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El extraño robo de dos presuntos cuadros de Edgar Degas en el Beverly Hills de las Rías Baixas

La pintura 'Danseuse au repos', de Edgar Degas.

Alfonso Pato

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La denuncia de un robo ha sacudido al mundo del arte en España recientemente. En un cuartel de la Guardia Civil en la provincia de Pontevedra se presentó hace unos días el propietario de una vivienda ubicada en Nigrán, de la que aseguró que han desaparecido dos obras del pintor Edgar Degas. Y nada más, solo los cuadros. La noticia ha sorprendido y desconcertado coleccionistas y expertos, no solo por la sustracción en sí, sino porque desconocían que hubiese en Galicia dos pinturas de este autor. Ni siquiera se sabe cuáles son, dado que no han trascendido los títulos ni el tipo de obra.

El denunciante dijo a los agentes que el valor es “incalculable”. Los responsables de la investigación confirman pocos detalles: creen que los ladrones entraron por una ventana del chalé aprovechando la ausencia de los propietarios y se llevaron las dos obras. Los trabajos, añade una fuente de la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra, están en marcha y no deben hablar de ellos.

“No teníamos ni idea de que podría haber algún Degas en Galicia. A mí me chocó mucho y me parece algo extraño”, resume la especialista en arte Paloma Alarcó, jefa de conservación de pintura moderna del Thyssen, el único museo de España que posee cuadros del pintor impresionista. En sus fondos figuran cuatro piezas y el museo maneja “bastante información de coleccionistas que pueden tener obra suya”. “Pero ni este coleccionista ni estas obras nos constaban”, recalca.

Edgar Degas (1834-1917) es, junto con Claude Monet o Auguste Renoir, uno de los considerados padres del impresionismo. Conocido sobre todo por su faceta de pintor, también realizó esculturas, grabados e incluso fotografía. Fascinado por el movimiento, sus piezas de delicadas bailarinas o de caballos de carreras han alcanzado elevadas valoraciones en los últimos años. En 2008 la casa de subastas Sotheby's adjudicó por casi 26 millones de euros su cuadro Bailarina en reposo, datado en 1879. En 2015 la escultura Pequeña bailarina de 14 años se vendió por más de 22 millones de euros.

No existen datos del tipo de obras robadas en la casa de Nigrán y en la denuncia se han descrito, según la Guardia Civil, simplemente como cuadros. La cotización cambia dependiendo de si es un cuadro, un grabado o un dibujo, según explica un miembro de una familia de coleccionistas de Vigo que prefiere no dar su nombre y que asegura que sondea habitualmente los canales de venta de arte: “Hace poco se vendía un grabado de Degas por unos 15.000 euros. En Uruguay se cerró la venta de un dibujo suyo por 187.000 euros. Varía bastante en función del formato”.

Añade que el caso de Nigrán le parece “raro”. “Por esta zona estamos al tanto los que nos movemos en el mundo del arte y estas obras eran desconocidas para nosotros”, añade. Apunta una hipótesis: que no sea un coleccionista, sino un inversor puntual que había decidido hacerse con dos Degas.

Tampoco ha trascendido la identidad del denunciante. Pero, por su lugar de residencia, se puede hacer una aproximación de su perfil. La casa donde fueron robados los cuadros está en la península de Monteferro, un enclave privilegiado con vistas a la villa de Baiona al sur y a las islas Cíes al norte. En la zona abundan los chalés y casas de gran tamaño que en las agencias inmobiliarias se anuncian por más de un millón de euros en algunos casos. “Aquí no vive cualquiera; le llamamos el Beverly Hills de las Rías Baixas”, dice con sorna un vecino de la localidad cercana de Panxón. Algunas de estas viviendas tienen seguridad privada vigilando las entradas principales en el exterior, pero no era el caso de la casa de la que desaparecieron los Degas.

No es la primera vez que el robo de obras del pintor salta a la primera plana de los periódicos. En el 2008 fue sonada la sustracción en Francia de Los figurantes cuando formaba parte de una exposición temporal en el Museo Cantini de Marsella. No hubo sospechosos del robo ni se volvió a saber del cuadro durante mucho tiempo. En 2018 en un control rutinario de la policía se encontró en un autobús una maleta con un cuadro que resultó ser el Degas sustraído casi 10 años antes. Ninguno de los pasajeros se identificó como propietario del equipaje y no hubo detenidos. Este suceso deja entrever un dato que influye en el atractivo de las pinturas de este autor para un robo, que es su tamaño. “Generalmente Degas ha pintado cuadros u obras de pequeño tamaño, más manejables y más fáciles de ocultar”, apunta la especialista Paloma Alarcó.

En otro caso mediático ocurrido en España, el robo en 2015 en Madrid de cinco cuadros de Francis Bacon, de los que han aparecido tres, intervino para la recuperación de las piezas el detective de arte Arthur Brand. Este holandés de 52 años tiene experiencia rastreando obras de arte robadas y ha localizado más de 200. Es experto en piezas expoliadas por los nazis después de la Segunda Guerra Mundial. Sus clientes son coleccionistas, museos y también Gobiernos.

En conversación con elDiario.es, Brand señala que está al tanto del robo de los supuestos cuadros de Degas en Nigrán y da contexto a las sustracciones de arte: “Existen dos posibilidades en el tipo de ladrones de arte: el ladrón vulgar que entra a robar lo que sea y el que busca algo concreto. Si son los primeros, tendrían un problema; si son los segundos, es que tienen un plan”. En este caso, lo único que el denunciante ha dicho que le falta son los cuadros. Cuando hay una estrategia trazada las alternativas suelen ser dos, que ya haya un comprador o pedir un rescate por las obras.

“El mercado negro no es tan grande como la gente piensa. Si una persona tiene dinero, ¿por qué va a comprar en el mercado negro si puede hacerlo directamente?”, plantea Brand, que apunta que “solo el propietario sabe cuánta gente conocía que él tenía estos Degas”. Hay una pregunta que el detective esquiva. Rechaza aclarar si el denunciante de Nigrán se ha puesto en contacto con él para que investigue el caso: “Esa es una pregunta que no puedo responder”.

Sobre cómo han podido llegar estos dos cuadros a una casa en un pueblo costero de Galicia, Paloma Alarcó considera que “sería muy difícil que hayan sido comprados en España”. Todas las obras de arte que entran o salen de España, deberían “en teoría”, hacerlo con un pasaporte del Ministerio de Cultura, que “debería estar informado y tenerlo en el listado de obras”, añade. Ese departamento del Gobierno central responde a través de un correo electrónico que “no existe una obligación legal de declarar la existencia de cualquier tipo de obra que se encuentre en España por el mero hecho de ser un autor concreto”. No ofrece más datos sobre si estas dos obras estaban registradas y asegura que, en cualquier caso, “existe una comunicación fluida en materia de patrimonio entre el Ministerio de Cultura y las fuerzas de seguridad, en este caso la Guardia Civil”.

En el mundo del arte, el robo es a menudo solo el inicio de una historia que se desarrollará probablemente en más entregas. El detective Arthur Brand recalca que “robar cuadros no es tan difícil, el problema es después venderlos”.

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