Mentiras ferroviarias
Así, para ilustrar tan descerebrada insistencia, en recientes declaraciones al más notable medio en papel de Extremadura y en calidad de Senador por Badajoz, alerta al común de la ciudadanía que entrar en Mérida demora el tiempo del trayecto en veinticinco minutos y hace inviable el uso del trazado, desde el punto de vista comercial.
Eso sí, lo hace como senador por Badajoz, con toda la apariencia de un guiño electoral al oeste fronterizo, barriendo para casa y haciendo un corte de mangas a Mérida, con toda la apariencia de una venganza siciliana, por la derrota, justa y ejemplar, que el pueblo le infligió en las municipales. Vamos, quitándose la careta y diciéndole a todos los emeritenses lo que de verdad le interesa a él, pues bien se ve a quiénes proclama Acedo que perderían esos exagerados veinticinco minutos. Lo pregona bien, para que se enteren los vecinos. Menudo alcalde tuvo esta ciudad, la misma persona que ahora la traiciona.
Otra perla es cuando dice que el asunto de la ubicación de la estación de Mérida “lo tiene que resolver el Ministerio, no los concejales, ni los jubilados”. Claro que entonces debería explicar las razones por las que, tras la publicación en el Boletín Oficial del Estado, el 5 de Enero de 2012, que situaba la estación junto al Ferial, se fue a Madrid, a maquinar lo de Esparragalejo, de tapadillo y con un anteproyecto de la Oficina Municipal de Urbanismo que nadie firmaba. Esto tiene tantos visos de sordidez en las intenciones que alguna vez nos enteraremos de las razones del enredo. Y las de de tanto empecinamiento para coger una linde que no comparte en Mérida prácticamente nadie.
Toda esta maquinación de Acedo y su obsesión con Esparragalejo está montada contra las propias cartas que la Historia ha otorgado a esta Ciudad, como centro de comunicaciones y nudo ferroviario. Alguna de sus justificaciones contra la ubicación en el borde de la ciudad, junto al Ferial, es tan irracional que su propia simpleza la desarma. ¿Cómo puede mantener Acedo que la estación junto al Ferial impide el desarrollo de la ciudad? Debe considerarnos necios, hasta el extremo de suponer que ignoramos que la barrera que impide la expansión de Mérida en ese frente es el Río Guadiana, no el ferrocarril. Así es que atentos a las jugadas que albergan mentiras y dinamitan los verdaderos intereses de la ciudad. Muchos mantenemos la certeza de que el ferrocarril en Mérida, mientras la torcida mano de Acedo siga manipulando su despropósito, se está convirtiendo en una insoportable pesadilla.