Cultura destinará 294.000€ a restaurar la iglesia de Villagarcía de la Torre

La Consejería de Cultura destinará un presupuesto de 294.648,67 euros en la adjudicación de las obras de restauración de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Araceli, en Villagarcía de la Torre (Badajoz), con el fin de reparar las cubiertas y eliminar las grietas y humedades del monumento.

Para ello, se llevarán a cabo el desmontaje de la totalidad de la estructura de la cubierta de la nave actual y se recuperará el sistema de cobertura original y los antiguos sistemas de evacuación.

También se impermeabilizará toda la cobertura y, como terminación, se recuperará la solería existente siempre que sea posible su restauración, y el resto se repondrá con material nuevo.

En la cubierta cabecera y resto de cubiertas de la iglesia, se sustituirán las tejas en mal estado y se realizarán reparaciones puntuales de su estructura portante.

En la terraza plana anexa a la espadaña, se propone su correcta impermeabilización y un acabado más acorde al monumento, además, en el interior del templo, se repararán grietas y fisuras en bóvedas y paramentos verticales, con morteros y técnicas adecuadas.

La iglesia parroquial de Nuestra Señora de Araceli se construyó a lo largo de los siglos XV y XVI, tanto con elementos de época bajo medieval castellana como de la época renacentista, aunque quizás con mayor preponderancia de la primera.

Su cabecera de doble tramo, netamente gótica, tiene cubierto su ábside semioctogonal y su presbiterio rectangular con sendas bóvedas de crucería estrelladas con nervios terceletes.

En el presbiterio se adosan simétricamente sendas capillas cuadradas, cubiertas con bóvedas de crucería estrelladas.

En la capilla meridional se sitúa la talla de alabastro -típicamente renacentista- representando a Juan Martínez, sobrino del Cardenal Silíceo, arzobispo de Toledo y maestro de Felipe II, realizada en el siglo XVI por Juan Bautista Vázquez el Viejo y conocida como el Santo de Piedra.

El monumento cuenta con tres puertas sobresaliendo la portada renacentista del lado de la epístola, realizada en sillería de granito compuesta por un arco de medio punto enmarcado por potentes pilastras semicilíndricas de estilo dórico que sostienen un grueso arquitrabe con triglifos y metopas.