidetza y, sin muchas concreciones, un nuevo Estatuto que incluya un reconocimiento de la nación vasca.

PNV y PSE-EE han pactado esa reforma, aunque apenas ocupa un par de páginas finales de 125 que tiene el programa, guardado hasta este mismo jueves porque -se argumentaba- era Pradales quien tenía que presentar sus líneas maestras ante la Cámara. “Ambas partes concurrimos en negociar y aprobar, tanto en Euskadi como con el Estado, el autogobierno futuro empleando las potencialidades de la disposición adicional primera de la Constitución y de la disposición adicional del Estatuto de Gernika y en el que manifestábamos nuestro compromiso de negociar de buena fe y sacar adelante un acuerdo, tanto en el seno de las instituciones vascas como en las Cortes Generales, siendo posteriormente ratificado por el pueblo vasco el acuerdo alcanzado. El reconocimiento nacional de Euskadi, la salvaguarda de las competencias vascas y un sistema de garantías basado en la bilateralidad y la foralidad serán ámbitos a dialogar y negociar entre ambos partidos”, han acordado, letra por letra. Es el desarrollo del acuerdo previo del PNV para la investidura de Pedro Sánchez, que es casi idéntico en sus términos. Los partidos se dan “libertad” para defender sus esencias ideológicas pero, en la práctica, queda orillado el derecho a decidir y el referéndum que se plantea es justamente el que prevé el marco constitucional para cualquier reforma estatutaria. Euskadi es, con Galicia, la única comunidad autónoma que no ha tocado su ley de leyes. Hasta la Constitución se ha modificado en algunos términos.

La propuesta de Pradales es menos ambiciosa que la que su predecesor, Iñigo Urkullu, presentó en su investidura de 2012, aunque el nuevo lehendakari la ha definido de “valiente”. Sin embargo, sí es muy similar a la que ha defendido al final de su mandato Urkullu. De hecho, PNV y PSE-EE priorizan completar antes las transferencias pendientes desde 1979. No hay concreciones pero es de sobra conocido que la más relevante en ese listado es la gestión del régimen económico de la Seguridad Social. Nunca ha sido transferida a una comunidad autónoma, aunque el propio Estatuto matiza que se hará sin tocar la denominada “caja única” del Estado. Ha recordado Pradales que es un “compromiso asumido” por Sánchez ya desde 2020.

Eso sí, ha sido claro: “Pero daremos un paso más. Ha llegado el momento. Aspiramos a acordar y aprobar un nuevo pacto estatutario para Euskadi con el máximo consenso posible. ¿Por qué es necesario? [Hay que] Disponer de una herramienta que nos ofrezca garantías en el tablero de juego europeo. Recordemos que cuando se aprobó el Estatuto de Gernika no formábamos parte de la Unión Europea. [...] Contar con nuevas competencias nos [ayudará] a crecer como país [...]. Más autogobierno es sinónimo de mayor bienestar”. Ha agregado que el nuevo marco debería consolidar una “relación bilateral” con el Estado, al modo del Concierto Económico, que también quiere apuntalar y ampliar ahora que está abierto el debate sobre la “singularidad” para la financiación de Catalunya. Pradales se ha puesto como deberes “superar” el consenso del marco estatutario de 1979, es decir, parece no dar por suficiente la mayoría absoluta de su Gobierno. De hecho, a diferencia de la etapa de Juan José Ibarretxe, el Ejecutivo renunciará expresamente a hacer una propuesta articulada para reformar el Estatuto. Dejará el debate en manos del Parlamento.

Pradales se ha estrenado en el Parlamento pasadas las 11.00 horas y no ha agotado los 90 minutos de que disponía. Justo cuando estaba listo para empezar en la tribuna ha entrado al hemiciclo Urkullu, que se había ausentado del inicio de la sesión de investidura. El nuevo referente institucional del PNV ha combinado en su discurso euskera y castellano. Ha usado citas de Lauaxeta o de José Antonio de Aguirre, pero también de Adela Cortina, Maialen Lujanbio, Mario Draghi, Enrico Letta o la London School of Economics. También ha incorporado frases grandilocuentes como “prefiero equivocarme por haberlo intentado que arrepentirme no haber dado el paso”, “tenemos que cuidar la cantera de Euskadi”, el deseo de que los vascos sigan surcando los “nuevos mares” en un mundo global o un “queremos ser protagonistas de la historia”. Ha alertado de los “populismos” y los “extremismos” en Europa y en el mundo, pero también de los problemas de la “confrontación” en político, y se ha mostrado como un político cercano, “confiable” y que no promete recetas “simples” para problemas complejos. Euskadi “no es una isla”, según su definición, pero tiene que serlo en términos de estabilidad, debate “sosegado” y de “entendimiento entre diferentes” frente a una España que le “preocupa” por su “dinámica” de “polarización”, aunque es gobernada por sus socios en Euskadi.

Después de un arranque más general, Pradales ha bajado a la realidad. “Tenemos algunos de los mejores indicadores de calidad de vida y cohesión social de nuestro entorno. Sin embargo, vemos personas preocupadas por su futuro, descontentas con la situación o molestas por la realidad que viven. [...] Ni debemos no podemos mirar para otro lado. Nuestra responsabilidad es trabajar para mejorar la vida de las personas”, ha indicado. Ha prometido que se va a poner “en los zapatos” de esos colectivos, “hacer política con sensibilidad emocional”.

