La portada de mañana
Acceder
La izquierda busca reconstruirse ante el nuevo ciclo político
El PP de Ayuso bloquea la investigación de los negocios de su pareja
Opinión - 'Un español cuenta algo muy sorprendente', por Isaac Rosa

Cómo lograr que tu gatito no te muerda

Un lindo gatito muerde a su dueño Jugando

Eva San Martín

1

Si tu gato te clava los dientes por debajo del edredón en mitad de la noche, se lanza a por tus pies descalzos o te araña las manos cuando intentas jugar con él hay muchas posibilidades de que le hayas enseñado que es un comportamiento aceptable, y que forma parte del juego. Aunque la mayoría de las veces no seamos conscientes, eso es básicamente lo que ha ocurrido. 

Jugar no es negociable para tu gato; es un comportamiento natural y muy importante, del que depende para ser feliz. No solo se trata de algo divertido con lo que pasar el rato (que también): el juego es tan vital para tu camarada peludo como una buena alimentación o tener un arenero limpio (mejor, varios). 

Una necesidad de la que depende su bienestar, sobre todo para un gato casero, sin acceso al exterior. No te extrañe: durante los miles de años de domesticación del gato, nunca nos hemos preocupado de acabar con su comportamiento instintivo de depredación y caza heredado de su antecesor salvaje, el felino africano Felis silvestris lybica

Si tienes en cuenta que este instinto persiste incluso en el gatito que dormita durante horas en tu cama, entenderás por qué resulta tan necesario que lo ponga en práctica. De hecho, la mayoría de los mininos disfrutan del juego; más aún si les permite emplear los comportamientos instintivos que su primo salvaje utiliza de forma natural para cazar, como el acecho, la persecución y los saltos. Y cuando juega, tu compañero de ronroneos se comporta exactamente igual que el Felis lybica cuando se alimenta. 

No es extraño que muchos gatos muerdan o arañen durante el juego. Y mientras que estos comportamientos resultan perfectamente normales y saludables, tu gatito debe aprender a no dirigirlos contra tu cuerpo. En su lugar, proporciónale los objetos, juguetes, juegos adecuados y el entorno necesario para ello: por ejemplo, varias cajas de cartón para el gato repartidas por el salón. Y no, eso no incluye tus manos. 

Gatos que muerden

Desmontemos el mito: los gatos sí aprenden. De hecho, tu gatito aprende la relación entre la causa y el efecto de un modo parecido al de los perros o los humanos. En cierto modo, se comporta como un pequeño experimentador peludo: si descubre que morderte es divertido y que así obtiene atención, juego y tiempo de calidad de su humano preferido, volverá a hacerlo. Su estrategia ha funcionado: ha conseguido la respuesta exacta que buscaba: jugar contigo. Y la repetirá una y otra vez. 

Si bien los dientes de un cachorro no hacen demasiado daño en la piel de un adulto, la cosa cambia cuando se clavan en la piel de un niño o de un anciano, más fina y delicada. Además, a medida que tu gatete crezca, y que estos mordiscos no te hagan tanta gracia (pero sí cada vez más daño), tu amigo se esforzará más en lograr la misma respuesta positiva. 

En otras palabras: intentará cazarte, morderte o arañarte con más intensidad para que juegues con él como solías hacer. También es muy probable que el juego se amplíe, y prepare emboscadas o trate de cazar tus pies cuando pases cerca de la cama. No le culpes. Es solo lo que ha aprendido, y tú le has enseñado. 

Jugar con gatos pequeños

Si vives con un cachorro o te planteas adoptar un gatito (mejor aún, dos) es importante enseñarle buenas maneras felinas. Y, como imaginas, esto no incluye morder ni arañar a las personas. Un puñado de plumas anudadas a un cordel o un juguete pequeño que cuelgue al final de una caña con una cuerda mantendrán tus manos a una distancia segura de las afiladas patitas de tu gato mientras jugáis. 

Este tipo de juguetes es muy importante también para que los niños aprendan a jugar con el gato de forma segura (y siempre supervisada): los dos pequeños pueden divertirse juntos y ambos se mantendrán a salvo. 

El truco de la estatua humana

Aun así, si el gatito va a por tu piel, no te enfades. Pero sí debes enseñarle que ahí se acaba el juego. Puedes hacer un ruidito o un sonido como “ay”; y conviértete en una estatua. Para tu camarada peludo eres muy atractivo cuando te mueves, pero te conviertes en un muermo cuando te quedas tan quieto. 

Justo lo que queremos: que el cachorro nos vea como un tostón y vuelva con su pelota. Es más: tu gatito está aprendiendo que jugar con tu piel es aburrido, porque el resultado es que te quedas quieto. Si tu gato vive solo, plantéate adoptar otro; mejor con la ayuda de un experto en comportamiento felino para ayudarte en el proceso. Y mejor esto que otro mordisquito vespertino en los pies, ¿no crees? 

síguenos en Instagram

Si no te quieres perder ninguno de nuestros artículos, suscríbete a nuestros boletines

Etiquetas
stats