“Cuando entiendan que las asesinan por ser mujeres, comprenderán qué es violencia de género”
Elisa Barrientos asume la cartera del Instituto de la Mujer de Extremadura consciente de que queda mucho por trabajar para una igualdad real entre hombres y mujeres.
Desde todos los ámbitos, desde el familiar hasta el laboral. Cree que hay que cambiar algunas políticas, pero también aplicar el término de la “corresponsabilidad”—empezando por nosotros mismos-- para que la igualdad sea algo más que una declaración de buenas intenciones.
Se acerca el 8 de marzo y recuerda que la efemérides recuerda a un grupo de mujeres que de manera valiente decidieron hacer una huelga. En esta fecha lanza un mensaje: “Sin mujeres no hay revolución. Con lo cual, sin la lucha feminista, esto no sería posible”.
-Los últimos datos aportados por el sindicato CCOO hablan de una brecha salarial que sigue aumentando en la región. Hay muchas mujeres que cobran menos de Salario Mínimo Interprofesional, están por debajo del umbral de la pobreza.
Tenemos personas asalariadas, ya no solo mujeres también hombres, asalariadas con empleo remunerado que están por debajo del umbral de la pobreza.
Cada vez que veo, leo o escucho, me indigno. No deja de ser aquellos años 40 de Extremadura, cuando trabajábamos de sol a sol. Por pan, techo y comida prácticamente. Trasladado al siglo XXI. No podemos permitirnos como sociedad tener ni trabajadores ni trabajadoras asalariados en el umbral de la pobreza. Es indignante y fracasaremos en la sociedad si esto sigue así.
Dentro de las mujeres, es mucho más indignante si tenemos en cuenta que en los años 2007 y 2008 la brecha salarial en Extremadura estaba siete puntos por debajo en la media nacional, y sin embargo en 2013 los datos muestran que estamos tres puntos por encima de la media.
Podemos concluir que las medidas que se han tomado no han hecho nada por paliar la discriminación que existe entre mujeres y hombres. Y menos a nivel salarial.
No estamos hablando de la nómina. Si tú vas a una empresa y ves una nómina, en el mismo puesto de trabajo vas a ver la misma cantidad numérica porque en caso contrario sería un delito. La brecha salarial es algo más profundo. Es por ejemplo que si sacamos 10 ofertas de trabajo, siete indefinidas y tres a media jornada, que los perores puestos tengan nombre de mujer y el resto de hombres“
La brecha salarial no deja de ser una muestra más de la desigualdad y de los estereotipos que tenemos. Las mujeres somos las grandes cuidadoras, tanto de mayores como de menores. Las mujeres tenemos las obligaciones domésticas, y eso no se ha superado.
-¿Hacia dónde tenemos que ir?
Hay un valor más profundo que es el que tenemos que trabajar, que es el de la corresponsabilidad.
Si tenemos un cien por cien de tareas que realizar en casa, y estamos dos personas. Se puede dar el caso de que yo (mujer) puedo hacer un 50 por ciento, y tú (hombre) un 25. Ese 25 que falta habrá que suplirlo, y lo que no podemos hacer es cargar a la otra persona con el 75.
Tenemos que repartirnos. Si me obligas a hacer el 75 por ciento y tú el 25, probablemente acabaré con un contrato de media jornada, y el varón con uno de 40 horas.
Se entiende que la disponibilidad de las mujeres es mucho menor que la de los hombres. Para que un hombre esté en una reunión, si hay menores y un hogar, la mujer de ese señor se tiene que quedar con los menores, para suplir lo que él no hace. El día que se quede el hombre en casa para que la mujer vaya a la reunión, estaremos avanzando. Es mucho más profundo, y se llama corresponsabilidad.
Tengamos en cuenta esa manía que tenemos de poner reuniones a las ocho de la tarde para tomar decisiones. En el medio urbano se van viendo cosas, pero en el medio rural es imposible, y tenemos que tener en cuenta que el 80 por ciento de la población está en el medio rural, de manera que el 80 por ciento de las mujeres no podemos acceder a algunos puestos. Ese suelo pegajoso, ese techo de cristal en el que nos manejamos, lo vamos sorteando como podemos.
-¿Habría que establecer políticas específicas para mujeres? ¿O planes de empleo específicos para mujeres?
No son políticas específicas para mujeres, sino políticas de empleo con perspectiva de género. Es mucho más que hacer políticas de empleo para mujeres.
Hay que gobernar para toda la ciudadanía, para mujeres y para hombres, aunque evidentemente facilitando que quien esté más discriminado, o sea más vulnerable, se le potencien unas condiciones para salir de esa vulnerabilidad y ponerse en la media. Por ejemplo, una mujer de etnia gitana y con una diversidad funcional será mucho más difícil que encuentre un empleo que una mujer que no sea de etnia gitana y que no tenga ninguna diversidad funcional.
