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Normalizar lo ‘inaceptable’: cómo conservadores, medios y nuevas caras llevaron a la extrema derecha a las puertas del poder en Francia

Jordan Bardella y Marine Le pen, durante un mitin antes de las elecciones europeas del pasado 9 de junio.

Amado Herrero

París —
1 de julio de 2024 21:28 h

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La serie La Fièvre ha sido uno de los grandes éxitos televisivos del año en Francia. En esta ficción, el guionista Éric Benzekri (creador también de Baron Noir) imagina un incidente en el mundo del fútbol —un cabezazo que la estrella de un gran equipo propina a su entrenador a causa de un malentendido— como punto de partida de la maquinaria implacable de las divisiones sociales. La amenaza de conflicto nacional, de una guerra civil, sobrevuela la narración, alimentada por una figura de los medios de comunicación de extrema derecha, acelerada por las redes sociales y apoyada en un debate político polarizado.

Parábola de la fragmentación social y la utilización del discurso del miedo, La Fièvre presenta a los espectadores conceptos propios de la comunicación política, como la ventana de Overton, teorizado por un politólogo americano que explica que en una sociedad existe un marco dentro del que están las ideas y discursos aceptables. Y que esa ventana no es fija, evoluciona. La serie explora las técnicas destinadas a acelerar la ampliación de lo aceptable y a conseguir que lo inaceptable deje de serlo.

“Cuando ya no vemos lo real, se necesita la ficción”, explicó el propio Benzekri en una entrevista sobre la serie. Ese contexto real es el de un crecimiento constante de Agrupación Nacional (RN por sus siglas en francés), el partido de Marine Le Pen. Tanto en el espacio político, como en los medios de comunicación, en las encuestas de opinión y en las diferentes citas electorales. Desde que Le Pen sucediera a su padre como líder del partido, ha llevado a la formación —antes llamada Frente Nacional— a superar sus mejores registros históricos y a ampliar su electorado a nuevos grupos de población y a nuevos territorios.

Una dinámica que condujo hace tres semanas a una contundente victoria en las elecciones europeas y que este domingo situó al partido a las puertas del poder, después de la victoria en la primera vuelta de las legislativas. RN lideró el bloque más votado (33,2%), por delante del Nuevo Frente Popular (28%) y de la coalición presidencial (20%). Más de 10,7 millones de franceses votaron por el antiguo Frente Nacional y sus aliados, la cifra más alta de la extrema derecha en unas legislativas y la segunda más elevada de la historia del partido, sólo por detrás de los 13,3 millones de votos a favor de Marine Le Pen en la segunda vuelta de la elección presidencial de 2022.

Efecto Bardella

En este último ciclo de elecciones, Marine Le Pen ha podido contar con la popularidad de Jordan Bardella, que ha abierto su partido a nuevos sectores de población: jóvenes, jubilados y clases medias. Bardella lideró la lista de RN a las elecciones europeas y se ha propuesto como candidato a primer ministro si el partido consigue una mayoría absoluta en la Asamblea (Le Pen prefiere reservarse para la presidencial de 2027).

A sus 28 años, la estrategia de comunicación del presidente de RN y el hecho de que su figura provoque menos inquietud que la de su mentora ha permitido seguir avanzando en la estrategia de normalización del partido. RN ha modulado su discurso para parecer más aceptable. El domingo en una breve intervención tras anunciarse los resultados Jordan Bardella deseó una campaña de segunda vuelta “en un clima de calma” afirmando querer ser “el primer ministro de todos los franceses, a la escucha de todos y cada uno […] Respetuoso de la Constitución y del cargo de presidente de la República”.

Además del proceso de normalización, el ascenso de Marine Le Pen y su partido en las últimas citas electorales avanza paralelo al desgaste electoral del macronismo, al que los sondeos auguran 150 diputados menos que en 2022. “El éxito electoral de la extrema derecha también se ha apoyado en sus propios adversarios”, analizaba recientemente la politóloga Nonna Mayer en una tribuna publicada en Le Monde. “Ya convirtieron las europeas en un referéndum anti-Macron, en torno a la impopularidad del presidente de la República y de sus políticas”.

En este contexto, la decisión del presidente de convocar elecciones anticipadas es más difícil de explicar. “Macron ha hecho exactamente lo que los estudios sobre estrategias contra la extrema derecha desaconsejan: reducir el debate a un enfrentamiento entre la extrema derecha y él y polarizando el debate alrededor de las ideas de extrema derecha”, añadía Mayer.

No obstante, a corto plazo queda por ver si este impulso histórico que según las primeras proyecciones podría suponer entre 240 y 280 escaños a diputados RN es suficiente para llevar el partido al poder, ya que Jordan Bardella ha repetido durante toda la campaña que sólo aceptaría ser nombrado primer ministro en caso de alcanzar una mayoría absoluta (es decir, 289 escaños). El razonamiento es que un jefe de Gobierno sin mayoría absoluta corre el riesgo de ser destituido mediante una moción de censura.

Alianza con la derecha

En este escenario, el partido necesitaría negociar con otra formación para lograr una coalición capaz de gobernar el país y durante mucho tiempo el resto de formaciones políticas consideraba inaceptable una alianza nacional con la extrema derecha. “La segunda vuelta será decisiva para dar a Jordan [Bardella] la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional y lanzar desde la próxima semana la recuperación de Francia y el restablecimiento de la unidad y la concordia nacional”, afirmó Marine Le Pen la noche del domingo.

Otra parte del éxito electoral se debe a que Le Pen ha conseguido, por primera vez, una alianza con un sector de la derecha tradicional, gracias al impulso adicional que le ha concedido el pacto con Éric Ciotti, presidente del partido Los Republicanos (al que se opone el resto de la formación). Ciotti y sus aliados han aportado en torno a un 4% adicional al bloque de extrema derecha y de cara a la segunda vuelta intentarán atraer a nuevos electores, y políticos, procedentes de la derecha gaullista, subrayando la proximidad entre ambos partidos en materia de inmigración y minimizando los desacuerdos en cuestiones económicas.

En este sentido, medios como Le Monde subrayan el papel que el millonario Vincent Bolloré ha desempeñado en este proceso de unión de las derechas. Y, de manera más general, la importancia de su imperio mediático en la estrategia de normalización y aceptabilidad puesta en marcha por Marine Le Pen en la última década. “CNEWS [canal de noticias de Bolloré] actúa de la misma forma que Fox News hace 15 años; ampliando la ventana de Overton, el campo de lo aceptable en el debate público”, explicaba recientemente el politólogo Vincent Tiberj a la revista Le1. “Este canal ha contribuido a difundir los análisis de RN y de una parte de la esfera intelectual de derecha en los que la laicidad y la República estarían amenazas por el Islam”.

Reconstruir el frente republicano

Si la primera vuelta de las legislativas se estructuró en un enfrentamiento entre tres bloques (extrema derecha, izquierda y centro) en la segunda vuelta se celebrarán muchos duelos directos entre dos candidatos. A lo largo de la semana las retiradas de candidaturas y los trasvases de votos mostrarán si el frente republicano, que durante un tiempo sirvió de cordón sanitario, sigue en pie y hasta qué punto un número suficiente de candidatos de centro considera inaceptable la victoria de la extrema derecha.

El domingo el primer ministro Gabriel Attal (que cuenta con pocas opciones de conservar su puesto) habló de un “deber moral” que exige “estar a la altura del destino de Francia”. “Nuestro objetivo ahora es claro: impedir que RN tenga mayoría absoluta en la segunda vuelta, que domine la Asamblea Nacional y, por tanto, que gobierne el país con su funesto proyecto”.

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