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ELECCIONES EN FRANCIA

Macron se medirá con Le Pen en la segunda vuelta tras el mejor resultado histórico de la extrema derecha

Emmanuel Macron (izquierda) y Marine Le Pen (derecha).

Amado Herrero / Icíar Gutiérrez

París / Madrid —

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La primera ronda de las elecciones presidenciales de Francia ha confirmado los pronósticos. El actual presidente Emmanuel Macron y la líder de extrema derecha Marine Le Pen volverán a enfrentarse en la segunda vuelta de los comicios dentro de dos semanas.

Macron se ha hecho con la victoria en la primera vuelta con un porcentaje de voto del 27,84%, según los resultados oficiales publicados por el Ministerio del Interior. La segunda candidata y rival en la ronda final del próximo 24 de abril es la líder de Agrupación Nacional, que ha obtenido un 23,15% de los votos.

Tanto Macron como Le Pen mejoran los resultados respecto a las elecciones presidenciales de 2017. En el caso de la líder de extrema derecha, no había obtenido nunca un porcentaje de votos tan alto en primera vuelta –en 2017, logró un 21,3% y en 2012, un 17,9%–. Se trata de un nuevo récord, justo 20 años después de la sorprendente clasificación de su padre, Jean-Marie Le Pen, para la ronda final. La candidata de Agrupación Nacional ha recibido más de 8,13 millones de votos, más que en las primeras rondas de 2017 y 2012.



El tercer puesto, aunque acortando muchas distancias respecto a Le Pen, es para el candidato de izquierdas Jean-Luc Mélenchon (Francia Insumisa), que se queda a las puertas de la carrera por el Elíseo en su tercer intento de llegar a la presidencia, con un 21,95% de los votos. En el transcurso de la noche, algunos institutos de encuestas llegaron a anunciar una brecha de solo 0,8 puntos con le Pen pero el equipo de Mélenchon reconoció que los resultados, que califica de “extraordinarios”, no eran suficientes para pasar a segunda vuelta.

El candidato de Francia Insumisa mejora sus resultados más de dos puntos respecto a 2017 y también lo que vaticinaban las encuestas. Mélenchon había acelerado en los sondeos en el tramo final de la campaña, pero la buena dinámica de Le Pen y la fragmentación del voto en la izquierda jugaban en su contra. El candidato del Partido Comunista, Fabien Roussel, ha obtenido el 2,28% de los votos.

El cuarto lugar es para el tertuliano de extrema derecha Éric Zemmour (Reconquista), con un 7,07%, mientras la conservadora Valérie Pécresse (Los Republicanos) cae al quinto puesto con solo un 4,78% de los votos. Sus bajos resultados han sido una de las sorpresas de la noche. 

Los resultados también confirman la debacle del Partido Socialista. La candidata Anne Hidalgo, alcaldesa de París, se queda con un 1,75% de los votos. El candidato ecologista Yannick Jadot (Europa Ecología Los Verdes), ha cosechado el 4,63%, muy cerca de Pécresse y por encima de Hidalgo.

Los candidatos de las fuerzas de extrema derecha –Le Pen, Zemmour y Nicolas Dupont-Aignan– aglutinan casi un tercio de los votos, el 32,3% y más de 11,3 millones de sufragios –más que en la primera vuelta de 2017, cuando Le Pen y Dupont-Aignan sumaron 9,4 millones–. Mientras, las candidatas de los partidos tradicionales, Hidalgo y Pécresse, no llegan al 7% de los votos.

Se avecina una segunda vuelta más ajustada

Aunque a día de hoy todas las encuestas dan como ganador a Macron el próximo 24 de abril, la distancia con Le Pen no deja de reducirse. De acuerdo con el último sondeo de Ifop para el canal TF1, publicado este mismo domingo tras las elecciones, el presidente lograría su reelección con el 51% frente a la candidata de la Agrupación Nacional (RN), que obtendría el 49% de los votos en su duelo con Macron.

La distancia entre ambos candidatos que pronostica Ipsos en su sondeo elaborado este domingo es algo más amplia: el 54% de los votos para el presidente y el 46% para la líder de extrema derecha. A la espera de la campaña para la segunda vuelta, el margen es mucho más ajustado que en 2017, cuando Macron cosechó el 66,1% de los votos y Le Pen el 33,9%. 

