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El G7 suma 4.000 millones al reparto equitativo de vacunas en medio de las críticas por el acopio de los países ricos

El primer ministro Boris Johnson preside una reunión del G7

Icíar Gutiérrez

19 de febrero de 2021 19:51 h

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Los países del G7 han anunciado este viernes, tras una reunión virtual, que aumentarán en casi 4.000 millones de dólares (3.300 millones de euros) sus fondos al mecanismo COVAX, que intenta asegurar un reparto equitativo a vacunas contra la COVID-19.

En una declaración conjunta, tras semanas de críticas por la distribución desigual de dosis, las potencias económicas mundiales muestran su “apoyo” al acceso equitativo y asequible y se refieren a la inmunización generalizada como un “bien público global”. Según indican, con los últimos compromisos, el apoyo colectivo del G7 –Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Francia e Italia, más la UE– asciende a 7.500 millones de dólares (6.193 millones de euros).

La Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha reclamado en los últimos días que se aumenten las contribuciones financieras a COVAX, ha acogido el anuncio con beneplácito. “Hay un movimiento creciente a favor de la equidad en las vacunas y celebro que los líderes mundiales estén dando un paso al frente asumiendo nuevos compromisos para acabar eficazmente con esta pandemia compartiendo las dosis y aumentando los fondos destinados a COVAX”, ha dicho Tedros Adhanom Ghebreyesu, director general de la OMS.

Sin embargo, ha añadido que también es necesario aumentar la producción. “Las cosas no pueden continuar como siempre y hay una necesidad urgente de que los países compartan dosis y tecnología, amplíen la fabricación y garanticen que haya un suministro sostenible de vacunas para que todos, en todas partes, puedan recibir una vacuna”.

En su declaración, los países del G7 se comprometen a “acelerar el desarrollo y el despliegue de vacunas a nivel mundial” y trabajar con la industria farmacéutica “para aumentar la capacidad de fabricación, incluso a través de la concesión voluntaria de licencias”.

¿A qué se han comprometido los líderes del G7?

El anuncio de nuevos fondos del G7 a COVAX incluye las nuevas promesas de 980 millones de euros por parte de Alemania y 500 millones de euros por parte de la Unión Europea (uno de los principales donantes hasta ahora del mecanismo), así como una asignación de 2.000 millones de dólares de financiación para 2021 por parte del Gobierno de Joe Biden, que se ha estrenado este viernes en el grupo, a los que sumarán otros 2.000 millones de dólares adicionales previstos para 2021-2022. Japón también ha prometido 70 millones de dólares.

En la reunión, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado que la UE destinará 500 millones de euros más para el mecanismo de financiación de COVAX para comprar vacunas para los países más pobres. Incluye 300 millones de euros en subvenciones de la Comisión y 200 millones de euros en garantías de préstamos a través de el Banco Europeo de Inversiones (BEI). Esto se suma a los 100 millones de euros ya comprometidos por la Comisión Europea y a los 400 millones de euros en garantías del BEI en diciembre de 2020. 

Gavi, una de las impulsoras del mecanismo, ha asegurado que con estas nuevas aportaciones le permitirán conseguir más dosis y “diversificar aún más su cartera de vacunas, avanzando en su objetivo de distribuir al menos 1.300 millones de dosis de vacunas” en las economías más pobres del mundo en los próximos meses. 

“Agradecemos a los países del G7, y en particular a Alemania y Estados Unidos, así como a la UE, este fuerte liderazgo en los ámbitos de la salud mundial y la seguridad sanitaria mundial”, ha dicho Seth Berkley, director general de Gavi, en un comunicado. No obstante, hacen falta más fondos. Si se “mantiene la solidaridad mundial”, dice la organización, otros 500 millones de dosis adicionales podrían estar al alcance en 2021, lo que elevaría el total a 1.800 millones.

