“Es una huelga política porque luchamos contra las políticas que nos empobrecen”
Convencido del éxito de la huelga general, José Antonio Gómez, secretario general de UGT-Galicia, recuerda que el paro “no debe ser sólo laboral, sino una movilización social”. Cree que hay motivos de sobra para secundarla e insta al Gobierno del PP a que “se agarre” a las enormes protestas ciudadanas para “romper con las máximas que impone la UE la la señora Merkel”. “La solidaridad de la que habla Alemania es falsa y tiene trampa; está haciendo un tremendo negocio a costa de otros países”, critica.
¿Cómo afronta UGT la próxima huelga general?
La afrontamos con mucha fuerza y con muchas ganas. No aceptamos que el desempleo, la rebaja salarial generalizada, la exclusión social o la eliminación de los servicios públicos sean la única salida para esta crisis. Esta es una crisis con un tremendo trasfondo ideológico que se ve claramente en las políticas de ajuste, de recorte y de austeridad, que condenan a la inmensa mayoría de los ciudadanos a un sacrificio insoportable e inútil. No olvidemos que tenemos ya más del 21% de la población bajo el umbral de la pobreza.
¿Hay más motivos que nunca para secundar el paro?
Hay un triple motivo. El primero, que todas las medidas aplicadas por el Gobierno se demuestran ineficaces para salir de la crisis. Se pretende reducir el déficit y crear nuevas bases para una reactivación económica sostenida, pero claro está que no se está reduciendo el déficit y que para nada hay nuevas bases para una reactivación económica sostenida. En segundo lugar, hay motivo porque se están atacando las bases de nuestro Estado de Bienestar y que constituyen la columna vertebral de un sistema de bienestar al que no deberían renunciar ni España ni Europa. Y tercero, hay más que motivos porque se está implantando todo esto a través de negociaciones opacas en el ámbito europeo y de medidas tomadas unilateralmente sin ningún tipo de negociación y siendo contrarias al programa con el que el PP se presentó a las elecciones generales.
¿Es un fraude a la ciudadanía?
Es especialmente censurable el incumplimiento que hace el PP de su palabra y de su compromiso y el desprecio que le tiene al diálogo. Esto de gobernar de forma autoritaria y a golpe de real decreto está produciendo una involución de nuestro modelo económico y social. Se desprecia la voluntad de la mayoría de los ciudadanos aplicando un programa que cada día es menos oculto.
¿Cree que los resultados electorales en Galicia cambian algo? ¿Suponen un apoyo a las políticas de ajuste del PP?
Para nada se pueden interpretar así. Efectivamente, el PP revalidó y amplió la mayoría absoluta, pero esto es tan verdad como que el 73% de los ciudadanos gallegos no apoyaron al PP. Nosotros nos dirigimos a estos descontentos, pero también a los votantes del PP que están sufriendo las consecuencias de esta crisis, para que secunden la huelga general. Hay una inmensa mayoría social en Galicia que rechaza las políticas llevadas a cabo por la derecha y así lo mostraron en las urnas. El aumento de la abstención, de los votos nulos y de los votos en blanco demuestran una desafección política de la ciudadanía y lo que nos preocupa de esto es que puede ser un caldo de cultivo para opciones más populistas y antidemocráticas que ya han surgido en otros países como Grecia.
¿Y no desanima el resultado desde la óptica sindical?
Para nada nos desanima el resultado electoral, pero lo que sí tenemos claro es que los partidos deberían hacer una reflexión profunda sobre ellos, especialmente los partidos que perdieron votos, como el PP, el PSdeG y el BNG. Deberían preguntarse por qué los pierden y a que se debe su alejamiento de los ciudadanos.
Galicia lideró las movilizaciones contra los recortes o las marchas de la última huelga general en el Estado, ¿prevén una respuesta semejante?
