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Reino Unido se cae a trozos (literalmente)

Un grupo de estudiantes de la escuela católica Corpus Christi de Brixton, cerrada por la presencia de hormigón peligroso, caminan hacia otro colegio en Londres el 5 de septiembre.

María Ramírez

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Más de 100 escuelas en Inglaterra han cerrado en parte o por completo porque están construidas con un tipo de hormigón que se desmorona. Al menos 35 están en la misma situación en Escocia. El resto del país revisa ahora paredes, techos, suelos y vigas de sus colegios para tomar las mismas medidas por un material que se degrada y ya ha superado su vida útil. 

Miles de estudiantes por todo el país empiezan más tarde el curso, son acogidos por otros centros o están dando clase online. El Gobierno de Rishi Sunak publicó este miércoles la lista oficial con las escuelas afectadas hasta ahora: 156, entre ellas 52 donde ya se han cerrado las instalaciones y 104 que están en proceso de hacerlo. El número puede ser mucho más alto cuando acaben las inspecciones, y esto no incluye a colegios privados, que no están entre los analizados por el Gobierno, pero que también están cerrando al detectar el mismo hormigón considerado peligroso

Y no son sólo las escuelas.

El sistema nacional de salud ha mandado una alerta a sus 224 autoridades sanitarias locales para que hospitales y centros de salud en Inglaterra hagan planes para evacuar sus instalaciones en caso de derrumbe. Hay 19 autoridades que se consideran “prioritarias” por un peligro más inminente. El miedo al desmoronamiento ya ha hecho que algunos pacientes que sufren obesidad sean tratados como precaución en plantas bajas.

Los edificios del Parlamento están ahora también en revisión para aclarar si también hay partes construidas con el tipo de hormigón utilizado en escuelas, hospitales y otros edificios públicos entre los años 50 y los 90 por todo el país. 

El hormigón de riesgo

El hormigón celular curado en autoclave (RAAC, según sus siglas en inglés) es un material prefabricado, ligero y que se utilizó mucho en Reino Unido en la segunda mitad del siglo XX por su rapidez de instalación y precio más barato para tejados, paredes y suelos. En 1996, una agencia gubernamental para la seguridad de los edificios alertó del exceso de grietas en tejados de los paneles de este hormigón y avisó de que este material tenía una vida máxima de 30 años. 

Desde entonces, numerosos informes han documentado los riesgos y han pedido inspecciones. En julio de 2018, un techo de una escuela primaria en Gravesend, Kent, al sureste de Londres, se derrumbó un sábado por la noche de manera repentina; no hubo víctimas porque estaba vacía. El techo tenía 29 años y el destrozo obligó al cierre de la escuela de manera temporal. Desde entonces, varios ministerios han lanzado alertas para pedir inspecciones y precaución con este material.

El pasado 16 de agosto, el regulador nacional para la Salud y Seguridad en el trabajo publicó su anuncio más contundente: “La vida útil de RAAC ha terminado. Está expuesto a derrumbarse con poco o ningún aviso. Si eres responsable de la gestión, mantenimiento o alteración de edificios públicos tienes que saber si tus edificios tienen RAAC, y actuar de manera apropiada para asegurarte de que los edificios son seguros”. 

La viga

La alerta actual viene de los incidentes de este verano por los derrumbes en escuelas y otros edificios que tenían este hormigón pero no estaban considerados de riesgo. Nick Gibbs, el secretario de Estado de Educación, explicó a la BBC que la caída de una viga de este tipo de hormigón que no estaba en mal estado evidente fue el detonante del anuncio del cierre parcial o total antes del comienzo del curso: “Lo que descubrimos durante el verano fue que había varios casos, en escuelas y otros edificios, en Inglaterra y fuera de Inglaterra, donde RAAC que había sido considerado de riesgo bajo se había convertido en peligroso”. 

Sólo unos días antes de la vuelta al colegio, “se derrumbó una viga que no tenía ninguna señal de que supusiera un riesgo crítico y se consideraba segura”, según el político. Así el Gobierno anunció que los colegios tienen que dejar de utilizar edificios o zonas que tengan este hormigón. 