COVAX es uno de los pilares del Acelerador ACT de la OMS, que también recibirá más fondos de los países del G7, pero sigue teniendo un déficit de financiación de 22.900 millones de dólares. El ACT es la colaboración mundial en marcha para acelerar el desarrollo, la producción y el acceso equitativo también a las pruebas y los tratamientos, además de las vacunas contra la COVID-19.

Llamamientos a donar dosis

Antes del encuentro, el primer ministro británico británico Boris Johnson, presidente de turno del grupo, ha anunciado que Reino Unido compartirá la mayor parte de los “futuros excedentes de vacunas” de su suministro con el fondo común de adquisiciones de COVAX “para apoyar a los países en desarrollo”. Reino Unido, con 66,7 millones de habitantes, ha ordenado más de 400 millones de dosis de varias vacunas.

Paralelamente, el presidente francés Emmanuel Macron ha hecho un llamamiento para que los países de mayores ingresos reserven un porcentaje de sus dosis para las economías de menores ingresos. En concreto, Macron ha dicho en una entrevista con el Financial Times que EEUU y Europa deberían asignar urgentemente hasta el 5% de sus suministros actuales de vacunas a los países en desarrollo en los que las campañas no han comenzado.

“El reparto de dosis por parte de los países que están en condiciones de hacerlo puede añadir potencialmente volúmenes significativos de vacunas al esfuerzo mundial para poner fin a la fase aguda de la pandemia. Además de Francia y Noruega como parte del Equipo Europa, Canadá ha hecho una promesa similar”, dice Gavi.

La canciller Angela Merkel también ha dicho después de la reunión que es posible que Alemania y otros países ricos deban dar algunas de sus propias vacunas a los países en desarrollo además de dinero, ya que solo vacunar a todo el mundo pondrá fin a la pandemia de coronavirus, según recoge The Guardian. Merkel ha explicado que durante la reunión no se han debatido los porcentajes específicos de sus existencias de vacunas que deberían administrarse a los países más pobres.

Según el Financial Times, sigue habiendo divisiones sobre la velocidad a la que Occidente debería compartir sus dosis. Según este diario, EEUU ha rechazado el llamamiento de Macron para compartir dosis antes de haber completado su propia campaña nacional.

La OMS ha pedido a los países que no compartan sus dosis unilateralmente, sino que las donen a través de COVAX para garantizar la igualdad. También ha reclamado que sea en paralelo a sus despliegues nacionales de vacunas y que las compartan una vez que hayan terminado de vacunar a los trabajadores sanitarios y a las personas vulnerables al virus. 

“COVAX se está convirtiendo en un fondo de ayuda”

Esta semana, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha dicho que el progreso en la vacunación a nivel mundial “ha sido tremendamente desigual e injusto”. Solo 10 países han administrado el 75% de todas las vacunas contra la COVID-19. Mientras tanto, más de 130 países no han recibido una sola dosis aún, recordó. En la mayoría de los países de ingresos bajos y medianos, la vacunación aún no ha comenzado.

Los países ricos han acumulado una lluvia de críticas en los últimos meses por acaparar la mayoría del suministro de vacunas, en ocasiones asegurándose más dosis de las necesarias. La campaña global ONE contra la pobreza extrema ha calculado este jueves que a los cinco países que han comprado más vacunas hasta la fecha (más la UE) les sobrarán más de 1.000 millones de dosis que, según reclaman, podrían compartir con otros. Tras la reunión, los activistas han dicho que los nuevos compromisos del G7 son un buen paso en la dirección correcta, “pero también debemos acelerar la velocidad a la que llevamos las vacunas a todos los rincones del planeta, ya que si el virus se mueve más rápido que nosotros, está ganando”.

El objetivo inicial de COVAX era ser el mecanismo a través del cual todos los países, ya fueran ricos o pobres, pudieran adquirir la vacuna. Muchos países de altos ingresos se unieron pero solicitando cantidades muy pequeñas, y en su mayoría solo haciendo donaciones. Paralelamente, se han sellado un elevado número de acuerdos bilaterales, aquellos firmados directamente con las compañías (principalmente por naciones ricas), que se considera que han acabado menoscabando la propia capacidad de COVAX.