El cara a cara de 2017 volverá a repetirse tras una campaña atípica, que comenzó marcada por la salida de la pandemia y que ha terminado con la invasión rusa de Ucrania como telón de fondo. Macron –que retrasó al máximo el anuncio de su candidatura oficial– optó por reducir su participación en los debates y celebrar un único gran mitin. En cabeza en los sondeos desde hace meses, en las últimas semanas había perdido puntos en todas las encuestas al tiempo que Le Pen acortaba distancias.

En las encuestas de intención de voto, Macron llegó a situarse en el 30%, pero se considera que sus reticencias a involucrarse en la campaña y el hecho de que haya defendido reformas impopulares –como el retraso de la edad de jubilación a los 65 años– lo han penalizado. Además, en la recta final de la campaña las sospechas de trato de favor del Gobierno respecto a la consultora McKinsey reactivaron su imagen de “presidente de los ricos”. Aun así, mejora los resultados respecto a la primera vuelta de 2017.

En el contexto de esta campaña gris, los sondeos hacían pensar que la abstención batiría el récord histórico. Finalmente, aunque la participación ha sido una de las más bajas en unas elecciones presidenciales, ha sido superior a la de 2002. En esta primera vuelta, la abstención se ha situado en torno al 26,3%, cuatro puntos más que en 2017 (22,23%), pero sin alcanzar las cifras de 2002 (28,4%), máximo en unas presidenciales.

En las encuestas para la segunda vuelta, la líder de extrema derecha ha aumentado hasta siete puntos respecto a las estimaciones de hace un mes. Una encuesta de Ipsos pronostica que podría recibir en torno a un 21% de los votantes de Mélenchon y un 25% de los de Pécresse.

Le Pen –debilitada en el otoño de 2021 por la entrada en campaña de Zemmour, que le robó votantes y apoyos— ha aprovechado estas elecciones para dar un giro a su imagen. Para ello ha utilizado un discurso centrado en cuestiones económicas y sociales, relegando a un segundo plano la inmigración, el islam y la seguridad, aunque sin modificar en lo esencial su programa sobre estas cuestiones. Al mismo tiempo, las salidas de tono de Zemmour han permitido a la candidata de la Agrupación Nacional (antiguo Frente Nacional) aparecer, por contraste, como más moderada. Un paso más en su campaña de normalización del partido iniciada en 2011 cuando relevó a su padre en la dirección.

“El pueblo francés se ha expresado y tengo el honor de clasificarme para enfrentarme al actual presidente”, ha dicho Marine Le Pen tras conocerse las primeras proyecciones de resultados. “Todos los que no han votado a Macron pueden sumarse a este movimiento. Lo que está en juego el 24 de abril es una elección de la sociedad e incluso de la civilización”, ha añadido en un guiño a los votantes de Francia Insumisa.

Solo los candidatos de extrema derecha piden votar a Le Pen

Una nueva fase de la campaña comienza ahora. La solidez del frente republicano contra la extrema derecha será puesta a prueba. Hay que esperar al impacto de los debates televisados: en 2017, Le Pen perdió seis puntos después de una actuación unánimemente criticada.

Las declaraciones de los candidatos pidiendo o no el voto por Macron también marcarán la pauta en este sentido.

Hidalgo ha sido la primera en pedir el voto para Macron. “Os pido solemnemente que votéis contra la extrema derecha de Marine Le Pen utilizando la papeleta de Emmanuel Macron”. La alcaldesa de París ha reconocido también la gravedad de la crisis del Partido Socialista. “Se lo decepcionados que estáis y sacaremos las conclusiones debidas”, al tiempo que asegura que seguirá “utilizando su energía como política para una Francia republicana más fuerte, más bella y más justa”.

La candidata de la derecha moderada, Pécresse, también ha pedido el voto contra la extrema derecha, aunque ha aclarado que lo hace a título personal. “Estoy profundamente preocupada por el futuro de nuestro país, con una extrema derecha que nunca ha estado tan cerca de ganar. Votaré en conciencia a Emmanuel Macron para evitar que Marine Le Pen llegue al poder y provoque el caos”, ha anunciado Pécresse minutos después de conocerse los primeros resultados.

