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Los aeropuertos gallegos, perdidos en su eterna búsqueda de la “coordinación”

Aeropuerto de Lavacolla, en Santiago

David Lombao

Enésimo capítulo del bucle aeroportuario gallego. Los alcaldes de las tres ciudades con aeropuerto, la conselleira de Infraestructuras, el presidente del Clúster de Turismo de Galicia y el vicepresidente de las Cámaras de Comercio gallegas se han sentado a la misma mesa que la ministra de Fomento, el secretario de Estado de Fomento y el presidente de AENA. Se trataba de una reunión del Comité de Coordinación Aeroportuaria de Galicia y, paradójicamente, se celebraba en Madrid. Más de año y medio después de la último encuentro, este ha terminado prácticamente como había comenzado, excepto dos acuerdos de tipo técnico sobre la mejora de la “conectividad” entre las tres terminales mediante transporte público.

Tras semanas de acusaciones y también de algunas alertas localistas -el PP de A Coruña, por ejemplo, cargó contra el gobierno local por un supuesto “sometimiento” a Santiago- si en algo han coincidido los tres ayuntamientos implicados ha sido en lamentar que la Xunta opte por desligarse de la “coordinación” aeroportuaria, como ya había hecho antes de las elecciones municipales a pesar de manejar un “plan estratégico” sobre esta coordinación en el que había invertido 30.000 euros. Así, por ejemplo, el alcalde de Santiago, Martiño Noriega (Compostela Aberta), lamenta que el Gobierno gallego “se ponga de perfil” en vez de “premiar de alguna manera a los ayuntamientos que están dispuestos a cooperar, Santiago y A Coruña”.

“Si queremos tener una política aeroportuaria real en Galicia debe ser conjunta, por lo que pedimos al Gobierno gallego que asuma el papel de liderar y coordinar”, agrega el regidor coruñés, Xulio Ferreiro (Marea Atlántica). Mientras, para el alcalde de Vigo, Abel Caballero (PSOE), la intención de la Xunta es “cerrar el aeropuerto de Vigo”, voluntad que atribuye personalmente al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.

El debate de la “cooperación” y las ayudas

En este escenario, las llamadas a la “cooperación” han llegado, esencialmente, desde A Coruña y Santiago. Esa política, dice Ferreiro, debe ser la que guíe también la inversión pública en promoción: “Si es necesario gastar el dinero de los contribuyentes en políticas de promoción para atraer más vuelos y conexiones no hay otra manera que hacerlo de forma común y coordinada”, indica el regidor coruñés, en cuya opinión “no podemos ponernos a gastar dinero del vecindario en promocionar vuelos, en ocasiones con baja ocupación” ni “subvencionar compañías que lo único que hacen es beneficiarse de las guerras localistas”.

La “colaboración” en la que, afirma Noriega, han venido trabajando su gobierno y el coruñés debe servir para “rebajar las demandas de las aerolineas”. Cuando se habla de subvencionar vuelos, resalta, “no se deben tener en cuenta las cantidades totales, sino lo que suponen esas aportaciones en relación a los viajeros, porque las cifras hablan de que en Vigo se van a subvencionar billetes a 200 euros”, asegura.

A este respeto, Caballero -que tuvo que abandonar la reunión antes del final para no perder el avión de regreso- asegura que su propuesta es de “ayudas cero para todos”, siempre y cuando se “compense a Peinador por las que no ha recibido en los últimos años mientras sí lo hacían los aeropuertos de A Coruña, Santiago y Oporto”. “Critican las ayudas de Vigo, pero no dicen nada de las suyas”, censura el regidor vigués, quien se muestra “dispuesto a toda la cooperación, pero que nadie le pida a Vigo que paralice su despegue aeroportuario”. Desde su punto de vista, Ferreiro y Noriega critican su estrategia porque sus ayuntamientos no disponen de fondos para subvencionar aerolineas.

Oporto sigue líder

Mientras los alcaldes definen sus posturas, la Xunta no acaba de hacer lo propio y la ministra de Fomento, actualmente máxima responsable de las competencias aeroportuarias, reitera que “lo mejor para Galicia es la coordinación aeroportuaria entre todas las instituciones y la sociedad civil”, las cifras muestran que las disquisiciones aeroportuarias gallegas y la estrategia a tres bandas sigue teniendo un beneficiario esencial: el aeropuerto Sá Carneiro de Oporto, que en el primero semestre del año ha movido 3,6 millones de pasajeros mientras Lavacolla, Alvedro y Peinador han sumado entre los tres 1,8 millones, según datos del Instituto Nacional de Estadística de Portugal y de AENA.

Los datos de la primera mitad de 2015 van en la línea de los años anteriores, en los que la terminal portuense mostró un crecimiento sostenido mientras los aeropuertos gallegos perdían tráfico o lo sumaban muy ligeramente. Un vistazo a la última media década permite observar, por ejemplo, que el tráfico de los aeropuertos gallegos aumentó entre 2009 y 2011 un 8% mientras en Oporto el crecimiento era del 33%. Entre 2011 y 2013 los aeropuertos gallegos perdieron casi un 20% de su tráfico de pasajeros mientras el Sá Carnero seguía avanzando un 6%.

Este crecimiento sostenido de Oporto, referencia aeroportuaria también para muchas personas en Galicia, muestra el fracaso de la triple estrategia gallega. En el año 2009 la diferencia entre el tráfico de pasajeros gallego y el portuense era de poco más de 300.000 personas, con 4,1 millones en Galicia y 4,5 en Portugal. Los datos del último ejercicio completo, el 2014, indican que embarcaron y desembarcaron en el Sá Carneiro 6,9 millones de personas y, mientras, Lavacolla, Alvedro y Peinador, entre los tres, no pasaron de los 3,8 millones a pesar de crecer un 4,5% con respecto al año anterior.

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