Tendremos que hacer un plan de empleo que englobe a todo el mundo, para que la persona de etnia gitana y con diversidad funcional pueda acceder a los mismos niveles como mínimo que las mujeres que no sufren esa discriminación múltiple.
Ese ejemplo tan visual dentro de las mismas mujeres, es el que tenemos que hacer entre las mujeres y hombres. Si tenemos 36 puntos de desempleo femenino, y 26 puntos de empleo masculino, el desempleo lo sufren ambos sexos, pero las mujeres un diez por ciento más.Tendremos que tomar medidas para que al menos ambos sexos estén en el 26 por ciento.
-¿Con acción positiva?
Pues igual la acción positiva tampoco es la manera. Es ir más allá, es diseñar puestos de trabajo donde se tenga en cuenta no solo el horario y el sueldo. Es mucho más profundo. CCOO no defiende un plan de empleo femenino, y yo tampoco defiendo un plan de empleo femenino. Me niego, porque ya se ha hecho y ya tenemos 10 puntos de brecha salarial, y no funciona.
Gestionar de una manera para las mujeres y de otra manera para los hombres quiere decir que desde la misma administración estamos discriminando. Eso no se puede consentir de ninguna manera.
Se gobierna para mujeres y para hombres, teniendo especial incidencia en quien está más discriminado. Puede ser que haya dentro de las discriminaciones un varón con una discapacidad física, y sea el que esté sufriendo una discriminación.
-Los cuidados recaen sobre las mujeres. Y hay un momento en que ellas no tienen cobertura, o si cobran una pensión es inferior por no haber dedicado tantas horas a cotizar en la Seguridad Social.
El gran problema de la brecha salarial es a largo plazo, es que ellas tienen pensiones bastante menores, y con unos trabajos en los que algunas están en el umbral de la pobreza. Eso se puede transformar en pensiones no contributivas dentro de unos años.
Seguimos aumentando los niveles de pobreza a un ritmo bárbaro. Hay mujeres --y hombres también--, pero sobre todo mujeres con contratos de cuatro horas, aunque hacen ocho. Ya no solamente estamos cobrando menos, sino que desde el punto de vista empresarial estamos defraudando. Es un fraude de ley cotizar menos de lo que estás trabajando.
¿Cómo podemos solucionar eso? Pues hay que empezar desde las bases. Si el diseño de los puestos de trabajos es discriminatorio, eso necesariamente se traducirá en una brecha salarial.
Tenemos que cambiar la mentalidad, formarnos y estudiando esos estereotipos que tenemos, por el que se entiende que nosotras podemos dedicar menos tiempo a nuestra vida laboral que los varones.
Esa cultura empresarial en la que todo va en función del número de horas que eches, es incierto. Tenemos muchos países en Europa que trabajan seis horas al día, las famosas jornadas de las 30 horas semanales, y van fenomenal. Tenemos jornadas continuas que funcionan muy bien en otros países de Europa.
¿Y qué es lo que hay detrás? Pues un gobierno que favorece una conciliación que se basa en una corresponsabilidad, con lo cual mujeres y hombres comparten sus responsabilidades al cincuenta por ciento.
La igualdad no es más que eso, el cincuenta por ciento de los derechos y de las obligaciones, para un lado y para otro. No es un quítate tú, para ponerme yo.
-Teniendo en cuenta que las mujeres tienen que trabajar fuera y dentro de casa, que existe una brecha salarial, que ocupan menos cargos de responsabilidades... ¿no se podría considerar esto una forma de violencia de género?
La violencia económica es una de las formas de violencia de género. Además en todos los grandes estudios está considerada como tal.
Uno de los mayores inconvenientes que hay para salir de una situación de violencia de género, aparte de la psicológica (porque desafortunadamente la violencia de género no empieza con un guantazo), es la económica.
Es decir, vives dependiendo totalmente de un hombre. ¿Qué la brecha salarial incide? Pues sí. ¿Que los bajos salarios inciden en la violencia de género? Pues sí. ¿Qué llega un momento en que ya no te dejan salir de casa, y tu no vas ni a un empleo?
Pero la dependencia económica significa que la mujer te diga que no se puede separar porque no tienen dinero. ¿Y qué hacemos, tienen ayuda? Sí: 426 euros de renta activa de inserción o de ayuda autonómica que si tiene varios menores a su cargo puede llegar hasta los 800 euros…. Pero es una ayuda de nueve meses.
Las ayudas económicas directas proyectadas tienen una duración de tiempo. No te da tiempo.