La salud de la Sanidad pública se ha convertido en una de las principales preocupaciones ciudadanas. El acuerdo de PNV y PSE-EE asume la necesidad de devolver el “prestigio” a Osakidetza mientras Urkullu asegura haberla dejado en un nivel muy alto. “Tenemos un objetivo, que la sociedad vasca sienta orgullo cada vez que cruza la puerta de un centro de salud”, ha señalado. ¿En qué se traduce? Uno: “plan de choque” en atención primaria, “reducción” de la lista de espera y mejorar la “presencialidad” en los ambulatorios. Dos: ampliar “en su caso” en 2.000 plazas la plantilla del Servicio Vasco de Salud. Ha anunciado también 1.000 millones en inversiones de aquí a seis años, hasta 2030. En el programa hay alguna concreción más: “revisar el mapa y fomentar la mejora de los Puntos de Atención Continuada”, algunos de ellos cerrados en los últimos años o abiertos con turnos sin personal médico o ampliar las plazas que se ofertan en la Universidad en las ramas sanitarias. Ha mencionado también el problema de la salud mental.

En materia de Vivienda, otra patata caliente, no ha concretado si seguirá en manos del PSE-EE como hasta ahora. En la última legislatura fue motivo de enfrentamiento. Ha prometido “7.000 viviendas en régimen de alquiler social y asequible” y otras 3.000 “de carácter rotatorio” mediante convenios con ayuntamientos, avales para facilitar la compra y ampliar la posibilidad de acceder a las líneas de ayuda Emantzipa y Gaztelagun. Ha citado que el 50% de las viviendas protegidas estarán reservadas a jóvenes y ha apuntado a una “limitación” de las viviendas turísticas -por error las ha llamado “viviendas jurídicas”- sin muchos detalles.

Pradales ha mencionado la importancia de seguir impulsando el euskera -ha contado que él procede de una familia castellanoparlante pero que es una seña de identidad de Euskadi: “Sorionekua naiz”-, ampliar hasta que los niños cumplan 7 años las ayudas de 200 euros para familias con hijos -ahora era hasta los 3 años- o dotar de un nuevo convenio a la Ertzaintza, un cuerpo cuya estructura hay que “modernizar”, y combatir la violencia machista con centros de atención 24 horas para las mujeres víctimas. Ha dicho que atenderá las demandas del movimiento feminista. Ha tenido un guiño para los derechos del colectivo LGTBIQ+. En Educación, ha dicho que la escuela pública es la referencia y ha insistido en seguir combatiendo la “segregación”, pero no ha citado que Euskadi es la comunidad autónoma con mayor peso de la concertada: el 50% del alumnado está matriculado en centros de titularidad privada. Y ha prometido la “oficialidad” de las selecciones deportivas vascas, diferenciadas de las españolas.

En el plano económico, desde el prisma de que nunca antes había habido tantos trabajadores dados de alta en la Seguridad Social como ahora, ha apostado por llevar a la mesa de diálogo social -de la que se ha ausentado la mayoría sindical, ELA y LAB- un plan para reducir la brecha salarial, mimar a la juventud, subirse a la ola de la inteligencia artificial y el 5G y sobre todo hacer de la industria el “motor” del tejido productivo. Euskadi tiene que “liderar” el “renacer industrial” de Europa. Ha mencionado un plan industrial para 2028 y un fondo de inversión que “atraiga capital privado”. El objetivo final es lograr “empleos de calidad”. Pradales, muy en la línea de Urkullu, ha mencionado también a los sindicatos sin citarlos. Les ha pedido huir de las “estrategias de la confrontación” y abrir un tiempo de “diálogo y negociación”. Ha señalado la necesidad de “deburocratizar” con una ley la Administración vasca, pero no ha entrado en concreciones. Ha hablado de la necesidad de potenciar la marca Basque Country, también en lo turístico, y de potenciar el aeropuerto de Vitoria, el de Foronda, como había planteado en campaña. Y ha constatado dando relevancia a la emergencia climática: “No tenemos planeta B”.

Quien será lehendakari ha tenido un recuerdo para el pasado del terrorismo de ETA. “Su desaparición fue uno de los logros más importantes de la década anterior. Puso fin a demasiados años de terror, injusticia y dolor. Dejamos de contar personas asesinadas, heridas, amenazadas o chantajeadas. Dejamos de abrir periódicos e informativos entre lágrimas y rabia. Cientos de vascas y vascos dejaron de llevar escolta por las calles porque ya no estaban señalados por una diana. Desde entonces, consolidar una convivencia plural, integradora y comprometida con los derechos humanos se ha convertido en una prioridad de país. Eso sí, este ejercicio requiere construir una memoria crítica con el pasado y solidaria con las víctimas. Una memoria que reconoce sin ambages la injusticia del daño causado por toda forma de terrorismo o violencia. Y una memoria constructiva que nos ayude a avanzar. Nuestro objetivo es promover un modelo de convivencia fundamentado en cuatro pilares: deslegitimación de la violencia; reconocimiento integral de todas las víctimas de vulneraciones de derechos; construcción de una memoria inclusiva, crítica y ética; promoción de los principios y valores éticos y democráticos”, ha señalado. Ha insistido en que está en marcha la renovación del museo del bombardeo nazi-fascista de 1937 en Gernika y ha anunciado una ley para poner en valor la “diáspora”.

Después de una mención expresa a Urkullu, cuyo liderazgo “ejemplar” ha aplaudido, ha cerrado su alocución “como lehendakari” haciendo un llamamiento al pueblo vasco para que todo él “arrime el hombro” por una causa común y apelando a que Euskadi dé cuatro “saltos cualitativos”, también la de construir una gestión “ética”. “[Deseo] Una Euskadi que aspira a ser el mejor lugar del mundo para vivir. Con rigor y con honestidad. Con la humildad que demanda el servicio público. Con respeto a las generaciones anteriores. Como dijo Lauaxeta, hay que darlo todo para la libertad que se desea. Siempre trabajando al servicio del pueblo. Personas libres en una Euskadi libre”, ha concluido en euskera.

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