Camioneros a sueldo y cocaína en guayabas: el 'modus operandi' de uno de los cárteles del narcotráfico en España
Agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil desmantelaron la semana pasada la mayor organización criminal de introducción de cocaína desde Barcelona a Balears, cuyo operativo –desarrollado en cuatro fases– incautó más de una tonelada de droga. La investigación ha concluido con 72 personas detenidas; en la última fase se ha procedido a la detención de 33 personas en la provincia de Barcelona y otras 29 en Palma, a lo que hay que sumar 10 detenciones en otras fases de las pesquisas. Los investigadores destaparon una trama que operaba con tres laboratorios de procesamiento, extracción y producción de cocaína en Barcelona, donde se incautó toda la maquinaria e instrumental que se utilizaba para dichos fines.
Pero, ¿cómo empezó todo? La investigación policial se inicia en el verano de 2022 en Palma, entre julio y agosto, mientras seguían la pista a tres hermanos que, supuestamente, realizaban “tareas menores”, esto es, se apoyaban en diferentes personas que se dedicaban a distribuir unos 200 gramos de cocaína por semana, según señalan fuentes de la investigación a elDiario.es. “Investigando a estos hermanos vimos cómo se juntaban con el mayor proveedor de droga de toda Mallorca”, indican las mismas fuentes. Es en ese momento cuando los agentes se empiezan a dar cuenta de la dimensión que está adquiriendo una investigación que parecía menor.
El principal proveedor de la droga, Jesús (nombre ficticio), fue captado por los investigadores juntándose con los tres hermanos, quienes se apoyaban presuntamente en diferentes personas para repartir cocaína por diferentes puntos estratégicos de Mallorca. Jesús compraba la droga en Barcelona, pero no la tocaba, utilizaba a tres personas para realizar dichos encargos, y el principal de ellos era John (nombre ficticio), según la Policía.
“John es prácticamente la persona que ha hecho todas las entregas”, apuntan fuentes policiales. Según la descripción aportada por la investigación, utilizaba un Audi A1, siempre el mismo, con el que se dedicaba a repartir “prácticamente a toda Mallorca”. El coche, aunque no estaba a su nombre, ni al de Jesús, se lo había comprado este último a John para que realizara las entregas.
Repartos 24 horas
“Se pasaba todo el día entregando”, aseguran las fuentes policiales consultadas. Es decir, salía por la mañana a repartir cocaína hasta la noche. “En Son Banya repartía al ‘Clan del Ove’ –cuyo cabecilla ha sido detenido en esta operación–, que después de la caída del ‘Clan de la Paca’ es uno de los hombres fuertes” de ese barrio palmesano. La Policía afirma que también repartía al ‘Clan del Cabrero’ –cuyo líder había salido de prisión hacía menos de dos años– y a la Fana –que es otra de las ‘clásicas’ de Son Banya–. Sin embargo, los clientes principales de John eran el ‘Clan del Ove’ y el ‘Clan del Cabrero’, a quienes entregaba mercancía cada dos días, afirman las mismas fuentes.
Fue una investigación larga y minuciosa, que pasó por varias fases y que exigió de mucha perseverancia para acabar logrando un objetivo que no era el esperado cuando se iniciaron las pesquisas: desmantelar la mayor organización criminal de introducción de cocaína desde Barcelona a Balears, procediendo a una incautación de más de una tonelada de droga. Se realizó de abajo hacia arriba, empezando por los escalafones más bajos hasta terminar atrapando a los cabecillas de la trama. Algunos de los grupos criminales integrados en la organización tenían conexiones con narcos gallegos y franceses.
Transportistas se ganaban un “extra”
Sin embargo, todavía quedan por responder algunas preguntas. ¿Con qué otros cómplices contaba la organización para que la droga llegara desde Barcelona a Balears? El proveedor principal para la Policía era Jesús, quien contaba con una extensísima red de camioneros que transportaban la droga. Cada camionero obtenía, por este trabajo, dos mil euros extra a la semana.
“Igual un 80% del gremio de camioneros sabía lo que pasaba”, destacan fuentes de la investigación a este diario. No solo el sector transportista lo sabía, también trabajadores de las navieras eran conocedores de lo que estaba ocurriendo, pero se hacía la “vista gorda”. No quiere decir que todo el mundo esté involucrado. “Hay algunos que no se querían meter, pero sabían lo que pasaba”, señalan los investigadores.
