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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Así es como la montaña rusa de Bitcoin sube o baja por lo que se dice en Twitter

No todos los comentarios positivos influyen por igual en el aumento del precio del Bitcoin

Aroa Fernández

Hace apenas unos días el Bitcoin marcó su precio más bajo de 2018, algo menos de 6.000 dólares (algo más de 5.000 euros). Si bien es un valor relevante si tenemos en cuenta que hace cuatro años rondaba los 500 dólares (unos 400 euros), la caída es estrepitosa si nos remontamos al diciembre pasado, cuando llegó a los casi 20.000 dólares (un poco más de 17.000 euros).

Aún sin poder vaticinar cuál será su futuro, lo cierto es que Bitcoin se ha hecho un hueco en el panorama económico desde que en enero de 2009 un tal Satoshi Nakamoto creara la red: desde jóvenes que los acumulan en carteras virtuales con la idea de ganar dinero (y la fantasía de hacerse millonarios de la noche a la mañana) hasta webs que venden ropa u otros artículos permitiendo pagos en critpomonedas o incluso el primer piso comprado con bitcoines en España.

Sin embargo, poco o nada sabíamos de lo que hace que el valor de esta divisa suba o baje cual montaña rusa. Ahora, investigadores del Stevens Institute of Technology (Nueva Jersey, Estados Unidos) han determinado que las redes sociales tienen algo que ver en estos vaivenes. En un estudio reciente, muestran cómo los comentarios positivos en Twitter o foros especializados hacen que el precio de Bitcoin ascienda.

“Probablemente muchos lo intuíamos, pero esta es la primera prueba estadística que verifica que las redes sociales y los precios de Bitcoin están vinculados”, afirma Feng Mai, profesor de la escuela de negocios de Stevens y encargado de coordinar este trabajo con otros tres centros norteamericanos: la Universidad de Cincinnati, el Dickinson College y la canadiense Ivey Business School.

Sin duda, la gran sorpresa no es el resultado que se observa ante los comentarios favorables a la criptomoneda, sino la influencia que tienen quién los haga. Mientras que los más activos en las redes estudiadas, Twitter y el foro especializado Bitcointalk, provocan un ligero aumento en el precio cuando hablan bien de la moneda, el aumento es considerablemente mayor cuando lo hacen otros. Son los usuarios que no cuentan con una gran actividad los que, con sus análisis favorables, pueden hacer que el valor de la moneda se multiplique hasta por diez.

Cómo se analizan estos comentarios

Mai, junto a su equipo de trabajo, recopiló y analizó casi tres millones y medio de tuits y 344.000 publicaciones en Bitcointalk. Comenzaron por reunir y clasificar los datos de los comentarios usando técnicas de procesamiento de lenguaje natural para determinar si eran positivos, negativos o mostraban otro tipo de sentimientos.

Luego pasaron a comparar esa información con el precio de Bitcoin y el entorno económico. Para ello, utilizaron un método estadístico conocido como modelo de vector de corrección del error (Vector Error Correction Model o VECM), usado principalmente para estimar la velocidad a la que una variable dependiente vuelve a estar en equilibrio después del cambio de otras variables y útil para responder preguntas a gran escala como las causas de la variación del PIB o los cambios en la valoración de las monedas. Además, para completar el análisis, los investigadores tuvieron en cuenta los aumentos y caídas diarias del índice bursátil S&P 500 o el precio del oro, entre otros.

“No es una relación unidireccional”, explica Mai. “Cualquier cambio en el precio de Bitcoin obviamente va a afectar al sentimiento que lo rodea, por lo que también necesitamos tener en cuenta esas influencias”. De este modo, vieron que en las temporadas en las que los comentarios eran positivos en las redes sociales, el precio de Bitcoin aumentaba significativamente.

La investigación fue un paso más allá para determinar la influencia en función del tipo de usuario que hiciera el comentario. Así, dividieron los tuits y los mensajes de Bitcointalk en dos grupos: uno compuesto por perfiles que publicaban con mucha frecuencia sobre Bitcoin (es decir, que producían más del 60 % del total de los comentarios incluidos en el estudio) y otros que no generaban tanto contenido.

“Queríamos saber quién está afectando el precio: una minoría ruidosa, que puede ser parcial, o la mayoría más tranquila, que no parece tener una razón para mentir, o ambas cosas”, reflexiona Mai.

Los usuarios con mayor actividad pueden tener intereses ocultos, y eso es percibido por el resto, así que sus comentarios no influyen tanto en las inversiones de los demás y, por ende, tampoco en el precio de la divisa. En cambio, Mai y su grupo comprobaron que los usuarios con menor actividad, a los que llamó “mayoría silenciosa”, podían incrementar el precio de Bitcoin hasta en diez veces cuando publicaban algo positivo.

De este modo, se pudo ver que aquellos que hacían análisis y predicciones de futuro sobre Bitcoin de vez en cuando tenían más credibilidad que quienes generaban contenido continuamente. Por tanto, la investigación de Mai sugiere que los inversores reconocen los posibles conflictos de intereses y no les hacen caso.

El poder de la mayoría silenciosa

A esto también se une las múltiples teorías sobre el “poder de la mayoría silenciosa” para modificar el devenir de la historia. Aunque en este caso se trata de usuarios que, en mayor o menor medida, expresan su opinión acerca de Bitcoin, lo cierto es que el término “mayoría silenciosa”, que popularizó Richard Nixon en 1969 y ha sido utilizado en política en incontables ocasiones, hace referencia a las personas que no exponen su opinión en público pero que, según las estadísticas, son mucho más numerosos que quienes lo hacen en encuestas o manifestaciones.

Una reciente muestra a la que recurren los analistas políticos es la victoria electoral del actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Cuando buena parte de las encuestas daban como ganadora a su rival, Hillary Clinton, los estadounidenses sorprendieron a los expertos llevando al republicano a la Casa Blanca.

En todo ello influyó, como es sabido, el enorme poder de las redes sociales: el big data sirvió a Trump para detectar y movilizar a esa mayoría silenciosa que evitaba dar su opinión en público pero sí lo hacía a través de internet. Una vez más, una prueba de que, ya sea para crear una exitosa campaña electoral o saber cuándo invertir o no en Bitcoin, las redes sociales tienen mucho que decir.

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Las imágenes son propiedad, según orden de aparición, de Maxpixel y Andy Melton /Flickr

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