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Yassin al Haj Saleh, comunista sirio: “La izquierda en Occidente vive todavía en la Guerra Fría”

Serbios favorables al presidente sirio, Bashar al Assad, muestran pósters suyos y del presidente ruso, Vladímir Putin, durante una manifestación contra el ataque selectivo por parte de EEUU, Francia y Reino Unido contra posiciones del régimen de Asad.

Javier Biosca Azcoiti

Yassin al Haj Saleh, escritor sirio y uno de los principales intelectuales de la izquierda en el mundo árabe, apenas eleva el tono durante su discurso. Su pelo canoso da testimonio de sus 57 años de edad, pero también del peso de la resistencia de alguien que se ha pasado la vida luchando contra el régimen de la familia Asad, del dolor por el auge del islamismo radical en una Siria arrasada por la guerra, y de la pena que siente por una izquierda occidental que les ha “abandonado”.

Al Haj Saleh estuvo encarcelado 16 años por su militancia en el Partido Comunista. Salió de prisión en 1996 y terminó sus estudios de medicina en el 2000, pero nunca llegó a ejercer. La cárcel había reforzado sus ideales y en 2011 participó en las protestas contra el régimen, llegando a ser calificado por muchos como la “conciencia de la revolución”. En su opinión, aquel levantamiento ya sólo sobrevive como una “memoria” y es el “eslabón más débil” en una lucha con varios frentes, entre ellos los islamistas, los rusos y Estados Unidos, además de Asad.

Su esposa, Samira Khalil, también miembro del Partido Comunista, lleva secuestrada desde 2013 por los islamistas de Jaish al Islam en Duma, y su hermano, Feras al-Haj Saleh, sigue en manos de ISIS. Yassin vive actualmente refugiado en Turquía y ha visitado España para presentar la publicación de su libro Siria, la revolución imposible.

“Los izquierdistas occidentales nos han abandonado. La izquierda no se ha puesto del lado de la revolución”, lamentó durante el acto de presentación del libro celebrado este martes en Casa Árabe. “Lo último que saben de Siria es de hace 30 años y viven todavía en la Guerra Fría. Además, siguen respetando y creyendo en la máxima de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo”.

El escritor hace referencia a la izquierda que defiende a Asad por oposición a Estados Unidos. “La izquierda anti-imperialista hoy es una pequeña secta petrificada, que no solo es incapaz de hacerse hegemónica, sino que es una secta retrógrada, arrogante e ignorante. Gramsci merece mejores herederos”, sostiene el autor en el libro.

Al Haj Saleh argumenta que Estados Unidos “ha hecho todo lo posible por no hacer nada que pudiera beneficiar a los sirios en su lucha porque prefiere que Asad se mantenga en el poder. La Administración estadounidense vinculó el conflicto sirio a la guerra contra el terrorismo e intentó imponer a los sirios esta batalla suya para que desistieran de la suya propia contra el régimen de la mafia asadiana. Eso es lo que ha hecho el imperialismo”.

Americanos y rusos han mantenido la guerra y esta es una buena situación para los terroristas, porque estos encuentran su sitio en Estados fallidos y sociedades en conflicto”, sostiene al Haj Saleh. “Además el régimen ha facilitado la entrada de muchos yihadistas, primero a través de Irak y Líbano y a partir de 2012, a través de Turquía”.

“He sido testigo de la escalada salafista en Duma, una zona bombardeada a diario y he sido testigo personal del nacimiento de los Cascos Blancos. Han salvado muchas vidas y registrado muchas muertes. Es lamentable que alguien diga que los Cascos Blancos son falsos”, señala el escritor.

Una idea obsoleta del imperialismo

Uno de los factores que, según al Haj Saleh, ha influido en esa hostilidad desde la izquierda ha sido lo que él llama “palestinización” del conflicto. “Desde su posición alejada y superior, su impresión general es que Siria está en contra de Israel, que ocupa territorio sirio, y que Siria, por tanto, está con Palestina contra el imperialismo, que es Israel”, sostiene.

“Mediante la vinculación de nuestro conflicto con el gran conflicto universal [del imperialismo], que es el único conflicto verdadero del mundo, se niega toda independencia propia a cualquier conflicto social y político que esté teniendo lugar en cualquier parte del mundo”, añade.

Según Al Haj Saleh, esto es producto de la obsolescencia de su idea sobre el imperialismo: “Una teoría esencialista que supone que el imperialismo es la esencia que se encuentra en Occidente, y no un sistema de relaciones internacionales que se materializa de diferentes maneras en función de los contextos de los conflictos políticos y sociales en los distintos países y regiones”.

“Si Asad vence a la revolución, lo que obtendremos será una victoria del imperialismo, y una consolidación de las relaciones imperialistas en Siria, Oriente Medio y el mundo. Mientras tanto, los anti-imperialistas seguirán siendo meros parásitos que no saben nada y que habrán ayudado, en la práctica, a la victoria del imperialismo mediante su oposición a la revolución siria”, asegura.

El escritor cree que esto se debe, en parte, al fuerte arraigo de esa izquierda en el sistema de Estados y a su paradigma geopolítico. “Quizá por ello, los trotskistas y anarquistas, que son menos estatalistas y más socialistas, se han puesto de parte de los sirios y su lucha”, sostiene en el libro.

“Los kurdos en Siria no tienen un papel revolucionario”

Al Haj Saleh cree que, a diferencia de los kurdos en Turquía, “los kurdos en Siria no tienen un papel revolucionario”. “En Siria no han luchado contra el régimen, sino que han sido aliados del régimen y han formado parte de la estrategia de Asad para debilitar la revolución. Además, también forman parte de la estrategia estadounidense. En Europa se entiende mal su papel”, explica.

El escritor comunista está cansado de recibir la narración de lo que ocurre en Siria de boca de personas que no saben nada del país: “Se nos niega la potestad del conocimiento. O bien lo que decimos sobre nuestra causa carece de valor, o bien se nos limita a los ámbitos más bajos del conocimiento, como fuente de citas que el periodista o el investigador occidental añadirán al conocimiento que ellos mismos producirán”.

“Pido modestia a los izquierdistas occidentales tradicionales, que dirijan su mirada hacia abajo, al común de las personas en Siria y otros lugares y no hacia asesinos como Bashar al Asad y sus semejantes”, escribe al Haj Saleh en el libro. “Intentaremos dar continuación a la revolución a pesar de su derrota militar” y recuerda: “Asad no es un régimen dictatorial o fascista, es un régimen exterminador”.

Al Haj Saleh recuerda que se posicionó a favor del derrocamiento de los regímenes de Gadafi en Libia y de Sadam Husein en Irak “porque fueron regímenes de exterminio”, aunque asegura: “Lo que vino después fue una catástrofe”.

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