En las puertas de una nueva vendimia, que viene algo adelantada, caracterizada por la aplicación de la Ley de la cadena alimentaria y sus efectos sobre el pago de la uva , reflejado en un contrato, y el calor, que ya veremos cómo afecta en cantidad y calidad a la producción (las sucesivas olas de calor de este año han afectado negativamente a varios cultivos: desde la de San Isidro que afectó especialmente a los trigos y a la floración del olivar, hasta las últimas que van a incidir negativamente en la viña, el tomate, etc) la Organización internacional de la viña y el vino nos ofrece unos datos estadísticos que dan una buena idea general sobre la situación del mercado vitivinícola, y nos permite pronosticar su futuro.
En resumen combinando la información sobre la superficie de viñas, producción vitícola y consumo, se concluye que nos hace falta recuperar el consumo (especialmente en el canal HORECA) o apostar decididamente por la exportación (o mejor, las dos)
Más de la mitad de la superficie mundial está en manos de muy pocos países: España (que mantiene el liderazgo, con un millón de hectáreas. 80.000 en Extremadura, con un tercio en regadío), China, Francia, Italia, Turquía y EEUU. De estos datos, y como reflexión general respecto a la evolución de los últimos años, hay que quedarse con la reducción en los países europeos (debidos a las políticas comunitarias) y el fuerte incremento observado en China (algo similar, aunque no con tanta contundencia, ocurre en Argentina y Chile)
Respecto al vino, el 48% de la producción mundial está en manos de Francia, Italia y España; pero al igual que ocurre con la superficie no hay que perder de vista los incrementos generados en China, ni las producciones en EEUU y Argentina.
Pasando de producir vino a trasegarlo a nuestros estómagos, también hay un par de ideas muy interesantes para entender el mercado actual: por un lado, hay un significativo descenso del consumo per cápita en Francia, Italia y España, mientras ocurre todo lo contrario en China (muy importante el incremento) USA, Rusia, Reino Unido y Alemania. Concretando en un dato llamativo: el consumo de vino, fuera de Europa, ha crecido un 10% desde el año 2000. En definitiva, hay zonas productoras y zonas consumidoras, y nosotros estamos entre las primeras.
El descenso del consumo en España es especialmente significativo en el canal HORECA (Hoteles, restaurantes y cafeterías) donde se ha reducido el consumo de vino desde el 47% del total, en 1990, al 25% actual. Seguro que hay muchas razones para haya ocurrido esto; pero el precio seguro que está entre ellas.
No parece que con estos calores sea el momento de hacer una analítica concienzuda, reflexiva y esmerada; pero a “bote pronto” se deduce que los caminos del vino pasan por recuperar el consumo interior y fomentar la exportación; ambas asentadas en una decidida apuesta por la calidad; pagando por ello, naturalmente. Respecto al primer camino, lo va a intentar la interprofesional del vino dedicando 5 millones de euros a campañas de promoción del consumo, con una duración mínima de 3 años. Sobre el segundo camino, habría que aprovechar mejor las ayudas a la promoción en terceros países (Extremadura solo participó en con un 0,2% del total presupuestado), y conseguir que la normativa pudiera apoyarla en países miembros de la Unión Europea.