El presidente autonómico de Coag Extremadura, Juan Moreno, ha dicho, durante el balance del año efectuado por la organización agraria, que en 2015 han destacado las producciones de aceituna y vino.
En cuanto al viñedo, Juan Moreno ha informado de que se alcanzan los cuatro millones de hectolitros, según los datos de las propias cooperativas, mientras que en aceituna de mesa se han recogido 120 millones de kilos.
En arroz y maíz las producciones han sido normales, y aunque en tomate el rendimiento por hectárea ha sido menor, se utilizaron más hectáreas, por lo que se superaron finalmente los niveles habituales.
Para la fruta extremeña, “tampoco ha sido un mal año” en cuanto a producción, aunque se ha visto afectada por algunos “coletazos” del veto ruso.
Las sombras se encuentran en los cereales de secano -un año más- y en el girasol, mientras que la escasez de lluvia durante el invierno y la primavera ha afectado a la ganadería, donde consecuentemente se han aumentado los costes de producción.
En definitiva, el agricultor extremeño podría sentirse “medianamente satisfecho”, según Juan Moreno, si no fuera por la situación de los precios recibidos por sus productos, pues en muchos casos siguen estancados, cuando no a la baja.
La renta agraria crecerá un 1,7 por ciento este año, pero con respecto a 2005 es un 30 por ciento menor, mientras que los costes de producción se han incrementado un 47 por ciento en la última década.
“Cuando se reclama a las administraciones medidas para garantizar una determinada renta para las producciones, se está haciendo porque el agricultor y el ganadero son quienes fijan la población en el medio rural”, ha explicado.
Además, y en cuanto a la ganadería, Moreno ha dicho que Extremadura sigue teniendo el problema de la brucelosis, pues aunque se está “controlando” más en los últimos meses, deben ejecutarse las medidas adoptadas en la mesa autonómica que abordó esta enfermedad.
Ha explicado además que este sector se puede ver “gravemente” perjudicado por el tratado de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos/Canadá, pues estos últimos tienen modelos de producción “diferentes”, menos exigentes.