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La Xunta amplía en siete dolencias las garantías de plazo máximo en la sanidad de las que excluye a miles de gallegos

El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, durante la rueda de prensa del Consello.

Beatriz Muñoz

9 de noviembre de 2023 17:56 h

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En la sanidad pública gallega solo algo más de un centenar de patologías tienen garantizados unos tiempos máximos de espera para que los pacientes sean atendidos. Son sobre todo enfermedades oncológicas, de corazón y vasculares. La Xunta acaba de anunciar que añade otras siete a la lista, también graves. El resto de enfermos van a continuar sin una garantía de que su caso va a ser tratado en un plazo máximo de tiempo, una situación que deriva de un cambio normativo que introdujo en 2017 el equipo entonces presidido por Alberto Núñez Feijóo.

Hasta finales de aquel año estaba en vigor en Galicia un decreto de 2005 que establecía de forma general que “el tiempo máximo de espera estructural en las intervenciones quirúrgicas será de 180 días naturales”, es decir, seis meses. Con el cambio de 2017, esa referencia a los 180 días desaparece y, a cambio, aparecen tiempos recortados -de 60 días para las operaciones-, pero solo para un centenar de patologías graves. A los casos de cáncer, problemas coronarios y vasculares, desprendimientos de retina e hidrocefalia a los que la Xunta decidió tratar con más rapidez se suman ahora la neoplasia maligna de útero, la displasia de cuello uterino y la displasia vulvar leve y moderada. También cuatro tipos de linfomas (de Hodking, folicular, no folicular y de células T/NK maduras). En estos casos, la sanidad se compromete a que las pruebas diagnósticas y la atención de un especialista llegarán en menos de 45 días y la operación, en menos de 60.

Preguntado sobre si su gobierno tiene previsto hacer algún otro cambio para recuperar las garantías de tiempos máximos para el resto de pacientes, el presidente gallego, Alfonso Rueda, descartó esa vía y se limitó a asegurar que esto “no quiere decir que las otras patologías no sean atendidas, pero no con esos compromisos”. Ahora se añaden siete a ese grupo por una cuestión de “ser realistas y serios”, dijo. Con las nuevas incorporaciones son 115 las dolencias con compromiso de atención en un tiempo determinado.

Las denuncias de demoras prolongadas en la sanidad pública gallega, cuyas listas estructurales no han recuperado los niveles prepandemia todavía, se suceden. Es el caso de un hombre de Ferrol diagnosticado con una enfermedad neurodegenerativa que tuvo que esperar casi 15 meses a que le hiciesen una de las pruebas que encargó su neurólogo -una resonancia de columna-, sin la cual no podía concertar una cita con este especialista para evaluar el avance de la enfermedad ni conocer qué perspectivas tiene.

Rueda explicó que se extienden las garantías de tiempos máximos también a las vías rápidas para primeras consultas externas hospitalarias de cáncer de endometrio y de oncohematología, para las que aún no operaba este compromiso.

En la comparecencia posterior al Consello de la Xunta, Rueda recordó que el decreto que regula estos tiempos máximos de espera prevé que, si la sanidad pública no puede garantizarlos, se ofrece al paciente ir a la privada. No obstante, apuntó que, desde que se aplica esta normativa, todos los pacientes a los que afecta fueron atendidos en la pública. Lo que no explicó es que, cuando el enfermo rechaza ser derivado a un centro privado, pierde las garantías y pasa a una lista de espera no estructural, mucho más opaca.

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