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El recorte de Feijóo al Parlamento, inocuo para el reparto de cargos en el PP

Feijóo, con la presidenta del Parlamento de Galicia

David Lombao

El presidente asegura haberlo decidido. Con o sin compañía, el PP recortará en solitario el Parlamento y lo dejará en 61 escaños, 14 menos que en la actualidad. Mientras la oposición intenta, partiendo del rechazo frontal al recorte, unificar criterios sobre una reforma electoral alternativa, los conservadores se centran en administrar los tiempos para pasarle la tijera al legislativo en el momento que consideren más oportuno. En palabras de la portavoz popular, Paula Prado, el actual será el último Parlamento gallego compuesto por 75 diputados y diputadas. Pero, ¿cómo sería la actual Cámara si Feijóo hubiera aplicado su polémica reforma justo cuando la lanzó, esto es, antes de las elecciones de 2012?

Con los resultados electorales del 21-O el PP tendría, como tiene ahora, la mayoría absoluta, con 33 escaños frente a 14 del PSdeG, 8 de AGE y 6 del BNG. Esto implicaría, por lo tanto, que ocho miembros de las candidaturas del PP que obtuvieron escaño en 2012 no lo tendrían y lo mismo acontecería con cuatro representantes del PSdeG y con sendos miembros de Alternativa y del Bloque. No obstante, el efecto sería bien diferente en las filas del partido del gobierno y en la de las fuerzas de la oposición.

Desde el inicio de la legislatura, el legislativo ha experimentado doce cambios en su configuración, 11 por substituciones en el PP y una, en AGE. Todos los cambios en los escaños del PP se han producido por la renuncia de diputados y diputadas a su acta para ocupar cargos en el Gobierno gallego, comenzando por las conselleiras Beatriz Mato, Rosa Quintana y Elena Muñoz y continuando por otros altos cargos como Belén do Campo, Raquel Arias o José Manuel Cores, delegados territoriales de la Xunta, Álvaro Pérez, secretario general del gabinete del presidente, Susana López Abella, secretaria general de Igualdad, Antonio Rodríguez Miranda, secretario general de Emigración, Nava Castro, responsable de Turismo de Galicia o Alberto Pazos, nuevo director general de Administración Local.

Este movimiento del banco conservador ha implicado, por lo tanto, que hasta once personas que no fueron elegidas en los comicios hayan accedido al Parlamento a causa de los corrimientos de lista. Si el Parlamento fuera recortado, todos estos miembros del PP podrían seguir desempeñando un cargo político, ya fuera en el Gobierno o en el legislativo. Mientras, el PSdeG dejaría de contar con los diputados Marisol Soneira, Vicente Docasar, Carmen Acuña y Manuel Gallego, AGE se quedaría sin Xabier Ron y el BNG, sin Montse Prado.

Los escaños en A Coruña y Pontevedra, aun más 'caros'

En un contexto de nula repercusión del recorte en lo referido a la asignación de cargos en el seno del PP, lo que sí variaría notablemente es la representatividad de las cuatro circunscripciones electorales gallegas, cuyo territorio coincide con el de las provincias. Con 75 diputados y diputadas, A Coruña tiene un escaño por cada 45.348 electores y electoras, Lugo uno por cada 23.385, en Ourense a cada escaño le corresponden 25.991 miembros del censo y en Pontevedra la ratio llega a 40.615 electores y electoras por escaño.

Con la reforma que promueve el PP, A Coruña pasaría de elegir 24 escaños a quedarse con 19, uno para cada 57.282 integrantes del censo y Pontevedra, que pasaría de 22 a 17 escaños, tendría un representante político para cada 52.561 personas. Mientras, en Lugo cada uno de sus 13 escaños –actualmente elige 15– sería, de promedio, la voz de 26.983 personas y en Ourense cada asiento en el Parlamento sería equivalente a 30.323 personas, ya que sus 14 escaños actuales pasarían a 12.

Esta descompensación entre las provincias atlánticas y las interiores se debe, esencialmente, al mínimo de 10 escaños que las actuales reglas del juego le asignan a cada circunscripción, en las que después se suman 35 teniendo en cuenta las cifras de población. Si el PP deja inmóvil ese mínimo, los escaños a repartir por población serían solo 21 y la sobrerrepresentación de los tradicionales graneros de votos de la derecha tendería a crecer.

Simulación del Parlamento gallego con 61 diputados

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