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La tensión sobre Ucrania se desboca y alimenta una escalada militar

El presidente ruso, Vladimir Putin, con el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, el 13 de enero.

Javier Biosca Azcoiti

20 de enero de 2022 22:22 h

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Desde que estalló la última crisis en el conflicto entre Rusia y Ucrania el pasado 30 de octubre, la tensión se ha desbocado y el uso de la diplomacia entre EEUU, la OTAN, la UE, Ucrania y Rusia solo ha servido para evidenciar posturas irreconciliables. A ello se suma el envío de armas a Ucrania por parte de algunos países y la movilización de tropas en el marco de la OTAN, entre ellas las de España. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha anunciado el envío de dos buques al Mar Negro y está valorando un despliegue aéreo de cazas en Bulgaria. El movimiento ya estaba programado, pero se ha adelantado ante la situación regional, entre críticas de Podemos.

El nuevo pico de tensión se fraguó hace tres meses con el despliegue de tropas rusas cerca de la frontera con Ucrania. Entonces EEUU acusó a Moscú de planear una invasión, algo que Rusia ha negado. Ambas partes han ido elevando progresivamente el tono y en este contexto se reúnen este viernes en Ginebra el ministro ruso de exteriores, Serguéi Lavrov, y el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken. 

“El despliegue de tropas no significa directamente que Rusia vaya a invadir Ucrania. Más bien dice que Moscú está subiendo las apuestas e intenta conseguir lo que quiere mediante una escalada”, dice a elDiario.es Kerim Has, analista de política rusa radicado en Moscú. “Principalmente refleja una estrategia de 'diplomacia coercitiva'. Rusia quiere que todo el mundo piense que una guerra puede empezar muy pronto y que el Kremlin está dispuesto a luchar por sus líneas rojas”.

Semana intensa

El encuentro de este viernes es la culminación de una intensa semana llena de visitas y reuniones entre líderes internacionales. El pasado 10 de enero se celebró otro encuentro sin grandes avances entre los números dos de Exteriores de ambos países y Blinken se ha reunido estos días con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, además de con los ministros de Exteriores de Francia, Alemania y Reino Unido. El ministro español José Manuel Albares también visitó al secretario de Estado esta semana en Washington. Entretanto, la jefa de la diplomacia alemana, Annalena Baerbock, ha viajado tanto a Ucrania como a Rusia.

Estos encuentros versan, en su mayoría, sobre las peticiones del presidente ruso, Vladimir Putin, para desescalar el conflicto. Días después del estallido de la crisis, Rusia presentó dos borradores de tratados para firmar con EEUU y con la OTAN en los que recogía todas sus peticiones, entre ellas, la prohibición explícita de la ampliación de la OTAN hacia el este, incluido Ucrania. Sin embargo, en 2008 la OTAN dio el primer paso para aceptar la petición de Ucrania de convertirse en Estado miembro. Aunque la promesa no se ha cumplido, el acuerdo con Ucrania ha tensado desde entonces las relaciones con Rusia.

La organización de defensa colectiva y sus miembros rechazan frontalmente la propuesta del Kremlin, alegando que cada país es libre de determinar sus alianzas y compromisos defensivos. “No volveremos a la lógica antigua de competición y esferas de influencia en la que países enteros eran tratados como posesiones o patios traseros”, ha afirmado este jueves la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen.

Sin embargo, sí existen diferentes visiones entre los Estados miembros, por ejemplo respecto al gaseoducto ruso-alemán Nord Stream 2, al que EEUU se opone. “No existe una posición única. La postura de la Europa continental occidental como Alemania, Francia e Italia difiere de la de Reino Unido, Polonia y los Estados bálticos”, dice Has. Francia, por su parte, está intentando relanzar un diálogo a cuatro entre Berlín, París, Kiev y Moscú. “Es bueno que haya coordinación entre Europa y EEUU, pero es vital que Europa tenga su propio diálogo con Rusia”, ha afirmado Emmanuel Macron. Mientras tanto, EEUU trata de unificar el criterio para responder a las propuestas de Moscú.

Y paralelamente a los esfuerzos diplomáticos, los países se preparan o refuerzan en materia defensiva. Este lunes, el ministro de Defensa británico, Ben Wallace, anunció el envío de armamento a Ucrania en un paquete compuesto por “sistemas de armamento ligero antitanques”, alegando que son armas de corto alcance con una “clara” utilidad “defensiva”.

Por su parte, el Departamento de Estado de EEUU ha autorizado a Lituania, Letonia y Estonia a enviar misiles estadounidenses y otro tipo de armamento a Ucrania. Para que un país pueda exportar armas estadounidenses a terceros países, EEUU tiene que emitir esta autorización. A ello se suma la asistencia estadounidense, que solo en 2021 alcanzó los 450 millones de dólares. Desde 2014, EEUU ha suministrado 2.500 millones de dólares en “ayuda militar” a Ucrania. Sin embargo, en este punto no existe total unidad en el flanco occidental y Alemania, por ejemplo, ha rechazado la petición ucraniana y no ha enviado armas, lo que el embajador ucraniano en Berlín ha calificado de “extremadamente decepcionante”.

“Todavía hay tiempo para la diplomacia y no creo que se produzca una invasión rusa hasta que al menos se reúnan Blinken y Lavrov, hasta que haya una respuesta escrita de la OTAN/EEUU a la propuesta rusa y hasta que Biden y Putin hablen por teléfono”, dice Has. “De hecho, creo que EEUU todavía puede encontrar una 'fórmula diplomática creativa para continuar las negociaciones y reducir la tensión”.

Operación en el Este de Ucrania

“Ucrania ve esta asistencia como una carta blanca para lanzar una operación militar en el Donbás. Las fuerzas armadas ucranianas continúan bombardeando a la población civil en el este del país”, ha señalado este jueves la portavoz de Exteriores rusa, María Zakharova. EEUU denuncia que esto es solo una estrategia para intentar dibujar a Ucrania como el agresor. En el este del país, Rusia apoya a las milicias separatistas desde 2014.

“Rusia culpa a otros de su propia agresión, pero es la responsabilidad de Moscú acabar con esta crisis de forma pacífica. Moscú invadió Ucrania en 2014, ocupa Crimea y continúa alimentando el conflicto en el este de Ucrania. Esto sigue un patrón de comportamiento ruso de debilitar la soberanía y la integridad territorial de países en la región, como Georgia o Moldavia”, ha señalado este jueves el Departamento de Estado en un comunicado.

“El Departamento de Estado de EEUU es consciente de que varias entidades militares y de inteligencia rusas participan en una campaña de confrontación informativa contra Ucrania. Estas actividades incluyen la difusión de desinformación y propaganda que intenta pintar a Ucrania como el agresor en su relación con Rusia”, ha indicado el Departamento de Estado. “Estas medidas pretenden influir en los países occidentales para que crean que el comportamiento de Ucrania podría provocar un conflicto global”.

El secretario Blinken ha anunciado también este jueves una serie de sanciones contra cuatro individuos “relacionados con las actividades de influencia dirigidas por la inteligencia rusa para desestabilizar Ucrania”. “En previsión de una posible nueva invasión de Ucrania, los servicios de inteligencia rusos han estado reclutando a ciudadanos ucranianos en puestos clave para acceder a información sensible. El FSB se aprovecha de estos funcionarios en un intento de crear inestabilidad en Ucrania”, ha añadido.

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