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Vence coge el timón del BNG para “recuperar el pulso” y buscar un “Estado propio”

La militancia del BNG refrenda la gestión encabezada por Guillerme Vázquez con el 86,18% de los votos

David Lombao

A mediados de 2009 el BNG, aún noqueado por la abrupta salida de la Xunta, trabajaba en su candidatura para las elecciones europeas. Sobre la mesa estaban, esencialmente, dos nombres: el de la actual eurodiputada Ana Miranda y el del economista Xavier Vence, quien optó por dar un paso atrás y cerrar simbólicamente la lista. De prestigioso currículo académico y con una larga trayectoria en el apoyo al nacionalismo y, sobre todo, al BNG, el profesor optaba por no dar el salto a los focos de lo que se da en llamar política activa. Este domingo Vence culminó el movimiento exactamente contrario. Del pequeño paso atrás de hace unos años pasa a dar un paso adelante sensiblemente mayor y más arriesgado: liderar el Bloque en el que, probablemente, es el momento más comprometido de su historia.

La XIV Asamblea Nacional de la formación frentista lo nombró, con el 96% de los votos, portavoz nacional “en un contexto de reveses electorales, de zozobra”. “No esperaba verme en este compromiso”, ironizó ante el plenario antes de disponerse a intentar “recuperar el pulso” de la organización y un reto que parece aún más ambicioso, trabajar por un “Estado propio” para Galicia. “No vamos a ser más los del no”, aseguró el nuevo líder nacionalista en un largo discurso de tono marcadamente académico. “España desapareció con la peseta” y, “como todos los imperialistas fracasados”, los dirigentes estatales “intentan recentralizarlo todo”. “Si ellos rompen el modelo autonómico no nos vamos a limitar a criticarlo”, sino que “vamos a formular nuestra propuesta en positivo”, a saber: “soberanía, derecho a decidir” y, en última instancia la referida consecución del Estado.

Esta clarificación del horizonte estratégico del Bloque no es para Vence “ninguna deriva soberanista”, dado que el nacionalismo gallego apuesta por la soberanía “desde la Asamblea Nacionalista de Lugo de 1918”, recuerda. No obstante, considera que “el verdadero peligro para una fuerza nacionalista sería entrar en una deriva autonomista” y el BNG “nunca fue autonomista, nunca lo fuimos y nunca lo seremos”, lo que no implica que no defienda las instituciones autonómicas. “Somos los únicos”, afirma, ya que “los demás sólo las ocupan”.

No apelar a la soberanía “en vano”

Pero Vence apela irónicamente a no pronunciar la reclamación soberanista “en vano”, ya que “todos los que estamos aquí sabemos que hay una diferencia fundamental entre la geometría y la política: la distancia más corta casi nunca es una línea recta”. Echando mano de citas habitualmente ajenas al discurso público, el líder del Bloque parafrasea a Lenin para ilustrar que a los nacionalistas les corresponde ir “paso a paso y sólo un pasito por delante del pueblo” y por eso hay que apelar a la soberanía “sólo cuando venga al caso”, “llamando en el alma del pueblo hasta crear un estado de opinión revolucionario”, citó a Castelao.

Esta “hoja de ruta”, un “reto enorme”, “inmenso”, no debe realizarlo el Bloque en solitario, a juicio del nuevo portavoz nacional. Bien al contrario, dice, el BNG debe participar de un “movimiento social multicolor por la soberanía, en el que una parte de los militantes del BNG participarán mano con mano” junto a “todas las organizaciones políticas, sindicales, sociales, feministas, estudiantiles, vecinales...”, un “proceso capilar de debate sobre las ventajas de la soberanía, cada uno con su perfil”. “No se trata de abrir escuelas de filosofía en todas las parroquias”, advierte, sino de comenzar “una andadura de largo recorrido que vaya alimentando la conciencia nacional”. “No hacerlo en los últimos años hace que el país esté como está”, afirma.

¿Y, qué papel juegan esta estrategia las demás fuerzas nacionalistas? Hace falta, desde su óptica, “convencer a cierto nacionalismo de que la soberanía no es un asunto meramente cultural, lingüístico o identitario”. “No faltan tampoco los que se apuntan al discurso de que este es un momento excepcional y que no debemos de hablar de soberanía”, sino de “contradicción izquierda y derecha”. “Yo les pregunto la estos amigos: ¿cuál es el espacio en el que nos queremos enfrentar y derrotar a la derecha? Alemania, Estados Unidos?”. “El trotskismo mal asimilado hace estragos”, concluye.

Así y todo, y a pesar de a las hostilidades que aún persisten, Vence considera que el camino soberanista debe ser compartido “con todas las fuerzas nacionalistas” mientras el BNG intenta convertirse “en una fuerza decisiva en este país a todos los niveles”. Esto sólo lo hará si “cambia los estilos, los modelos” y sus miembros se disponen a “abrir el corazón” en un “ejercicio diario de pensar en lo que nos une”. “El futuro es del BNG”, auguró Vence para cerrar, cincuenta y cuatro minutos después, su discurso al grito de “viva Galiza ceibe e popular”. El plenario respondió con intensos aplausos y, por primera vez en mucho tiempo, los gritos de “BNG, BNG” se combinaron con los de “independencia”.

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