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Todos los miércoles, el corresponsal de elDiario.es Andrés Gil explica las claves de lo que sucede en el EEUU de Donald Trump. Porque lo que pasa en Washington no se queda en Washington.

Trump desata una persecución contra la mitad del país

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, habla con la prensa en la Casa Blanca, en Washington, DC, EE. UU., el 16 de septiembre de 2025.
17 de septiembre de 2025 09:30 h

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Esta ha sido una semana complicada por aquí. El asesinato de Charlie Kirk en Utah, un propagandista MAGA de 31 años que se ganaba la vida alimentando las filas trumpistas con jóvenes reclutados para llevar a cabo la agenda ultra del presidente de EEUU, ha desatado una reacción por parte de la Administración cuya dimensión está aún por calcular.

Desde el principio, el interés de la Casa Blanca ha sido responsabilizar del asesinato a la izquierda en un sentido amplio, a la que se acusa de sembrar la violencia con discursos de odio. Y les da igual que no hayan encontrado en la casa de Tyler Robinson el 18 Brumario ni las Tesis de Octubre o Los fundamentos sociales de la cuestión femenina

Tampoco parece importar que no se haya demostrado, hasta la fecha, militancia alguna en organizaciones previamente consideradas violentas; o que no hayan encontrado en su ordenador un manifiesto político o escritos y reflexiones propias de la “izquierda radical”.

Lo único que contiene el escrito fiscal es el testimonio de la madre de Robinson diciendo que su hijo se había ido politizando en los últimos tiempos hacia posiciones de izquierdas. Teniendo en cuenta el contexto de una familia conservadora del interior de EEUU, mormona y republicana, ese mero testimonio tampoco arroja mucha luz como para extrapolar que fue empujado a matar a Kirk por un ecosistema izquierdista.

Pero a Donald Trump y su Gabinete les da igual. Porque lo que quieren es desatar la persecución de la mitad del país que no les ha votado, a los que culpan de la derrota no asumida de 2020, contra la que MAGA golpistas asaltaron el Capitolio –y luego les indultó el presidente tras su investidura–.

El ambiente, a cada día que pasa, se está volviendo más asfixiante. Este martes, el presidente de EEUU mandó callar a un periodista australiano que le preguntaba por los conflictos de interés entre sus empresas y su cargo público; y lanzó una amenaza a otro periodista de la ABC que le preguntó por el fundamento legal de perseguir los “discursos de odio” en un país que no los tiene regulados como delito: “Probablemente, persigamos a gente como tú porque me tratas muy injustamente y tienes mucho odio en tu corazón”.

Y esta es la clave: perseguir a la gente que Trump considera que le trata injustamente. Y cuando se entra en ese terreno de juego, todo vale, y te encuentras con que presenta una demanda de 15.000 millones de dólares contra The New York Times por su apoyo a Kamala Harris en lugar de Trump.

La jueza progresista del Tribunal Supremo Sonia Sotomayor respondía este martes a las recientes declaraciones de la fiscal general, Pam Bondi, quien prometió perseguir a cualquiera que utilice “discurso de odio” tras el asesinato de Kirk. “Cada vez que escucho a un representante con formación en derecho decir que deberíamos criminalizar la libertad de expresión de alguna manera, pienso: esa facultad de derecho fracasó”, declaró Sotomayor durante una intervención en la Facultad de Derecho de Nueva York.

Pero en eso estamos. Hasta tal punto es así, que a una pregunta de Brian Glenn, el novio de la congresista ultra MAGA Marjorie Taylor Greene, corresponsal en la Casa Blanca de Real America’s Voice, sobre el amparo de la Primera Enmienda –la que protege la libertad de expresión–, Trump mascullaba: “No estoy tan seguro de eso”.

Y la vía que están buscando es la de vincular la crítica, la protesta, el pataleo, una canción, una orientación sexual, una idea... con un asesinato. Los mismos que denunciaban la regulación de los discursos de odio en las redes sociales, ahora las califican de “cáncer”; los mismos que dicen sufrir persecución por sus ideas están persiguiendo a la mitad del país por pensar diferente: y esa persecución no es un editorial de un periódico, una columna o una campaña en X, esa persecución se está traduciendo en personas despedidas y en visados retirados por denuncias de terceros. 

