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The Guardian en español

El gigante estadounidense del carbón financiaba a decenas de grupos que niegan el cambio climático

Peabody financiaba a decenas de grupos negacionistas del cambio climático.

Suzanne Goldenberg y Helena Bengtsson

Una investigación de The Guardian revela que Peabody Energy, la principal compañía de minas de carbón de Estados Unidos, financió a más de una veintena de grupos que ponen en duda el cambio climático causado por el hombre y que quieren frenar la aprobación de leyes medioambientales más estrictas. 

Según se desprende de expedientes judiciales que salieron a la luz el mes pasado, la compañía financió a asociaciones de comercio, grupos lobistas y a grupos del sector industrial así como a thinktanks conservadores. La compañía también financió a organizaciones políticas. Los grupos republicanos recibieron el doble de dinero que los demócratas.

Peabody, la compañía de minas que cotiza en bolsa más importante del mundo, ha mantenido una postura en torno al cambio climático atípica incluso para el sector de las energías fósiles, y se niega a aceptar las evidencias científicas y las medidas que quieren abordar esta amenaza. Sin embargo, se desconocía que estaba financiando a grupos que niegan el cambio climático. En abril, se vio obligada a presentar una solicitud de quiebra por no haber podido soportar la intensa competencia de las empresas de gas natural, una materia prima muy barata, y estas donaciones salieron a la luz.

Los ambientalistas han afirmado que hasta que no se han divulgado estos documentos no tenían la certeza de que la compañía estuviera financiando a grupos que afirman que el cambio climático es una invención y reconocen que la gran suma de dinero desembolsado los tomó por sorpresa. 

Los expedientes judiciales de la compañía revelan que financió a un gran número de organizaciones que se han opuesto sistemáticamente a los planes del presidente Barack Obama de reducir las emisiones de gas de efecto invernadero y que afirman que el cambio climático es una invención.

“Estos grupos, en su conjunto, son el motor de la negación del cambio climático”, indica Kert Davies, fundador del Centro para la Investigación del Cambio Climático. Durante los últimos 20 años ha hecho un seguimiento de las fuentes de financiación de los estudios y grupos que niegan el cambio climático. “Se trata de la lista más extensa que he visto hasta ahora; una sola empresa financiando tantas piezas distintas de la maquinaria de la negación”. 

También se pagó a científicos

Uno de los beneficiarios, el Center for the Study of Carbon Dioxide and Global Change (Centro para el Estudio del Dióxido de Carbono y el Cambio Global), ha afirmado sistemáticamente –y también erróneamente– que las emisiones de carbono no representan una amenaza sino que son “el elixir de la vida”. Otro, el American Legislative Exchange Council (Consejo para el intercambio legislativo en Estados Unidos) quiere anular las leyes de la Agencia de Protección Medioambiental que tienen el objetivo de reducir las emisiones de centrales eléctricas.

Paralelamente, Americans for Prosperity (los estadounidenses a favor de la prosperidad) hace campaña para que no se suba el precio del carbón. Algunos científicos que niegan el cambio climático, como Richard Lindzen y Willie Soon, también aparecen en la lista, como también el lobista y asesor del sector Richard Berman, cuya consultora agrupa a un maremagno de grupos que atacan la normativa de la Agencia de Protección Medioambiental.

Los documentos no detallan las cantidades percibidas, tampoco las fechas de pago. Sin embargo, los documentos dejan entrever que Peabody apoyó a una veintena de grupos cuya finalidad principal es bloquear la normativa medioambiental así como a los científicos que niegan el cambio climático. En su conjunto, estos grupos y estos científicos han impedido que Estados Unidos y el resto del mundo puedan impulsar las acciones que serían necesarias para frenar la amenaza del cambio climático.

Lo cierto es que el apoyo económico de Peabody a estas personas y grupos coincide con su postura pública. La compañía no se ha limitado a negar o a sembrar dudas sobre la amenaza del cambio climático, como han hecho otras empresas de energías fósiles y grupos conservadores, sino que además ha llegado a afirmar que las emisiones de carbono son beneficiosas para el hombre. 

