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El PP se niega a retirar los homenajes franquistas de las calles de uno de los principales ayuntamientos bajo su mando en Galicia

Casa consistorial de Ribeira (A Coruña)

Daniel Salgado

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El mismo día en que la Consellería de Cultura daba un tímido pero significativo giro en sus políticas de memoria democrática, el Partido Popular de Ribeira mantenía las esencias de la derecha y se negaba a retirar honras y reconcimientos a destacados franquistas. Por la mañana, una nota del departamento de Román Rodríguez anunciaba que recibiría algo más de 100.000 euros del Gobierno central para la “localización de fosas” con asesinados en la Guerra Civil. Por la tarde noche, su grupo, el principal en Ribeira (A Coruña), uno de los mayores ayuntamientos gobernados por el PP, rechazaba una iniciativa del BNG para cumplir la Ley de Memoria Histórica.

Los populares mantienen así los homenajes del callejero ribeirense a personajes que se significaron por su oposición a las libertades. Es el caso de la avenida Miguel Rodríguez Bautista, que conmemora la vida y obra del que fue jefe local de Falange y alcalde de la localidad entre 1941 y 1959. O la calle Diego Delicado, dedicada a quien formara parte de la corporación municipal de A Coruña durante la represión de los trabajadores en aquella administración. Delicado mantenía su nombre en un instituto coruñés, pero fue substituido por el del pintor Urbano Lugrís. Fue la Consellería de Educación de una Xunta presidida por Fraga Iribarne la que aceptó el cambio.

Además, el Bloque también reclamaba que se les retirase la condición de hijos adoptivos del lugar, aprobada por el gobierno local en julio de 1952, a los golpistas Fernando Suárez de Tangil y Angulo y José María Rivero de Aguilar Otero. El primero, implicado en la rama del levantamiento del 36 dirigida por el general Mola, fue después director de la Cruz Roja franquista, ministro y presidente del Consejo de Estado. El segundo, militar conspirador contra la II República, hermano del fiscal que acusó al galleguista Alexandre Bóveda, director de Renfe en 1944 y alto cargo de Obras Públicas, fue hombre de confianza de Súarez de Tangil.

Para el BNG, la postura final del Partido Popular -a la que sumó el Partido Barbanza Independiente, escisión por la derecha de los populares y que cuenta con siete ediles- en contra de restituir la memoria de Ribeira es “un insulto a la democracia”. Los nacionalistas habían propuesto nombres alternativos, como Avenida das Heroínas de Sálvora, Rúa Xosé Neira Vilas o Praza de Vigo, pero el acuerdo no fue posible. “Las intervenciones del alcalde Manuel Ruiz Rivas y la portavoz del PP, María Sampedro, han blanqueado el fascismo y denotan complicidad con sus actos atroces”, denunció el concejal del BNG Xosé Vázquez Cobas.

Aunque en un principio la formación de derechas pareció abierta a pactar algún punto de la iniciativa, finalmente se echó atrás y rechazó la propuesta del Bloque. Incluso una asociación de empresarios de la villa emitió un insólito comunicado en contra de la misma. Partido Socialista y Suma Ribeira la respaldaron. Los nacionalistas recuerdan que en Ribeira más de cien personas sufrieron directamente la violencia fascista: 20 fueron fusiladas, paseadas ou aniquiladas en campos nazis, 67 procesadas, 39 presas y 38 detenidas.

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