Y cuando un vecino denuncia al otro por cómo piensa; un compañero denuncia a otro por lo que pone en Instagram, y eso tiene consecuencias radicales para la persona denunciada, el terreno en el que está conduciendo Trump a EEUU como sociedad es muy oscuro, y lo está haciendo a toda velocidad.

Stephen Miller, uno de los mayores trumpistas de la Casa Blanca, adjunto a la jefa de Gabinete, y el vicepresidente, JD Vance, lo dejaron claro este lunes en el programa de Charlie Kirk que presentó desde la Casa Blanca el propio Vance –y se emitió en pantallas en directo en la sala de prensa–: van a buscar vínculos económicos entre organizaciones y manifestaciones o protestas, que ellos llaman agitación terrorista. Están señalando a George Soros y la Open Society Foundations, además de a Antifa, que quieren declarar organización terrorista –como si fuera una organización, cuando no es más que una idea de activismo antifascista–.

¿Hasta dónde van a llegar?

“Los expulsaremos de la sociedad. Se les castigará. Todos rendirán cuentas. Nunca usaremos la violencia, pero nos defenderemos, expulsaremos a estas personas de la sociedad”. Así se expresaba el periodista de la Fox Jesse Waters este lunes: “Habrá un coste social, habrá sanciones, y tendrán que responder porque esto no se trata de libertad de expresión. Esto no es cultura de la cancelación. Esto no es como un tuit políticamente insensible que alguien escribió en el instituto. El asesinato no es una plataforma política. No trabajaremos con quienes glorifican los asesinatos. No viviremos cerca de ellos. Serán desterrados, excomulgados, rechazados, y la principal herramienta a nuestra disposición para el ajuste de cuentas que está a punto de ocurrir será la luz del sol. Iluminaremos todo y a todos, y les daremos a todos la oportunidad de arrepentirse, de decir: 'Lo siento. Condeno esto. Esto es inaceptable. En lo que he estado participando es venenoso'. Y si no lo hacen, ahora saben cuáles son las consecuencias. Erradicaremos la barbarie. Nunca he visto a nuestro movimiento tan decidido, tan resuelto y tan horrorizado ante el comportamiento repugnante de personas a quienes llamamos nuestros propios compatriotas”.

En el mismo día, la fiscal general, Pam Bondi, anunciaba: “Existe la libertad de expresión y también el discurso de odio, y no hay cabida para él, especialmente ahora, sobre todo después de lo que le pasó a Charlie, en nuestra sociedad”.

Tres días antes, el viernes pasado, un comentarista de Fox, Brian Kilmeade, pedía en directo “la inyección letal involuntaria” para las personas sin hogar que no quieran aceptar ser tratados, como el acusado de matar a la ucraniana Irina Zarutska.

Al día siguiente se disculpaba: “Hablábamos del asesinato de Irina Zarutska y de cómo detener este tipo de ataques en Carolina del Norte por parte de personas sin hogar con enfermedades mentales, incluyendo su internamiento o encarcelamiento para que no vuelvan a atacar. Durante esa conversación, cometí el error de decir que deberían recibir inyecciones letales. Pido disculpas por ese comentario tan cruel. Soy consciente de que no todas las personas sin hogar con enfermedades mentales actúan como lo hizo el agresor en Carolina del Norte, y de que muchas personas sin hogar merecen nuestra empatía y compasión”. 

Otro ejemplo, de Brian Glenn, de Real America's Voice, que preguntaba si había que retirar una bandera trans de la calle 14 de Washington DC. “A raíz de los recientes tiroteos de personas trans que hemos visto, esta bandera de la calle 14 hace a mucha gente sentirse muy amenazada”. Y Trump respondía: “Bueno, yo no me opondría. Luego demandarían y vendrían con el asunto de la libertad de expresión. Pero yo no tendría ningún problema”.

Las prácticas de denunciar a la persona de al lado están teniendo recompensa, y se están anunciando retiradas de visados a periodistas.

Meme de Christopher Landau.

Este mismo domingo, el número dos del secretario de Estado, el vicesecretario Christopher Landau, anunciaba en X la retirada del visado a un periodista alemán que hacía una descripción muy crítica de Stephen Miller. Y Landau respondía con su célebre meme del quitavisas.

Y con esto lo dejo por hoy. Volveré la semana que viene, que estaré en Nueva York para seguir una Asamblea General de Naciones Unidas que estará muy marcada por el genocidio israelí en Gaza. 

Un saludo, y muchas gracias por estar ahí.

Andrés

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