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The Guardian en español

“Caos absoluto”: los hospitales de Gaza se desbordan mientras los suministros se agotan por el bloqueo israelí

Un grupo de personas entra en el hospital Nasser para ser atendida tras un bombardeo en Khan Yunis, en el sur de Gaza

Hazem Balousha / Julian Borger

Gaza / Ashkelon —
26 de octubre de 2023 18:26 h

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El bloqueo total que sufre Gaza, la grave escasez de combustibles y los incesantes bombardeos israelíes están provocando escenas de caos y agotamiento de los sanitarios en los hospitales, según una misión especial de la Cruz Roja que ha evaluado el estado de los centros sanitarios en la franja.

En su visita de este pasado martes a dos de los principales centros sanitarios de Gaza, el hospital Al Quds y el hospital Al Shifa, los expertos del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) afirman que experimentaron de primera mano el intenso bombardeo sobre zonas residenciales del enclave. Según William Schomburg, jefe de la misión del CICR en Gaza, los dos hospitales “están quedándose rápidamente sin combustibles y sin suministros médicos”.

“Hay trabajadores sanitarios personalmente afectados por el conflicto y muchos de ellos han hecho turnos de veinticuatro horas seguidas”, afirmó Schomburg. “Llevan varios días sin poder regresar a sus casas, trabajando en las condiciones más duras e inimaginables, en un escenario de caos absoluto”, añadió. “Hemos visto a personas con quemaduras graves, a niños que habían fallecido, a un gran número de mujeres, de personas mayores y de personas con discapacidad”.

Los hospitales están abarrotados y no solo debido a los pacientes que vienen con heridas graves causadas por los bombardeos. En palabras de Schomburg, también están funcionando como refugios para miles de personas que se han visto desplazadas de sus hogares y “sienten que no tienen otro lugar al que ir”.

Según las estimaciones de la ONU, en torno a 1,4 de los 2,3 millones de personas que viven en la Franja de Gaza se han convertido en desplazadas. Casi la mitad buscan protección en refugios de Naciones Unidas, mientras la otra mitad se ha ubicado en casas de otras personas, en hospitales o en instalaciones públicas. Sin embargo, eso no garantiza su seguridad.

Los hospitales no son un refugio seguro

“Mientras visitábamos el hospital Al Quds hubo a nuestro alrededor un intenso ataque aéreo que hizo temblar a todo el hospital”, asegura Schomburg, que ha puesto el foco en que “los hospitales deberían ser un refugio seguro para heridos y enfermos, pero en estos momentos no parecen capaces de ofrecer protección a las personas que hay dentro”.

La visita del CICR al hospital confirmó el alcance de la escasez de combustible para los generadores que alimentan al sistema de abastecimiento de agua en Gaza, además de mantener encendidas las luces de los hospitales y de alimentar los aparatos médicos necesarios para salvar vidas. La falta de agua y de saneamiento están aumentando el riesgo de un brote de cólera, entre otras enfermedades contagiosas, sumando a la emergencia una nueva crisis que, en opinión de muchos sanitarios, es inminente.

La ONU ha anunciado que tendrá que interrumpir sus operaciones si no hay nuevos suministros de combustible. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya han dejado de funcionar la mitad de los centros de atención primaria de Gaza y aproximadamente un tercio de sus hospitales.

De acuerdo con información proporcionada por la ONG ActionAid, el hospital Al-Awda (el principal centro de maternidad del norte de la Franja) anunció en la noche del miércoles la interrupción total de sus servicios debido a la falta de combustible, que el gobierno israelí sigue impidiendo que entre desde Egipto a pesar de que un pequeño número de camiones con ayuda humanitaria para Gaza se han permitido. El almirante Daniel Hagari, portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel, insistió en esa política durante unas declaraciones en la noche del martes, argumentando que Hamás había robado combustible de la ONU y que ahora debía abastecer a los hospitales.

Una “emergencia humanitaria” sin precedentes

Según Schomburg, la redistribución de las reservas de combustible que hay en la asediada franja costera no servirá para solucionar la grave escasez que enfrenta la población. “Independientemente de la política, la realidad básica es que el suministro de combustible es finito y la capacidad de almacenamiento en la Franja de Gaza, una de las zonas más densamente pobladas del planeta, es muy limitada”, dijo.

Schomburg lanzó una advertencia de lo que puede ocurrir si no se levanta de manera inmediata el bloqueo al paso de combustible y ayuda humanitaria: “Enfrentamos una emergencia humanitaria de una magnitud que no creo que hayamos visto en mucho tiempo, y los organismos humanitarios no van a tener la capacidad de responder a ella”.

La vida de los habitantes de Gaza es cada día más precaria. “Esta es nuestra vida todos los días desde hace dos semanas: buscar pan, llenar de agua el depósito cada dos días, cuando llegan [los camiones], escuchar la radio tratando de oír alguna noticia de lo que ocurre a nuestro alrededor”, dijo este miércoles Mohammed Assar, un hombre de 58 años que hacía cola para comprar pan en el campo de refugiados de Nuseirat, en la zona central de la Franja. Según Assar, cerca de allí hay un generador que ya casi no funciona, dificultando aun más la recarga de unos aparatos electrónicos que son sus últimas líneas de comunicación con el exterior.

Rami, un hombre de 33 años que tiene un puesto de verduras, explicó que iba a las huertas locales en busca de productos para vender, pero que los precios estaban subiendo porque cada vez había menos gente disponible para recoger los tomates, pepinos, calabacines y pimientos verdes de la zona. Rami reconoció que era peligroso trabajar al aire libre. “Moriremos de misiles o de hambre”, afirmó.

Traducido por Francisco de Zárate.

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