Cuando empiezas una recuperación económica también tienes que hacer un itinerario social, y tienes incluso que adquirir de nuevo las habilidades sociales, algo tan básico en el ser humano. Hasta eso les quitan.
El problema de la violencia de género es algo mucho más profundo, que va mucho más allá del moratón y de la gota de sangre, y por desgracia, más allá de los asesinatos. Porque los asesinatos son la forma más brutal, la expresión más brutal, más asquerosa y más deleznable de la violencia de género, pero previo a eso estamos teniendo a mujeres muertas en vida.
-No piensas que en el caso de la renta básica, ¿habría que aplicar medidas positivas para que las cobren ellas, y no ellos en la familia, para evitar precisamente las situaciones que comentas?
Eso va a ser una gran pelea. Para un varón que pierde el empleo, y que tiene que solicitar la renta básica, a nivel de dignidad ya lo tiene todo perdido. Ese ego que tiene todo varón y le sale, y repercute mucho porque le avergüenza.
Sin embargo una mujer, como estamos acostumbradas a hacer lo que sea… hasta el punto que dicen que nacemos con un gen diferente (No es cierto, lo que pasa es que la sociedad y la evolución patriarcal en la que hemos evolucionado hace que no nos de vergüenza solicitar una renta básica).
En lo que comentas, dependiendo del caso yo se lo daría a las mujeres o a los hombres. Depende. En caso de familias que está la pareja junta, indistintamente para quien la reciba será para el hogar. Pero hay casos de parejas desestructuradas o parejas separadas que ella no tiene derecho a nada porque no ha cotizado, y él si tiene derecho a renta básica porque ha cotizado. Y ellos a veces ni siquiera colaboran con el mantenimiento de los hijos.
A lo mejor no es la renta básica, a quién se la das, sino contralar cómo se están utilizando esos fondos públicos. 426 euros es el 60% del salario Mínimo Interprofesional, cuando sabemos que se necesitan en torno a 700 euros para vivir.
Yo entiendo, y me molesta que un padre no cumpla con sus obligaciones de padre, insistentemente, cuando las mujeres hacen lo que sea para poner un plato de comida delante a sus hijos. Cualquier persona, hombre o mujer, con 426 euros no vive, lo que se hace es subsistir. Tendremos que trabajar para que no sea necesaria la renta básica, y que si es necesaria empecemos a utilizar indicadores sociales, en lugar de indicadores económicos.
Tenemos que avanzar un poco más en las políticas sociales dando un giro, porque si nos basamos solo en los datos del INE, son datos meramente numéricos, cuando poco a poco se va demostrando con esta crisis que de los números no es, que tenemos que buscar otra cosa.
¿Cuántas personas tenemos con algún tipo de prestación, y sin embargo estén trabajando sin estar cotizando? Porque evidentemente con esa prestación no se llega. Tendremos que tener un respeto por los fondos públicos, y la capacidad de que haya personas que no tengas que hacer eso para vivir hoy en día.
-La Junta impulsa la oferta de vivienda a víctimas de violencia de género
No es solo dar una llave o una prestación económica. Nos encontramos al llegar dos problemas. Cuando nos nombraron a la secretaria general de Vivienda y a mí --que teníamos una preocupación por las mujeres víctimas de la violencia de género--, los datos reflejaban que no se ha ayudado a las mujeres víctimas de la violencia a salir de la situación (durante el anterior Gobierno de Monago). También que hay algunas viviendas que antes tendrían que ser rehabilitadas, porque el parque móvil no estaba todo lo cuidado que fuera lo deseable, y que había un descontrol por parte del anterior gobierno de quién tenía esas viviendas y de qué uso le estaba dando.
Vimos que había que hacer primero lo urgente, y luego lo importante. Y lo urgente es que una mujer víctima de la violencia de género que necesite una vivienda no puede estar un año con su expediente de dirección general en dirección general.
Una vez que una mujer presenta una solicitud tenemos que encargarnos, como servicio público que somos, tanto servicios sociales de base como puntos de atención psicológica y las oficinas de igualdad, de hacer un informe de esa mujer. Que esté hecho en el menor tiempo posible para que una vez registrada toda la información que se necesita de esa señora, en un plazo máximo de un mes tenga una vivienda.
También vimos que había muchas mesas donde se decidía a quién se daba y a quién no con políticos y políticas interviniendo. Eso no puede ser, es una cuestión meramente técnica, con lo que políticos y políticas hemos salido de esas mesas.
No podemos caer en el error de: yo conozco a fulanita y no creo que lo merezca. Ahora en las mesas están empleados y empleadas públicos.
