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Unas obras deficientes y sobrepeso en la terraza: las hipótesis del derrumbe con cuatro fallecidos en la Playa de Palma

Bombers de Palma trabajando en el lugar de los hechos

Esther Ballesteros

Mallorca —

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La Playa de Palma, epicentro del turismo alemán en Mallorca y uno de los destinos pioneros en la explotación del sol y playa, era un hervidero en la mañana de este viernes. Apenas unas horas antes, los equipos de emergencias habían confirmado el fallecimiento de cuatro personas a raíz del derrumbe de la terraza y la planta baja de un local de ocio ubicado en primera línea. Perdieron la vida una trabajadora del pub, de 23 años y originaria de Navarra, dos turistas alemanas de 20 y 30 años y un cliente senegalés, Abdoulaye Diop, que en el instante del desplome se encontraba tomando un café en el lugar. Diop, de 44 años, recibió en 2018 la Cruz al Mérito Policial con distintivo blanco por salvar la vida de un bañista y, desde anoche, numerosos amigos y conocidos le lloran frente a los amasijos del establecimiento.

El suceso tuvo lugar en el Medusa Beach Club, situado en el número 34 de la Avenida Cartago. Unas veinte personas se encontraban tomando algo en la terraza de la primera planta cuando, pasadas las 20.30 horas, la estructura se vino abajo, provocando a su vez el hundimiento de la planta baja, que se llevó por delante la bóveda de marés que la sostenía y que finalmente acabó impactando contra el sótano, en el que se ubica otra discoteca que en ese momento se encontraba vacía, el Coco Rico. Las víctimas cayeron desde una altura de tres o cuatro metros.

Además de los cuatro fallecidos, catorce personas resultaron heridas como consecuencia del derrumbe y se encuentran repartidas en varios hospitales de Mallorca. Fuentes policiales aseguran que diez de los ingresados son neerlandeses, tres alemanes y uno español, este último trabajador del local siniestrado, de edades comprendidas entre 24 y 34 años. Algunos heridos han sido dados de alta y los que han quedado ingresados, un total de nueve, no se teme por su vida.

Las hipótesis sobre lo ocurrido se suceden desde anoche, aunque las investigaciones iniciales apuntan a un fallo estructural en la terraza, que hacía apenas unas semanas había sido remodelada y acababa de estrenarse. Al parecer, se trataría de una techumbre reconvertida que no estaba preparada para soportar el peso de personas, mesas y sillas. Debido a la sobrecarga, la estructura acabó colapsando. Los datos catastrales del inmueble, construido en 1972, únicamente reflejan la existencia de la planta baja, que dispone de uso comercial. Con todo, será la próxima semana cuando los técnicos de disciplina urbanística del Ayuntamiento de la capital balear emitan un informe en el que determinen las causas exactas del hundimiento, tal como han informado fuentes municipales a elDiario.es.

Las investigaciones iniciales apuntan a un fallo estructural en la terraza, que hacía apenas unas semanas había sido remodelada y acababa de estrenarse. Al parecer, se trataría de una techumbre reconvertida que no estaba preparada para soportar el peso de personas, mesas y sillas. Los datos catastrales del inmueble, construido en 1972, únicamente reflejan la existencia de la planta baja, que dispone de uso comercial.

Mientras tanto, los vecinos relataban esta mañana su experiencia aprovechando el tumulto de medios de comunicación que se agolpaban en el lugar. “Estaba en mi casa cuando, de repente, empecé a escuchar ambulancias. Pensé que había habido un incendio de contenedores. Cuando salí a la calle, estaba lleno de coches de bomberos y agentes de policía que estaban apartando a la gente de la zona”, cuenta Francisco Nogales, vicepresidente de la asociación de vecinos de la Playa de Palma, quien explica que muchas de las edificaciones ubicadas en primera línea tienen más de sesenta años y, pese a su inicial uso residencial, han acabado reconvirtiéndose en bares y comercios. “Se han arreglado muchas, pero alguna se ha colado”, precisa.

“Arreglar un edificio en primera línea no tiene problema porque al final se cotiza, pero en segunda línea hay muchas casas vacías fruto de herencias que están sin reformar por lo mucho que cuestan. Están completamente abandonadas cuando podrían, por ejemplo, destinarse al alquiler”, señala. Además, lamenta que se haya llegado al extremo de lamentar cuatro fallecimientos debido al deterioro de los edificios y la ausencia de revisiones adecuadas: “Era algo que podía ocurrir”.

La factura de ser pionero en el turismo de sol y playa

Con unas 40.000 plazas hoteleras que albergan cada año a más de 1,6 millones de visitantes y una población residencial de 34.000 personas, la playa de Palma se convirtió en los años sesenta en la avanzadilla europea en la explotación del turismo de sol y playa. La zona contaba entonces, sobre todo, con chalets y segundas residencias en las que, durante la temporada de verano, se alojaban familias principalmente palmesanas. El desarrollo del que hoy es el principal núcleo turístico de Mallorca propició la implantación de las grandes cadenas hoteleras del sector y la dinamización del que se acabaría convirtiendo en el principal motor económico de Balears.

