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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

El Brexit sigue siendo una “herida abierta” para los ciudadanos de la UE que viven en Reino Unido

Jon Henley

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Un estudio sobre los ciudadanos de la Unión Europea que viven en Reino Unido muestra la “herida abierta” que ha dejado el Brexit, que Reino Unido decidió en referéndum hace seis años, el 23 de junio de 2016. Los encuestados afirman que la decisión de abandonar el bloque les ha hecho sentirse traicionados, inseguros y desconfiados hacia el país al que, sin embargo, la mayoría sigue llamando hogar.

La encuesta realizada a ciudadanos de la UE de 22 países, que en su mayoría llevaban más de cinco años en Reino Unido y se quedaron tras el Brexit, muestra “un impacto profundo y duradero en las vidas y el sentido de identidad y pertenencia de los ciudadanos de la Unión Europea en Reino Unido”, dicen los autores.

“El mensaje público puede sugerir que el Brexit está hecho y enterrado, y todo el mundo ha seguido adelante”, dice el autor principal del informe, el profesor Nando Sigona, de la Universidad de Birmingham. “Pero para los ciudadanos de la UE, el Brexit sigue siendo una herida abierta”.

El estudio, titulado “Los ciudadanos de la UE en Reino Unido después del Brexit”, muestra que reconstruir la confianza en las instituciones y los políticos británicos es un desafío cuando “las ramificaciones del Brexit todavía tienen consecuencias tan profundas” en las vidas de los ciudadanos de la UE, dice Sigona.

Los encuestados dijeron que el Brexit había afectado significativamente a su visión de Reino Unido. Mientras que el 72% todavía siente algún tipo de apego emocional a Reino Unido, el 89% dijo que su opinión sobre el país había cambiado –para el 68,6%, “mucho” o “bastante”– desde el referéndum de 2016.

Cuando se les pidió que resumieran con tres palabras lo que significa Reino Unido para ellos, muchos ofrecieron, sin embargo, términos como “hogar” y “amor”, lo que refleja la fuerza residual de los lazos de los ciudadanos de la UE con el país que han convertido en su hogar, dice el informe.

Sin embargo, las respuestas positivas fueron superadas por palabras como “decepción”, “traición”, “tristeza”, “frustración”, “enfado”, “no ser bienvenidos” y “asco”. Las respuestas libres a la encuesta, donde podían escribir lo que quisieran, se hicieron eco del sentimiento predominantemente negativo.

Más sentimiento pro-UE

“Estaba como en casa aquí”, dice un holandés de 43 años en la encuesta. “Desde el referéndum... la gente me sigue preguntando de dónde vengo y cuándo vuelvo a casa, pero esas preguntas han perdido su inocencia”. Otro holandés, de 40 años, dice: “Me mudé aquí como parte de la misma filosofía. Ahora siento que esa idea común ha desaparecido y me siento como un inmigrante”.

Otros aseguran que el Brexit ha cambiado su visión de su país de origen. “Me siento más alemana y más apegada a Alemania desde 2016”, dice una mujer alemana de 45 años que vive en Reino Unido.

Muchos de los 364 encuestados comparan su país de origen con su percepción de Reino Unido post Brexit. “Espero que mi país de origen nunca llegue a ser tan injusto y xenófobo como lo es ahora Reino Unido”, dice una mujer francesa de 62 años.

Sorprendentemente, el Brexit también parece haber sido “un verdadero desencadenante del sentimiento pro-UE”, dice Sigona. Más del 90% de los encuestados dicen que desde el Brexit se sienten al menos algo unidos a la Unión Europea. Entre las palabras que apoyan este sentimiento se encuentran “pertenencia”, “paz”, “libertad”, “unidad” y “movimiento”.

Una mujer francesa de 52 años que ha vuelto a Francia dice que “daba por sentada la UE antes del Brexit”, pero que “ahora es consciente de lo valiosa que es, aunque no sea perfecta”. Una italiana de 44 años dice que “nunca había prestado mucha atención a lo que representaba la UE o a lo que hacía”, pero que ahora “la defiende de las mentiras que vende la prensa”.

Preocupación por su estatus legal

Como era de esperar, la encuesta de 96 preguntas –realizada entre diciembre de 2021 y enero de 2022, un año después del final del periodo de transición, con la salida oficial de Reino Unido de la UE– muestra que la mayoría de los ciudadanos de la UE asentados en Reino Unido, a menudo parte de hogares multigeneracionales, planeaban quedarse cuando les preguntaron. Más de la mitad tenía un estatus legal permanente y más del 30% tenía doble nacionalidad.

De ese 30% que había cambiado de país desde el referéndum, las principales razones citadas fueron la familia o la pareja (25%), el Brexit (17%), el trabajo (16%) y los estudios (14%). El “Brexit” abarca una multitud de consideraciones emocionales, políticas y prácticas.

Entre los encuestados en Reino Unido, sin embargo, aunque la mayoría tiene el estatus de residente o la ciudadanía británica, el estatus migratorio y la residencia son una preocupación primordial, ya que el diferente estatus de los distintos miembros de la familia –incluidos los padres o abuelos en la UE– afecta a las relaciones familiares y determina los planes futuros.

También hubo una preocupación generalizada por el hecho de que el estatus de residente sea solo digital, sin pruebas en papel. “Dada la falta de confianza en las autoridades de inmigración de Reino Unido, mucha gente todavía no se siente segura”, dice Sigona. “También les preocupa no poder, por ejemplo, cuidar de sus familiares fuera de Reino Unido”.

Una mujer de 64 años, nacida en Francia y residente en Reino Unido desde hace más de 40 años, dice: “Apenas puedo expresar lo dolida que estoy. Llegué a Reino Unido en 1979 y trabajé en el Sistema Nacional de Salud de Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés). Me he sentido traicionada, no escuchada, no atendida. Empecé a sufrir de ansiedad. Decidí solicitar la ciudadanía británica, no porque quisiera ser británica, sino para poder volver a dormir por las noches. Cuando recibí mi pasaporte británico, escupí sobre él”.

Traducción de Lara Lema