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Monago, el jovencito izquierdista

Pablo Sánchez

A Monago le ha dado por hacer una campaña muy disfrazado. Que de entrada no está mal ni bien, que cada uno se disfraza de lo que le parece pertinente, incluso en carnaval. Como debe ser.

Pero a este hombre le ha dado por ponerse dos disfraces muy raros para él. Y que no le sientan bien.

Por una parte, gusta del disfraz de jovenzuelo dinámico, correr con un chándal pistacho y avanzar con poderosa zancada de acá para allá; y gusta además de abrazarse y hacerse fotos mil con músicos que llegan por aquí cobrando su visita a precio de oro y así en este plan. Ea, allá él con sus mocedades, lo único que debería mirar es lo traer a músicos que nos cuentan un ojo de la cara. Y también debería actualizar la letras del rap ese que le cantan porque son de un simple que atormentan y ni siquiera hablan de sus viajes a Canarias, ni de los cursos de formación que su directora de empleo encarga a su hermana, ni de la doble paga del Checa, ni de los 140.000 parados ni de otros asuntillos del día a día. Se le habrá olvidado. Ya se sabe que los jóvenes tienen la cabeza muy olvidadiza. Pero a los 50 tacos, hay cosas que no le sientan nada bien, digo yo.

A la espera de mensajes políticos de más enjundia, y de alguna idea, y de alguna definición ideológica que ya no es estilan, según el rap de Monago, nos quedan esas niñerías de las carreritas, los músicos, el curro de camas, los pactos con dios, el diablo y la vecina del sexto, y demás asuntos de tamaña importancia para amenizar las aburridas campañas electorales

Y luego a Monago también le viene dando por disfrazarse de izquierdista. Y, dicho sin acritud, tampoco le queda bien el disfraz, en serio. Es que en cuanto se mueve un poco ¡¡plaff¡ cierra los centros de salud de los pueblos más pobres; se mueve otro poco, y ¡¡plaff¡ regala libros de texto gratis a los niños ricos, si son familias numerosas como dios manda; da otro brinco y ¡¡¡cataplafff¡¡¡ deja al descubierto otro tajo en la educación pública… Y el disfraz de izquierdista se rompe, se moja y queda hecho unos zorros.

Que por eso digo que no le queda bien ese disfraz de rojillo, que no, que no le sienta nada bien aunque así se lo juren cada día sus colegas Escobar y Nogales, a los que tanto quiere. Y viceversa. Y mira que Escobar y Nogales son buenos con los disfraces, fíjate que toda la legislatura han estado brujuleando con rollitos izquierdista... Ya te digo.

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