Sin embargo, también también llevaría aparejada una desenfrenada transformación urbanizadora, desordenada y sin planificación, sin miras a la sostenibilidad y a la protección del entorno. Como en el resto de la costa isleña, el archipiélago dio comienzo al fenómeno de la balearización, un modelo turístico-inmobiliario que más tarde fue exportado por empresas de Balears al Caribe y que provocó la desfiguración de las zonas costeras. En la Playa de Palma, la población que reside y los edificios, que han ido adaptándose de forma desigual a las sucesivas ordenanzas, pagan hoy las consecuencias de aquella voracidad constructora.

La conversión de la Playa de Palma en avanzadilla europea en la explotación del turismo de sol y playa llevó aparejada una desenfrenada transformación urbanizadora, desordenada y sin planificación. La población que reside y los edificios, que han ido adaptándose de forma desigual a las sucesivas ordenanzas, pagan hoy las consecuencias de aquella voracidad constructora

No en vano, pese a haberse erigido en icono del 'milagro turístico' español de los setenta, la zona comenzó a acusar con el paso de las décadas un grave declive, una pérdida de competitividad frente a otros destinos emergentes y dificultades a la hora de atraer nuevas inversiones, añadido a una oferta lúdica de borrachera como bote salvavidas de un destino cuya imagen nada tenía ya que ver con su pasado. Una situación contra la que, a principios de la década de los 2000, y al igual que sucedió en otras zonas maduras y obsoletas de la costa española, comenzaron a alzarse instituciones públicas y empresas hoteleras con el objetivo de impulsar su revalorización integral mediante planes de excelencia e iniciativas de desarrollo sostenible. El principal hito para ello fue la constitución del Consorcio Urbanístico de la Playa de Palma.

Mantenimiento de los edificios

En medio del trasiego de efectivos de la Policía Nacional, Policía Local de Palma, técnicos del Ajuntament de Palma y Bombers que esta mañana revisaban y desescombraban el local mientras numerosos turistas, cámaras y periodistas observaban expectantes, Nogales lamentaba el deterioro de las edificaciones de la zona. “Las oxidaciones que hay en primera línea, expuestas a la corrosión del mar, no tienen nada que ver con el estado de los edificios más alejados de la playa. Debe haber un mayor mantenimiento de depósitos e instalaciones”, añade.

A escasos metros, una joven rompe en sollozos. Comenta que lleva tres años trabajando en el local y que la fallecida española era amiga suya. También compañeros de Abdoulaye Diop se arremolinan en la zona.

En Palma, las agendas de las autoridades y partidos políticos, inmersos en el inicio de campaña de las elecciones europeas, han quedado suspendidas. Sí se han celebrado algunos actos en memoria de los fallecidos, como un minuto de silencio celebrado frente al Ajuntament en el que han participado, entre otros, la presidenta del Govern balear, Marga Prohens, el alcalde de Palma, Jaime Martínez, y la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol. También han estado presentes los cónsules de Alemania y de Países Bajos, de donde son algunos de los heridos, así como consellers, alcaldes de otros municipios de la isla, representantes de todos los grupos políticos y el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull. El Consistorio de la capital balear ha decretado tres días de luto por lo sucedido.

A los hechos se han sumado las declaraciones del empresario titular de la marca 'Medusa Beach Club', con sede en Cullera (València), que ha aclarado que su negocio, dedicado a la restauración y los espectáculos musicales, no tiene ninguna vinculación con el local hundido en Playa de Palma. Según asegura, éste estaba utilizando la denominación “sin autorización” y “de forma irregular”, circunstancia de la que ha tenido conocimiento al aparecer el nombre de este establecimiento en los medios de comunicación a raíz del derrumbe. Con todo, se ha solidarizado “de todo corazón con las familias de los fallecidos y heridos”.

Los investigadores continuarán estos días indagando los pormenores del siniestro. El jefe de Bombers de Palma, Eder García, señala que cuando sucedió el derrumbe era “hora punta” y, teniendo en cuenta la época del año, todo hace pensar que el local estaba “bastante lleno”. “En superficie, de unos veinte metros cuadrados, encontramos a veinte víctimas”, ha explicado este viernes sin poder concretar cuántas personas se encontraban en el lugar cuando el Medusa Beach Club se vino abajo. García ha insistido en que los hechos son “muy recientes” y ahora hay que investigar si el local disponía de los permisos y las licencias pertinentes y si se habían llevado a cabo reformas, algo que también se desconoce“. El cuerpo de bomberos, la policía científica y de homicidios intentarán esclarecer las causas del derrumbe mientras los técnicos municipales se vuelcan en inspeccionar la estructura del edificio.

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