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Pacientes y familiares denuncian falta de control y recursos en un centro concertado con el SES en Mérida

Sillas de ruedas en uno de los pasillos de Casa Verde en Mérida

Sandra Moreno Quintanilla

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La mayoría de quienes llegan al Hospital Casaverde de Mérida lo hacen en una de las etapas más frágiles de su vida: después de un ictus, de una lesión medular o de una enfermedad neurológica que cambia por completo la rutina familiar. La esperanza es encontrar cuidados especializados y un acompañamiento humano capaz de sostener esa vulnerabilidad. Pero muchos familiares aseguran que, en lugar de tranquilidad, lo que encuentran es desorganización, falta de recursos y la angustia de no sentirse escuchados.

El hospital, gestionado por el Grupo Casaverde y concertado con el Servicio Extremeño de Salud (SES), está considerado un centro de referencia en rehabilitación neurológica y física. Sin embargo, pacientes y familiares denuncian falta de personal, recursos y control institucional. Mientras la dirección defiende la calidad de sus terapias y la profesionalidad del equipo, los testimonios recabados por elDiario.es Extremadura muestran una atención marcada por las carencias del día a día.

Falta de control y desorganización

“Lo que observé a nivel sanitario fue la existencia de poco personal y escasos recursos materiales”, resume María de los Milagros Lozano, cuyo marido estuvo ingresado con traqueotomía. “El cuidado de la traqueotomía deja mucho que desear: reúsan la misma sonda de aspiración durante semanas y no realizan limpieza del estoma de forma regular. Estaba siempre supurando”.

Los familiares coinciden en reclamar una mayor supervisión pública: “La Junta de Extremadura, a través de Sanidad, debería tener muchísimo más control sobre lo que se hace allí y cómo”, señala otro testimonio.

Además, describen problemas continuos en la transmisión de información entre turnos. “En los cambios ya no saben si uno tiene batido proteico indispensable o no, los familiares lo tenemos que volver a explicar. Quien dice batido dice medicación”, lamenta otra familia que reclama una mayor coordinación entre los distintos turnos “porque si no parece que allí nadie sabe y si no es por las familias que acompañan, todo sería mucho peor”.

Pacientes solos y atención insuficiente

Algunos testimonios aseguran que, en situaciones de empeoramiento, los pacientes pueden pasar largos periodos sin vigilancia directa. “Cuando están malos los dejan solos en habitaciones y solo van a verlos a la hora del cambio postural, sobre todo los fines de semana que se nota mucho que hay menos gente trabajando”, relata un familiar que acompaña allí a su hermano desde hace tres meses.

Carol Rodríguez afirma que su madre “ha podido morir en ese centro en varias ocasiones, una de ellas por atragantamiento —tres veces en el mismo día— y la última porque se arrancó la traqueotomía y nadie se dio en cuenta en toda la noche”.

Alimentación deficiente y precios abusivos

La alimentación es otro de los puntos más criticados. “La comida es malísima y la que ofrecen a los familiares, además de pagando, es penosa”, denuncia una usuaria. Durante la pasada Nochebuena, los acompañantes abonaron un precio “bien caro, para un menú malo y escaso”, dice Francisca.

Según otro testimonio, a pacientes que no podían comer sólidos se les servían purés elaborados a partir de polvos, justificando que “tenían todas las vitaminas”. La respuesta de algunos familiares fue tajante: “Pues eso, que se lo coman ellos, queremos comida hecha por una cocinera, porque además de nutritiva tiene que ser apetitosa”.

Respuesta de la dirección

Adrián de Paz, director de operaciones de Casaverde, aclara que ese sistema de alimentación ya no se utiliza: “Hace más de dos años que dejamos de ofrecer esos purés en polvo. Decidimos volver a la cocina tradicional, a la cazuela, y ahora utilizamos para las dietas túrmix, texturizadores, lo que nos permite preparar platos más agradables a la vista y al paladar, manteniendo todos los nutrientes necesarios. En su momento esos purés cumplían la función de garantizar el aporte nutricional, como hacen los batidos de los deportistas o la leche en polvo de los bebés, pero ahora podemos ofrecer una experiencia más natural y apetecible para los pacientes”.

Añade, además, De Paz un contexto más amplio sobre la satisfacción general de las personas usuarias: “El 99,9% de los casos de insatisfacción se deben a un ajuste de expectativas. Hay que tener en cuenta que trabajamos con un personal que viene asignado directamente por el Servicio Extremeño de Salud. Nuestra metodología es muy clara y está avalada por 178 reseñas, con una puntuación media de 4,1. Aun así, no nos quedamos solo con lo que aparece en Google —donde puede opinar cualquiera—, sino que realizamos un seguimiento más riguroso. Medimos la satisfacción de los usuarios en diferentes franjas, de manera monitorizada, aleatoria y anonimizada. En esas encuestas obtenemos un 70% de NPS (Net Promoter Score) que es un indicador muy exigente: a partir de 45 se considera excelente, y nosotros alcanzamos el 70%. Por eso, aunque pueda haber casos puntuales de personas insatisfechas, creemos que son comprensibles dentro del conjunto”.

Reconocimiento al esfuerzo del personal de base

Las críticas no alcanzan, sin embargo, apenas al equipo profesional asistencial. Al contrario, muchos testimonios destacan la implicación del personal sanitario y terapéutico. “Mi mayor agradecimiento va para ese equipo de profesionales —Alberto, Alba, Judith, Cristina, Gema— y auxiliares como María, Sandra, Almudena o Pablo. Sin vosotros, Casaverde no sería nada. Gracias por el cariño y la paciencia con mi padre”, escribió un familiar en Google Reviews hace unos meses.

Pese a ese compromiso personal, las carencias estructurales muchas veces limitan su labor. “El personal de enfermería hace lo que puede con lo que tiene. Las terapias están masificadas. En logopedia mi marido estaba con cuatro pacientes en una misma sesión”, detalla María de los Milagros Lozano.

Un centro privado con financiación pública

Este centro privado de media estancia se especializa en el cuidado de pacientes con daño cerebral adquirido, lesiones medulares y otras patologías neurológicas complejas. Desde 2012 funciona en concierto con el SES, lo que permite que pacientes derivados desde la sanidad pública sean tratados en sus instalaciones. Después de hablar con numerosas personas ususarias de este servicio queda la sensación de que Casaverde de Mérida combina luces y sombras: es un centro puntero en neurorrehabilitación, con equipos profesionales que logran importantes mejoras en los pacientes, pero acumula denuncias públicas de familiares y usuarios sobre la falta de recursos, la desorganización y la insuficiente supervisión institucional. La reclamación es clara: la concertación con fondos públicos no debe implicar un menor control ni una atención por debajo de los estándares exigidos en la sanidad pública.

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