El primer ministro, Rishi Sunak, defiende que “la mayoría” de las escuelas están en condiciones de acoger a estudiantes mientras afronta una crisis más para el impopular Gobierno conservador. 

La ministra de Educación, Gillian Keegan, se quejó en televisión -mientras tenía el micrófono puesto y estaba ante las cámaras aunque no se daba cuenta de que seguía la grabación- de que nadie le decía “el jodido buen trabajo” que ella estaba haciendo mientras “otros no movían el culo”. La ministra pidió luego perdón por sus palabras.

Keegan también ha sido criticada por no interrumpir sus vacaciones en España cuando se ordenó el cierre de las escuelas. Ella asegura que estaba trabajando “en remoto”. Según la prensa británica, tiene un apartamento en Madrid y una casa en Marbella, pero un portavoz no especificó dónde estaba.

Recortes

El problema viene de atrás y se ha agravado por los 13 años de recortes de los gobiernos conservadores que han afectado a autoridades regionales y locales, y han llevado incluso a la declaración de quiebra de ayuntamientos. El último en declararse en “estrés financiero” y suspender pagos más allá de los servicios esenciales ha sido el Ayuntamiento de Birmingham, una ciudad de más de un millón de habitantes. 

Las escuelas llevan años pidiendo arreglos y, en parte de los casos, la reconstrucción completa de edificios de los años 60 que tienen el hormigón considerado ahora peligroso y acumulan múltiples problemas, incluidos los cortocircuitos, la mala ventilación y las goteras. 

Un informe sobre el estado de 22.000 colegios en Inglaterra publicado por el Gobierno en 2021 estimó que hacían falta reparaciones urgentes con 11.400 millones de libras (más de 13.000 millones de euros), la mitad de ellas para edificios construidos entre 1960 y 1980. 

En 2010, el Gobierno conservador de David Cameron eliminó el proyecto de reconstrucción de los colegios que habían empezado los gobiernos laboristas, y que suponía invertir 55.000 millones de libras (64.000 millones de euros) para renovar o reconstruir todas las escuelas secundarias de Inglaterra.

Sunak defiende las decisiones de su partido asegurando que la mayoría de las escuelas afectadas por los cierres son de primaria. Sin embargo, algunas de las escuelas más afectadas ahora están entre las que sufrieron los recortes. Por ejemplo, los proyectos de reconstrucción de al menos 13 escuelas con este tipo de hormigón y que están ahora cerradas fueron cancelados por los tories en 2010, según una investigación de la BBC

Desde que los conservadores llegaron al poder han recortado el presupuesto para el mantenimiento y la reconstrucción las escuelas, incluso desoyendo a su propio Ministerio de Educación. En 2020, este departamento pidió gastar al año en las desgastadas estructuras el equivalente a 6.100 millones de euros y el Tesoro aprobó 3.600. En 2021, según un plan progresivo, Educación pidió hacer reparaciones en 200 escuelas al año en lugar de las 100 de entonces, y Sunak, entonces canciller, aprobó hacer sólo 50 al año

“Escándalo nacional”

Ahora, el actual ministro del Tesoro, Jeremy Hunt, dice que el Gobierno gastará “lo que sea necesario” para arreglar los colegios. Pero muchos ni siquiera saben hasta qué punto son vulnerables. 

“Lo que está pasando ahora es que tenemos a los directores de colegio volviéndose locos intentando identificar hormigón que parezca de este tipo en lugar de estar centrados en el desarrollo y educación de los niños”, se quejaba en la radio de la BBC Geoff Barton, director general de la asociación de líderes de colegios y universidades. “Es un escándalo nacional”.

La crisis del hormigón se ha centrado en las escuelas por el comienzo de curso y las medidas de emergencia, pero afecta a muchos tipos de edificios. 

La diputada laborista Meg Hillier, presidenta de una comisión de la Cámara de los Comunes sobre cuentas públicas, escribió en el diario Times su shock al descubrir durante una visita para analizar programas públicos que “en un hospital el personal sólo arregla el tejado cuando ellos y sus herramientas tienen un peso determinado” y “pacientes con sobrepeso deben ser tratados en la planta baja porque su peso combinado con el del equipo médico es demasiado para estar a salvo”.

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