“No soy la dueña de los votos que se han emitido en mi nombre”, ha matizado, “pero pido a los votantes que me han honrado con su confianza que consideren seriamente en los próximos días las consecuencias desastrosas para nuestro país y para las generaciones futuras de elegir una opción distinta a la mía”. Su declaración es muy diferente a la de su compañero de partido –y finalista en las primarias–Eric Ciotti. En el plató de la televisión TF1, Ciotti ha dicho que, “a título personal”, votará “en contra” de Macron.

Por su parte, Mélenchon ha anunciado que se abre “una nueva página de la lucha”. “La abordaréis, la abordaremos, con orgullo por el trabajo realizado”, ha afirmado el líder de izquierdas, que ya había anunciado que esta era su última candidatura. Ha descrito la situación del país como en “estado de emergencia política” y ha afirmado: “No debemos dar ni un voto a Marine Le Pen”. Ha anunciado que sus 300.000 militantes serán llamados a una consulta para decidir las consignas de voto del movimiento: abstención o voto para Macron. 

En su discurso tras conocerse los resultados, Zemmour ha anunciado que llama “a sus votantes a votar por Marine Le Pen”, a pesar de “los desacuerdos” que ha tenido con ella durante la campaña. “Frente a Le Pen hay un hombre que ha traído dos millones de inmigrantes: no voy a equivocarme de oponente”.

Jadot, el candidato ecologista, ha lamentado que “la ecología no esté presente en la segunda vuelta”. “Pero no debe estar ausente del próximo quinquenio”. A continuación, el eurodiputado de Europa Ecología-Los Verdes instó a sus seguidores a votar por el actual presidente. “Llamo a bloquear la extrema derecha metiendo la papeleta para Emmanuel Macron en las urnas el 24 de abril. Nadie debería minimizar la amenaza fundamental que supone la extrema derecha”.

En su discurso tras el triunfo, Macron ha tenido palabras de reconocimiento para todos los candidatos eliminados y ha agradecido el apoyo de los que han decidido pedir el voto para él de cara a la segunda vuelta. “Algunos lo hacen sólo para frenar a la extrema derecha, eso no significa que me apoyen, y yo lo respeto”. Macron ha llamado a esos candidatos a fundar “un gran movimiento político de unidad y acción”.

El presidente ha expresado su voluntad de “tender la mano a todos los que quieran trabajar por Francia”. También ha subrayado la importancia de la próxima votación: “No nos llevemos a error, nada está decidido y el debate que tendremos en las próximas dos semanas es decisivo para nuestro país y para Europa”.

Recomposición política

Aunque no haya habido sorpresas, los resultados de este domingo prolongan el seísmo político que supuso la presidencial de 2017. Con Macron y Le Pen confirmados como las dos principales alternativas, estos comicios han continuado además la caída de los grandes partidos tradicionales.

Este declive de las dos formaciones que se alternaban en el poder hasta 2017 augura un panorama político completamente nuevo de cara a las elecciones legislativas que están previstas en junio. En las fuerzas de izquierda se perfilan dos bloques: por un lado, comunistas y Francia Insumisa —que han estado en conversaciones las pasadas semanas— y, por otro, socialistas y ecologistas.

Precisamente el candidato ecologista, Jadot, empezó la campaña con la esperanza de convertirse en la referencia de las fuerzas progresistas, después de las elecciones europeas de 2019, en las que Europe Ecología Los Verdes fue el tercer partido con el 13,5% de los votos y las municipales de 2020, en las que ganó en varias grandes ciudades importantes, como Lyon, Grenoble y Burdeos. Pero lo cierto es que Jadot no ha conseguido en ningún momento imponer sus temas en la campaña, pese a que el medioambiente es la tercera preocupación de los franceses, según las encuestas.

Los efectos de la guerra en Ucrania, en especial el aumento de los precios de la energía y los carburantes han eclipsado otros asuntos. Ni la publicación de los dos últimos informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), ni las marchas a favor del clima, ni la cuestión de la soberanía energética y alimentaria que plantea la guerra de Ucrania han conseguido dar visibilidad a las cuestiones ecológicas, ausentes en los debates y discursos de los dos finalistas.

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