Menosprecio de las ampas
La Consejería de Educación y Empleo de la Junta de Extremadura acaba de publicar en el DOE la resolución de las ayudas concedidas a las ampas extremeñas para la realización de proyectos durante el presente curso escolar. Como viene siendo habitual en los últimos años, son numerosas las ayudas denegadas en virtud a la aplicación de criterios casi inextricables que exigen de los proyectos un grado de desarrollo, eficiencia y viabilidad que no se ajusta a la realidad de las ampas, generalmente sostenidas por el trabajo desinteresado y altruista de un conjunto muy reducido de madres y padres, ayudas que, cuando se conceden, apenas cubren el coste de una actividad.
En el caso de Montijo, donde soy secretario de dos ampas, de siete ayudas solicitadas para siete asociaciones de centros públicos, sólo se han concedido dos. El trabajo que lleva elaborar el proyecto, justificar gasto tan exiguo y, al mismo tiempo mantener y fomentar el ánimo asociacionista entre las familias, no compensa la cicatería y alto nivel de exigencia de la Consejería a la hora de resolver la concesión de estas ayudas, con criterios cada vez más exigentes que ponen a las ampas bajo sospecha a ojos de la administración a la hora de solicitarlas.
Cabe decir, además, que esta concesión de ayudas es prácticamente la única actuación que realiza este organismo autonómico en materia de asociacionismo de madres y padres, pues a pesar de lo que se establece en el apartado 54.2 de la Ley de Educación de Extremadura, no se lleva a cabo desde la Administración autonómica ninguna actuación que fomente entre el profesorado ni en el conjunto de la comunidad educativa la necesidad de orientar a las familias para la adscripción y participación en las ampas, que sobreviven gracias a las cuotas de las familias asociadas y del esfuerzo compartido por las mismas, a pesar de la miseria del crédito autonómico dispuesto (no llega ni a los 90.000 euros para toda Extremadura) y de la racanería de la Junta a la hora de concederlo.