Solo el año pasado se firmaron 44 acuerdos bilaterales de este tipo y los países ricos, que representan al 14% de la población, reservaron la mayoría de las dosis. La OMS ha criticado públicamente esta tendencia, asegurando que aumenta los precios y crea el escenario que COVAX buscaba evitar, con “acaparamiento, un mercado caótico, una respuesta descoordinada y una disrupción social y económica continua”. La agencia ha pedido a las compañías que fabrican vacunas que prioricen el suministro a COVAX sobre los nuevos acuerdos bilaterales.

“Parece que COVAX se está convirtiendo cada vez más en un fondo de ayuda para la compra y distribución de vacunas COVID para países de renta media y baja, y se queda por el camino la idea de que fuera el mecanismo de reparto de vacunas para todos los países que se anunció al principio. Será un mecanismo menos innovador pero va a jugar un papel importante de todas maneras, y más todavía cuando haya que poner orden con el tema de la redistribución de excedentes de vacunas”, dice a elDiario.es Belén Tarrafeta, farmacéutica y experta en acceso a medicamentos.

“La visión inicial de COVAX de ser el mecanismo por defecto para la compra y distribución no tuvo suficiente apoyo político de los países de rentas altas ni cuando se constituyó, ni ahora. Quizás si hubiera habido una posición más clara desde el principio no se habría perdido tanto tiempo y esfuerzo”, dice la experta. 

Mientras las vacunas ya se están distribuyendo en más de 70 países en todo el mundo, COVAX aún no ha comenzado a repartir dosis. Su plan es que el grueso de la primera ronda de entregas tenga lugar en marzo, con algunos envíos a aquellos que ya han cumplido determinados requisitos, que se producirán a finales de febrero, según ha anunciado esta semana tras la autorización de emergencia de la OMS de dos versiones del suero de AstraZeneca/Oxford, lo que hace que estén disponibles para su distribución mundial a través del programa.

Para muchos de los países de ingresos bajos y medios a los que se les entregará vacunas financiadas por el mecanismo con ayuda al desarrollo, las de COVAX serán las primeras dosis que recibirán. Según el último análisis del Economist Intelligence Unit, para la mayoría de los países de renta media, el calendario de vacunación se extenderá hasta finales de 2022. En las economías más pobres, la cobertura de vacunación generalizada no se logrará antes de 2023, si es que se logra.

“Aunque se estén comenzando algunas campañas de vacunación en países de renta baja, y hacia el mes de abril comenzarán muchos otros a través de COVAX, los volúmenes van a ser muy bajos. Hasta junio estos países van a recibir dosis que apenas van a llegar a cubrir el 3% de la población, que son unos 300 millones de dosis para 145 países. Es muy poco”, dice Tarrafeta.

En las últimas semanas, la OMS ha reclamado en reiteradas ocasiones que se amplíe la capacidad de producción a nivel mundial, algo en lo que coinciden muchos expertos y que también haría que los países pobres dependan menos de las donaciones de los ricos, según la agencia. También pide las farmacéuticas que compartan sus conocimientos con el Fondo de Acceso a la Tecnología COVID-19 (C-TAP) para “aumentar drásticamente el suministro mundial” de vacunas para los próximos años. Sin embargo, desde su creación en mayo del año pasado, ningún fabricante de las principales vacunas candidatas se ha comprometido con C-TAP, que permite la concesión de licencias voluntarias de tecnologías de una manera no exclusiva.

Paralelamente, varios países liderados por India y Sudáfrica han propuesto suspender temporalmente las normas de la Organización Mundial del Comercio sobre derechos de propiedad intelectual durante la pandemia, argumentando que ello podría facilitar la ampliación de la producción. Sin embargo, de momento, los países ricos siguen cerrando filas a la hora de oponerse a la propuesta de exención. Muchos países empobrecidos y organizaciones de la sociedad civil internacionales como MSF y nacionales como Salud por Derecho abogan por esta medida como solución a la falta de acceso.

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