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El Gobierno de EE UU cierra por las diferencias entre demócratas y republicanos por el 'obamacare'

Obama llama a líderes del Congreso antes de nuevo voto sobre el cierre del Gobierno

EP / eldiario.es

A medianoche de este martes (a las seis, hora española) ha entrado en vigor el primer cierre del Gobierno de Estados Unidos desde 1995. La Administración ha ordenado poner en marcha los planes de contingencia elaborados para este supuesto, que suponen el cierre de servicios públicos de todo tipo, por lo que centenares de miles de funcionarios han sido enviados a su casa. Tras una larga negociación, demócratas y republicanos no han sido capaces de pactar el aumento del techo de endeudamiento del Gobierno, cuyo límite será superado hoy mismo.

Los republicanos exigían a cambio de permitir aumentar la deuda posponer la puesta en marcha de la nueva legislación sobre sanidad aprobada recientemente (el conocido como Obamacare), algo que los demócratas no han aceptado. El propio presidente de EE UU ha asegurado en su cuenta de Twitter que, pese al cierre del Gobierno, “el nuevo mercado de seguros de salud abrirá para las empresas tal el 1 de octubre, como estaba previsto”.

Estaba previsto que este 1 de octubre el Tesoro de Estados Unidos superara irremediablemente el límite de endeudamiento público, fijado en 16,7 billones de dólares, cayendo así en una nueva crisis de liquidez que podía llevar al cierre de la administración pública.

Para evitarlo era necesario que republicanos y demócratas se pusieran de acuerdo en el Congreso para ampliar el límite de endeudamiento público en 988.000 millones de dólares, garantizando así el funcionamiento del Gobierno hasta la elaboración de los nuevos presupuestos generales.

La oposición republicana había elaborado un plan según el cual se comprometía a apoyar una ampliación del límite de endeudamiento público a cambio de nuevos recortes en el gasto público, centrados en la reforma sanitaria del Gobierno, a la que se conoce popularmente como Obamacare.

Con el objetivo de imponer su plan, la Cámara de Representantes, dominada por los republicanos, aprobó el sábado un proyecto de ley para aplazar un año la aplicación de la reforma sanitaria a cambio de entregar más fondos al Gobierno, pero el Senado, de mayoría demócrata, lo rechazó. A última hora del lunes, la Cámara de Representantes volvió a aprobar -por 228 votos a favor y 201 en contra- otro proyecto de ley con el mismo contenido y el Senado lo volvió a rechazar -con 54 votos en contra y 46 a favor-, haciendo casi inevitable el cierre del Gobierno.

En un último intento conciliador, la Cámara de Representantes propuso celebrar una “conferencia legislativa” para crear una comisión bicameral en la que resolver este asunto, pero el Senado se negó. “No iremos con una pistola apuntando a nuestras cabezas”, dijo su presidente, Harry Reid.

Un impacto real

El presidente de EE UU ha estado negociando hasta última hora del lunes para forzar un acuerdo entre republicanos y demócratas en el Congreso, advirtiendo de que el cierre del Gobierno tendrá un “impacto real” en la economía del país norteamericano.

En una comparecencia pública, ha instado a los líderes políticos a “actuar de forma responsable”, subrayando que el Congreso tiene como principales responsabilidades “aprobar un presupuesto y pagar las facturas a tiempo”.

Además, ha llamado por teléfono a todos los lideres del Congreso: el republicano John Boehner y la demócrata Nancy Pelosi en la Cámara de Representantes, y el demócrata Harry Reid y el republicano Mitch McConnell en el Senado, para persuadirles de que limaran sus diferencias.

“Es hora de dejar los juegos políticos y de aprobar un presupuesto claro que evite el cierre del Gobierno”, escribió la Casa Blanca a través de su cuenta oficial en la red social Twitter, cuando ya se alejaba la posibilidad de acuerdo.

Primer cierre desde 1995

Se trata del 18º cierre de la administración pública estadounidense desde 1976. El último precedente se remonta a la Presidencia de Bill Clinton. Entonces, el bloqueo presupuestario se prolongó entre el 5 de diciembre de 1995 y el 6 de enero de 1996.

Aunque, de momento, se desconoce la dimensión de las consecuencias del cierre del Gobierno, la Casa Blanca calcula que dejará en sus casas a 700.000 funcionarios y que costará unos 10.000 millones de dólares semanales a la economía estadounidense.

Desde el Gobierno han garantizado que no afectará a los servicios públicos esenciales. Obama ya ha firmado un proyecto de ley para garantizar los pagos a los miembros de las Fuerzas Armadas y, con ello, la seguridad del país.

En este contexto, la Casa Blanca, al formalizar el cierre del Gobierno, ha vuelto a instar al Congreso a “actuar rápidamente para proporcionar un puente a corto plazo que garantice el tiempo suficiente para aprobar un presupuesto para lo que queda de año fiscal”.

Siguiendo este consejo, la Cámara de Representantes ha formalizado su petición de una “conferencia legislativa”. El Senado la discutirá a las 9.30 horas (15.30 horas en España), pero Reid ya ha adelantado que, salvo cambios imprevistos, será rechazada.

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