El PP se niega a incluir el feminicidio en la legislación: “¿Qué más da cómo le llamemos?”
El debate planteado este miércoles en el Parlamento de Galicia era de los poco habituales. No buscaba una crítica frontal contra el Gobierno ni tampoco exigía resultados tangibles de manera inmediata. Fue formulado por la portavoz del BNG en materia de igualdad, Carme Adán, con la intención de que “nos detengamos un momento, pensemos y valoremos si debemos ampliar la legislación” en materia de lucha contra la violencia machista. Lo hacía con una propuesta “controvertida, no lo voy a negar”, como es la inclusión del término “feminicidio” en las leyes ya vigentes en la materia, una propuesta que no tendrá recorrido, toda vez que el grupo que sustenta al Gobierno, el PP, anunció su voto negativo por considerar irrelevante la inclusión o no del término.
“Ante la gravedad y magnitud del problema -señalaba la exposición de motivos de la iniciativa a debate- consideramos necesaria la inclusión del término feminicidio como forma de terror propia que sufren las mujeres sólo por cuestión de género”. “Lo que no se nombra no existe”, evidenció Adán desde la tribuna, e igual que “la violencia contra las mujeres fue silenciada” mientras “no existieron categorías ni términos para describirla”, este avance podría ayudar a evidenciar que este tipo de agresiones no son “un problema biológico”, sino fruto de una “construcción social a la que llegamos después de un largo proceso de aprendizaje”.
Aportar a las leyes esta “nueva categoría lingüística y jurídica”, argumenta la parlamentaria del Bloque, debería ser la base para que, tanto en Galicia como en el Estado, se pudiera elaborar un “estatuto de las víctimas del feminicidio” que corrigiera los defectos del estatuto de las víctimas incorporado recientemente a la legislación estatal, el cual “desarrolla un ámbito subjetivo para el concepto general de víctima que deja fuera a las víctimas de la violencia de género”. Ellas, resalta, son “las únicas que se avergüenzan de ser víctimas, que no quieren decirlo porque es reconocer un fracaso vital” y las leyes deben ampararlas de una manera específica.
Aunque con diversos matices -el PSdeG, por ejemplo, reclamaba agregar a la iniciativa referencias al cumplimiento y dotación presupuestaria de las leyes vigentes-, el resto de la oposición apoyó la iniciativa del BNG. “No les tenemos miedo a las palabras ni a los debates”, señaló la socialista Carmen Gallego, en un contexto en el que para la portavoz de AGE, Eva Solla, esta proposición podría servir para proteger también “a los niños y niñas y a otras personas” del entorno de las mujeres “asesinadas por los machistas”. “No solo hacen falta lamentos y lazos morados y negros, ¡nos queremos vivas!”, señaló hacia las bancadas del PP.
“El PP siempre ha estado al lado de las víctimas de violencia de género, eso es lo que tiene que quedar claro”, comenzó la diputada popular Marisol Díaz. A juicio de la conservadora “no debemos perder el tiempo en términos ni conceptos que nada vayan a añadir a la protección” de las víctimas. “Dejemos el concepto para el trabajo en comisión”, dice, en referencia a la comisión de estudio en materia de igualdad que funciona en la Cámara.
Desde el punto de vista de los populares, más allá de lo “jurídicamente controvertido” que resulta el término feminicidio, “en la calle, a la víctima de violencia de género no le importa mucho cómo le llamemos a este problema que están padeciendo”. “Estamos hablando de conceptos como feminicidio, violencia de género, violencia machista... ¿Qué más da?”, se pregunta Díaz, para quien “lo que hay es que solucionar el problema, que no haya ninguna muerte más”, esto es, “avanzar, no pararnos en conceptos” que “no aportan nada diferente”.
“No da igual”, replicó Carme Adán. “Las palabras tienen significado, y los límites de nuestro mundo son los límites de nuestro lenguaje”. Lo mismo que “cuando la violencia era doméstica no existía capacidad jurídica para intervenir” en las agresiones machistas, “no es lo mismo” que se pueda llegar a asociar la violencia de género “a los celos” de una pareja, por ejemplo, que si la ley la considera como parte de la sumisión“ de las mujeres. La propuesta, finalmente, no fue aprobada.