Estamos convencidos de que habrá una respuesta masiva, fuerte y contundente de los trabajadores y lo estamos comprobando todos los días en los centros de trabajo. Además, no estamos hablando sólo de una huelga en el ámbito laboral, sino que debe ser una movilización de tipo social. Todas las medidas que se están aplicando no afectan sólo a la clase trabajadora, sino al conjunto de la ciudadanía. A los trabajadores nos afectan en la doble condición que tenemos de trabajadores y de ciudadanos porque perdemos el puesto de trabajo o vemos como se reducen nuestras retribuciones. Incluso los propios despedidos sufren recortes en las prestaciones. La reforma laboral, la reforma de la negociación colectiva, la subida de impuestos, el deterioro de los servicios públicos... En definitiva, todas las reformas aplicadas por el Gobierno están creando más paro, pero también están creando más desconfianza en el conjunto de los ciudadanos. El paro provoca marginalidad, pobreza y desigualdad y eso afecta a toda la ciudadanía. De cara al 14 de noviembre, también es importante que la huelga general tenga el apoyo de la Confederación Europea de Sindicatos en una jornada de acción y solidaridad. Por primera vez se hará en un único día y en toda Europa y estamos convencidos de que Galicia será un baluarte dentro del conjunto de movilizaciones en el continente.
¿Cree que el éxito de la huelga general y una gran movilización podrían hacer reflexionar el PP sobre las políticas de recorte que está llevando a cabo?
El Gobierno debería agarrarse a las movilizaciones masivas para romper con las máximas de la UE y de la señora Merkel. El Ejecutivo tiene que dejar de ser un gobierno cobarde. No aceptamos esa máxima de que no hay solidaridad sin condicionalidad. Si algún estado fue solidario, ese fue España. Alemania comenzó su despegue económico allá por el 2000 también gracias a nuestra burbuja inmobiliaria, porque esta no precisaba sólo ladrillo, sino también bienes y equipaciones que importábamos de aquel país. Ahora Alemania continúa en una tremenda expansión gracias al diferencial de la prima de riesgo. Esa solidaridad de la que habla el Gobierno germano es falsa y tiene trampa. Alemania lleva ahorrados unos 80.000 millones de euros desde 2008 en deuda pública gracias al diferencial de intereses con la prima de riesgo respecto a España. Hasta ahora, aportó para el rescate 55.000 millones. Eso no es solidaridad porque le está saliendo a cuenta y le está resultando un tremendo negocio a costa de los países que ellos llaman periféricos. El Gobierno debería romper con la máxima que nos trata de imponer la derecha europea.
¿Qué opinión le merece la negativa de la CSI-F a apoyar la huelga general?
Nos parecen lamentable y no la entendemos. La CSI-F llevaba tiempo movilizándose con el resto de los sindicatos y debería tener en cuenta que las reformas están afectando también a los empleados públicos, a los funcionarios y al personal laboral. El Gobierno acaba de aprobar un reglamento que facilita aún más el despido de empleados públicos. No entendemos como un sindicato corporativo, que está prácticamente sólo para defender a los trabajadores públicos, no esté hoy por hoy con el conjunto de la mayoría sindical de este país y de Europa.
Critican lo que consideran una huelga política...
Me parece lamentable que critiquen la huelga por considerarla política. Nosotros lo que decimos claramente es que es la política la que está provocando este deterioro social que estamos sufriendo, la política es la que nos aplica esta reforma laboral, esta reforma de la negociación colectiva y este deterioro de los servicios públicos y de la educación o la desaparición de la dependencia. Si es eso a lo que se refieren, claro que es política porque estamos luchando contra las políticas que empobrecen a los ciudadanos y que nos llevan a la marginalidad social. Creemos que el CSI-F debería estar apoyando esta huelga, pero allá ellos, ellos sabrán lo que hacen. No sé muy bien si defienden sus intereses o los de los trabajadores. Nosotros seguiremos unidos en esta mayoría sindical, la que formamos UGT, CCOO y la CIG, que somos realmente los que estamos en todos los centros de trabajo defendiendo al conjunto de los trabajadores del país.
Una unidad que parece ya asentada, ¿no?
Es fundamental. La unidad del movimiento sindical en Galicia, España y Europa indica el grado de madurez y responsabilidad que tenemos las centrales hoy por hoy. Estamos siendo capaces de alejar aquellas diferencias que tenemos y sobreponer todo aquello que nos une, que en este contexto es claramente muy superior a lo que nos separa.