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El Senado italiano elige como presidente a la mano derecha de Giorgia Meloni que colecciona bustos de Mussolini

La senadora Liliana Segre estrecha la mano al recién elegido presidente del Senado italiano Ignazio La Russa tras la votación este jueves, en Roma.

Mariangela Paone

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El primer día de la nueva legislatura en Italia no podía haber empezado con una imagen más simbólica. A Liliana Segre, superviviente del campo de Auschwitz, le tocaba, como senadora de mayor edad, presidir este jueves la sesión inaugural, en la que pasaría el testigo a Ignazio Benito La Russa, que ha atravesado toda la historia del posfascismo en Italia y es hoy la mano derecha de Giorgia Meloni, la líder del partido de extrema derecha Hermanos de Italia, ganadora de las elecciones del 25 de septiembre. “En este mes de octubre en que se cumple el centenario de la Marcha sobre Roma que dio inicio a la dictadura fascista, le toca a alguien como yo asumir temporalmente la presidencia de este templo de la democracia que es el Senado de la República”, dijo Segre, abriendo la sesión. En un emotivo discurso, que se cerró con la ovación de los senadores presentes, reconocía sentir “una especie de vértigo” al recordar que fue en un día de octubre de 1938 cuando ella, entonces una niña de siete años, fue obligada por las leyes raciales aprobadas por Mussolini a dejar el colegio. 

La emoción por las palabras de Segre, memoria viva de la historia del país, duró, sin embargo, poco. En el aula del Senado volvieron a emerger los enredos de la política italiana. La mayoría que será llamada a formar el Gobierno —Hermanos de Italia (FdI, por sus siglas en italiano), Forza Italia de Silvio Berlusconi y la Liga de Matteo Salvini— dejó ver que la unidad que escenificaron durante la campaña electoral y que fue clave para la victoria, no es para nada sin fisuras. Berlusconi está molesto por cómo están yendo las negociaciones para el reparto de carteras. El ex primer ministro, que tiene aún un proceso pendiente por prostitución de menores y sigue siendo el dueño de Mediaset, pide para FI el ministerio de Justicia y el de Desarrollo Económico, que incluye el control de la televisión pública. Pero Meloni se resiste. Y para dejar claro el malestar, Forza Italia decidió no votar en la primera llamada a favor del candidato a la presidencia del Senado de Meloni. Además, durante la votación en el Senado se vio al magnate hablar con La Russa visiblemente enojado y concluir la conversación con un “vaffanculo” —“vete a tomar por culo”—, que se convirtió en una de las estampas de la jornada y de las divisiones que existen en la coalición.

Sin embargo, La Russa salió elegido igualmente con 116 votos, superando no sólo el umbral de los 104 necesarios sino que sumando uno más a los números que tiene la mayoría en el Senado. Y ya que no fueron de Forza Italia, esos votos tuvieron que llegar de algún grupo de la oposición. Berlusconi indicó a los centristas del “Terzo Polo”, Matteo Renzi y Carlo Calenda, quien se apresuraron a desmentir. Y Enrico Letta, el líder del Partido Democrático, comentó: “La votación de hoy en el Senado certifica lamentablemente que una parte de la oposición no espera otra cosa que entrar en el Gobierno”. 

De nuevo, en medio de la confusión, la ganadora fue Giorgia Meloni, que vio como su candidato salía elegido en la primera votación, reforzando su posición en las negociaciones con sus socios de Gobierno, mientras la mayoría aún no se ha puesto de acuerdo para la presidencia del Congreso. 

Un exministro de Defensa que colecciona reliquias fascistas

Ignazio La Russa asume con la presidencia del Senado el segundo cargo institucional más importante del país, tras el presidente de la República. Su segundo nombre, Benito, es un claro homenaje al dictador Mussolini. Su padre, Antonino, fue secretario del Partido nacional fascista en Paternó, la ciudad siciliana en la que La Russa nació hace 75 años, y luego se sumó, tras el retorno de la democracia, al Movimento Sociale Italiano (MSI), el partido fundado por los secuaces de Mussolini, y en cuyas juventudes inició su militancia el ahora presidente del Senado. 

Como Meloni, La Russa ha vivido la historia del posfascismo en Italia. Se sumó a Alianza Nacional, cuando en 1995 Gianfranco Fini disolvió el MSI para fundar un nuevo partido declarando el fascismo “mal absoluto”. La Russa fue ministro de Defensa en el Gobierno de Silvio Berlusconi, cuando AN se sumó a Forza Italia en el Pueblo de la Libertad. Fue luego, junto a Meloni, uno de los fundadores de Hermanos de Italia. 

En su larga carrera política —fue elegido por primera vez diputado en 1992— , se ha hecho famoso por sus intervenciones estridentes y polémicas en el Parlamento y en las tertulias y por su ambigüedad con respecto al fascismo. En las horas previas a su elección a la presidencia del Senado, se recuperó y viralizó en las redes sociales un vídeo publicado por el Corriere della Sera en 2018 en el que La Russa enseña a los periodistas que le entrevista su colección de bustos de Mussolini y reliquias fascistas. 

Durante la campaña electoral, su hermano Romano, también miembro del partido, protagonizó uno de los “incidentes” de Hermanos de Italia, acudiendo a un funeral en el que se sumó a un saludo romano. Un episodio que La Russa, quien recientemente repite como Meloni que “en FdL no hay espacio para los nostálgicos”, tachó de “grave error”.  

Este jueves ha entregado un ramo de rosas blancas a la senadora Segre, a quien ha definido como “presidente moral”. La senadora había mencionado, un su discurso lleno de referencias al antifascismo, que la fiesta del 25 abril, en la que Italia celebra la liberación del nazifascismo, no puede ser consideraba como una fiesta divisiva, algo que precisamente La Russa ha dicho en más de una ocasión. “No hay ni una sola palabra de lo que [la senadora Segre] ha dicho que no se merezca mi aplauso”, dijo este jueves el nuevo presidente del Senado. 

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