Además sin un informe de los servicios sociales de base y sin un seguimiento de esas mujeres, no habrá vivienda, porque una de las condiciones que se ha puesto es la no convivencia con el maltratador, y nos hemos encontrado casos de mujeres víctimas de violencia de género que han vuelto a la convivencia con el agresor. Si queremos que salgan, no podemos permitirles que caigan en el pozo en el que estaban.
Nos falta por amueblar los seis apartamentos de Cáceres y los otros seis de Plasencia, que se termine la obra de la Casa de Badajoz con diez viviendas, porque el parque de 22 viviendas del instituto, lo que ofrecen es una solución intermedia a la situación de violencia.
Para que aquellas que estén recuperadas, y que lo que necesitan es continuar con su itinerario de inserción sociolaboral le podamos dar viviendas como hasta ahora, con una aminoración del cien por cien o del 60; pero hay mujeres que no, que pasa de los espacios de acogida a la calle.
Hay mujeres que pueden salir del espacio de acogida y pueden no tener vivienda, pero otras que necesitan ese pequeño cordón umbilical para que vuelen, se recuperen para que vuelvan a ser las mujeres que eran antes de conocerlo a él.
-Ciudadanos propuso la asimetría penal en los casos de violencia tanto para mujeres como para hombres. ¿Qué opinas?
Ha dado un paso atrás, ha rectificado. Este proceso en el que estamos inmersos ha hecho que afortunadamente errores graves se corrijan. Sí es cierto que cuando escuché la palabra asimetría penal, si digo lo que pensé... (suena muy mal porque solo me salían tacos por la boca).
Lo que viene a decir la asimetría penal es lo que dicen todos los machistas sobre el tema de la violencia de género, pero con otra frase: Y es que existe la violencia de género para ambos sexos. Lo cuál no es cierto.
Si sabemos realmente lo que significa la violencia de género, no podemos afirmar de ninguna de las maneras que la asimetría penal, ni que hay violencia de género hacia los varones.
Que hay violencia de mujeres hacia los varones: por supuesto. Eso no se puede negar, pero no se llama violencia de género, se llama de otra manera. Puede que también dentro de la cultura patriarcal en la que nos movemos, porque asumimos roles diferentes dentro de la pareja, pero no es violencia de género.
Hay una diferencia, que es la fuerza física, y una mujer no tiene la misma fuerza física que un hombre. Por lo cual el miedo no puede ser el mismo, porque el miedo a la violencia de género es a que te den.
Lo que viene a decirnos esto es cuánto desconocimiento sobre la violencia de género hay en este país. Tenemos leyes que luchan contra la violencia, y partidos que afortunadamente lo ponen como prioridad y lo sitúan como problema de estado.
Pero aún en este país hay muchas personas que siguen sin comprender la problemática de la violencia de género, y se resume en que nos matan por el hecho de ser mujeres. Nos asesinan por el hecho de ser mujeres, y cuando se entienda eso, comenzarán a entender qué es la violencia de género.
Equipararlo con que a ellos también les pegan no tiene sentido ninguno. Es un desconocimiento muy profundo de un problema de estado.
-¿Piensas que la lucha feminista ha sido importante para la igualdad de género?
Sin mujeres no hay revolución. Con lo cual, sin la lucha feminista, esto no sería posible. El 8 de marzo, que lo tenemos a la vuelta de la esquina, es el día de la mujer trabajadora por una huelga que empezaron las mujeres en Estados Unidos.
Como decía una amiga: junta dos mujeres, y harás la revolución, harán que se cambie el mundo. Sin las mujeres en la lucha no se puede lograr nada, porque las reivindicaciones tienen que venir necesariamente de la sociedad. Se podrán hacer muchas cosas desde la administración, pero si la sociedad no está implicada en el tema… para cualquier cosa pero fundamentalmente para la igualdad y la violencia de género, sin una sociedad implicada no avanzaremos. Porque al final es un problema social, no es un problema de un gobierno en concreto.
Mi admiración para la lucha feminista, total, y mi agradecimiento personal como directora del instituto. Sin el movimiento feminista no sería posible.
De hecho hace 40 años no tenía el movimiento feminista la vigencia que tiene hoy, y gracias al movimiento feminista en 4 años hemos logrado una marcha nacional contra la violencia de género. Es decir, sacarle los colores a un gobierno que no ha hecho nada por paliar o evitar la violencia de género.
Se ha conseguido montar un tren de la libertad para parar una reforma de la ley del aborto, y eso fue la lucha feminista, la lucha de las mujeres. Ya hay sentencias que prohíben la custodia compartida o un régimen de visitas abierto a padres maltratadores. Y eso también es lucha feminista. Los grandes cambios de la sociedad en el aspecto de la igualad vienen de la mano de la lucha feminista.