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Sólo uno de los cinco exconselleiros que Feijóo presentaba a las municipales mejora resultados, pero no gobernará

Beatriz Mato y José Manuel Rey Varela, candidatos del PP en A Coruña y Ferrol, cuando eran conselleiros de Feijóo

David Reinero

A pesar de elogiar constantemente la estabilidad de su propio Gobierno, hace medio año Feijóo cambiaba nuevamente su composición y convertía a dos de sus conselleiros en candidatos a alcalde. El propio presidente admitía que la operación empeoraba a la Xunta, pero lo justificaba como un sacrificio personal para mejorar ciudades gallegas que consideraba desgobernadas por la izquierda. Medio año después, ni ellos ni los otros tres conselleiros que ya había sacrificado previamente el presidente gallego como candidatos locales y que ahora lo volvían a intentar, apoyados con proyección mediática desde la propia Xunta, han conseguido su objetivo de gobernar y sólo uno, José Manuel Rey Varela en Ferrol, ha mejorado resultados. Feijóo fracasa así nuevamente con la mayoría de sus apuestas más personales para estos comicios y con operaciones que ahora debilitan al PP también en varios ayuntamientos que deja de controlar.

El primero de sus conselleiros que Feijóo sacrificó para intentar mantener el poder en una de las siete grandes ciudades gallegas fue en 2014 Agustín Hernández, entonces titular de Medio Ambiente e Infraestructuras que a pesar de ser el último de la lista en Santiago en las elecciones previas de 2011 se tuvo que hacer cargo de la alcaldía tras la imputación de buena parte del gobierno local tras un mandato de mayoría absoluta popular marcado por los escándalos. Hernández gobernó menos de un año y fue candidato en las elecciones de 2015, pero con él el PP bajó de 13 a 9 concejales, superado por Compostela Aberta. Ahora Feijóo mantuvo nuevamente la confianza en él y el resultado ha sido la pérdida de otro concejal y ser adelantado por el PSdeG con los peores resultados de la historia del PP en la capital gallega.

En 2015 Feijóo decidió sacrificar otros dos conselleiros, sus entonces titulares de Educación, Jesús Vázquez, y Hacienda, Elena Muñoz, para intentar hacerse con las alcaldías de Ourense y Vigo. Sólo el primero lo logró, en minoría, pero ahora baja de 10 a 7 concejales y sólo un improbable pacto con la formación independiente Democracia Ourensana le permitiría gobernar por delante de los socialistas, que fueron la fuerza más votada. En Vigo Muñoz ya había empeorado en 2015 los resultados previos del PP y ahora lo hace aún más, bajando de 7 a 4 concejales y apenas el 14% de los votos arrasada por la mayoría absoluta de Abel Caballero.

Tras esos tres casos, hace medio año Feijóo decidió prescindir también de los conselleiros de Política Social, José Manuel Rey Varela, y Medio Ambiente, Beatriz Mato, para intentar que el primero recuperase la alcaldía de Ferrol que ya había ocupado y la segunda intentase tumbar a la Marea Atlántica. “Me reafirmo en que si por mí fuese no cambiaría la Xunta”, dijo Feijóo entonces, evidenciando que según él el sacrificio que hacía para intentar conseguir esas alcaldías estaba empeorando su propio Gobierno. Ahora Mato acaba de perder un escaño y deja la alcaldía de A Coruña en manos del PSdeG mientras que Rey Varela ha sido el más votado en Ferrol, ganando un escaño, pero sin obtener mayoría suficiente para impedir otra alcaldía socialista.

Tras perder en 2015 la alcaldía de Ferrol, Rey Varela fue reubicado a finales de aquel año en la Xunta como conselleiro en la más amplia remodelación del Gobierno gallego realizada por Feijóo. Además del ferrolano derrotado, el presidente dio entrada entonces como conselleiros a dos exitosos alcaldes que venían de obtener mayorías absolutas: dio Sanidad al regidor de Baiona (Pontevedra), Jesús Vázquez Almuiña, y Medio Rural a la de Melide (A Coruña), Ángeles Vázquez, que fueron sustituidos en esas dos villas por sus segundos: Ángel Rodal Almuiña, primo del conselleiro, y Dalia García, a la que la propia Xunta promocionó en esta campaña electoral. Pero ninguno de los dos ha sido capaz de consolidarse en estos tres años y medio y tanto en Baiona como en Melide los populares acaban de perder sus mayorías absolutas.

La mano de Feijóo también está por detrás de otra derrota municipal, la de Verín, donde el PP ya no gobernaba pero cuyo candidato, Juan Manuel Jiménez Morán, que ya había sido alcalde entre 1995 y 2004 y de 2007 a 2015, acaba de empeorar aún más los resultados bajando del 38% al 23% de los votos. Jiménez Morán fue la apuesta de Feijóo para intentar en 2010 quitarle el control del PP de la provincia de Ourense a los Baltar, pero no lo logró. El simple hecho de que pudiera volver a presentarse en Verín a pesar de su enfrentamiento con la dirección provincial evidencia que contaba con la protección personal de Feijóo, que lo viene compensando también desde 2011 con un puesto de senador por designación autonómica.

Otra de las apuestas personales de Feijóo de los últimos años que pudo evaluarse en estas elecciones municipales sí ha resultado positiva para los intereses populares. El presidente viene esforzándose por lograr fusiones de ayuntamientos e igual que hizo en 2013 con los coruñeses de Oza y Cesuras, cuya ciudadanía siguió apoyando mayoritariamente al PP en las municipales de 2015, en 2016 impulsó la unión de los pontevedreses de Cerdedo y Cotobade. En estas primeras elecciones municipales desde esa fusión el PP ha obtenido un número similar de votos a los que sumaba antes en los dos ayuntamientos, unos 2.500, mientras que el PSdeG que antes sumaba cerca de 1.200 ahora queda por debajo de los mil. La fusión y suma de votos sí permite que ahora entre en la nueva Corporación fusionada el BNG con un edil.

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