Control de los contenedores de Sudamérica
Parte de la organización se dedicaba a controlar los contenedores que llegaban de América Latina. El proceso es el siguiente: los mayores productores de cocaína del mundo son Colombia, Bolivia y Perú. En recónditos enclaves de la selva amazónica se produce la pasta de coca, que se mezcla con diferentes sustancias para que no sea detectada cuando se introduce en los contenedores. El cártel –que controlaba dichos contenedores– camuflaba la cocaína con guayaba (un fruto tropical originario de América). “Cogían pulpa de guayaba y la mezclaban con pasta de coca”, desgranan los investigadores. De este modo, cuando sometes la sustancia a un test de cocaína, no da positivo. Después, cuando la mercancía llega a su destino, se separa la pulpa de guayaba de la cocaína, que ya queda “intacta” para ser distribuida y vendida.
Uno de los hombres controlaba contenedores que venían desde Sudamérica. Cogía la pulpa de la guayaba (un fruto tropical) y la mezclaba con pasta de coca para que, cuando sometes la sustancia a un test de cocaína, no de positivo
“La inmensa mayoría de los contenedores no se registran, por lo que llegan a España sin ser detectados”, recuerdan las mismas fuentes policiales. El motivo ya lo explicó el periodista de investigación Roberto Saviano en Gomorra: Un viaje al imperio económico y al sueño de poder de la Camorra, que desgranó, en 2006, las diferentes ‘familias’ del crimen organizado en Italia. En dicho libro, Saviano afirma que el sistema capitalista necesita una rápida distribución e intercambio de mercancías para que la economía funcione, por lo que los puertos, donde llegan dichos productos, tienen que ser ágiles y eficaces, lo cual se pierde si hay un exceso de celo mediante controles.
Cuando la sustancia llega a España, algunos miembros de la trama se llevaban la mercancía a los laboratorios, donde separaban la pulpa, para que la cocaína, ya operativa, pudiera ser distribuida directamente a través de los proveedores y transportistas. En cuanto a los laboratorios, agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil intervinieron 1.100 litros de diferentes líquidos impregnados con cocaína, así como 485 kilos de pulpa de fruta mezclada con la droga, que una vez procesado, se estima que alcanzaba la cantidad de 1.100 kilos de cocaína, según los investigadores.
Además, el operativo se ha cerrado con una intervención de 63 kilos de cocaína precintadas en bloques –lo que se conoce como ‘ladrillo’–, así como 90 kilos de ketamina. Del mismo modo se incautaron más de 3.300 pastillas de éxtasis, diferentes cantidades de marihuana y hachís, 500 kilos de sustancia de corte, varias armas de fuego, nueve vehículos y 460.000 euros en efectivo. También se incautaron 15 gallos de raza combatiente español, dos loros amazonas y cuatro perros.
La organización criminal, desmantelada gracias a la diligencia de los investigadores, transformaba la droga en centros de procesamiento ubicados en Barcelona y Tarragona. La mercancía se enviaba –camuflada entre los productos legales que se repartían– al archipiélago balear a través de camiones de reparto que entraban a los puertos de Palma y, en mayor medida, de Alcúdia (Mallorca). Como consecuencia de las pesquisas, se detectó una organización criminal que introducía 10 kilos semanales de droga entre Mallorca, Eivissa y Menorca.
“La organización mantenía una dura disciplina interna y un extremo hermetismo, con un claro reparto de tareas y jerarquía entre los miembros”, narran los investigadores, en sintonía con la descripción que han realizado otros periodistas que han investigado el negocio de los narcos, como Nacho Carretero en Fariña. Historia e indiscreciones del narcotráfico en Galicia. Los transportistas llegaban cada madrugada a la isla, a través del puerto de Alcúdia, para evitar ser detectados en los controles policiales de Palma. Esta vez, la investigación les ha pasado por delante, cuyo resultado ha desmantelado a la mayor organización criminal dedicada a la introducción de cocaína desde Barcelona a Balears. Sus miembros destacaban por llevar un alto nivel de vida materializado en coches y casas de lujo.
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