Sin ir más lejos, el año pasado Peabody mandó una carta al Consejo de Calidad Ambiental de la Casa Blanca en la que afirmaba que el dióxido de carbono “es un gas inocuo que es esencial para la vida” y negaba la amenaza del cambio climático.

En esta carta enviada el 24 de marzo de 2015, indica que “mientras que se ha podido demostrar los beneficios del dióxido de carbono, los supuestos riesgos del cambio climático no se corresponden con los datos que se han podido constatar, se basan en especulaciones y carecen de fundamento científico”.

Condenada por no informar de los riesgos

En noviembre, la empresa se comprometió a informar sobre los riesgos del calentamiento global tras llegar a un acuerdo con el fiscal general de Nueva York. Peabody ha sido investigada por haber proporcionado información engañosa a los inversores y al público sobre las consecuencias negativas de su negocio sobre el cambio climático. Lo más probable es que no se conozca el alcance total de la financiación de Peabody a los grupos que niegan el cambio climático hasta que no finalice el proceso de quiebra.

“La cantidad de grupos que han recibido la ayuda económica de Peabody es extraordinaria. Thinktanks, grupos de litigación, científicos, organizaciones políticas, decenas de organizaciones que intentan impedir que se impulsen medidas contra el cambio climático; todos recibieron dinero de esta empresa”, indica Nick Surgey, director del departamento de investigación del Center for Media and Democracy (Centro para los medios de comunicación y la democracia). 

“Nos imaginábamos que había dado un poco de dinero para apoyar a aquellos que niegan el cambio climático pero no nos esperamos que Peabody fuera la fuente de financiación de prácticamente todo el movimiento”.

El expediente revela que Peabody financió al American Legislative Exchange Council, un grupo que se opone a los índices de energía limpia y que trató de imponer sanciones económicas a los propietarios de viviendas con paneles solares. También financió a thinktanks conservadores y a una gran variedad de organizaciones. Entre ellas, la State Policy Network (Red de políticas estatales) y el Franklin Center for Government and Public Integrity (un centro para la gobernanza y la integridad pública), que trató de impedir que el Congreso de Estados Unidos aprobara leyes relativas al cambio climático y que quiere dejar sin efecto la normativa de la Agencia de Protección Medioambiental que busca reducir las emisiones de carbono de las centrales eléctricas.

También han financiado al Congress for Racial Equality (Congreso para la igualdad racial), una de las principales organizaciones de defensa de los derechos civiles en la década de los sesenta (y que se opone a las  leyes medioambientales por considerar que podrían encarecer el suministro de electricidad). Otras entidades que han recibido dinero de Peabody son George C Marshall Institute, the Institute for Energy Research (Instituto para la investigación de la energía), y el Center for the Study of Carbon Dioxide and Global Change (Centro para la investigación del dióxido de carbono y el cambio global). 

El expediente también revela los nombres de muchos académicos que niegan el cambio climático, como Willie Soon, un investigador del Harvard-Smithsonian Center. La industria de energías fósiles ha financiado prácticamente toda la investigación de Soon. Hasta la fecha se sabía que la industria petrolera le había dado más de un millón de euros pero se desconocía que Peabody también le estaba pagando. Soon y el Smithsonian no han respondido a nuestra solicitud de entrevista.

Richard Lindzen y Roy Spencer, dos científicos que niegan el cambio climático, comparecieron ante un juez de Minnesota el mes pasado para declarar sobre el coste social del carbono. También aparecen en la lista de beneficiarios.

“Apoyamos las energías responsables” 

Peabody no ha querido hacer comentarios sobre los pagos a grupos que niegan el calentamiento global. “Si bien no queremos hablar de nuestras alianzas con organizaciones concretas, sí podemos afirmar que Peabody ha contribuido a impulsar políticas que promueven las energías responsables y protegen el medioambiente y apoyamos a aquellas organizaciones que defienden una minería sostenible y el acceso a fuentes de energía y hacen propuestas para tener un carbón no contaminante, en sintonía con nuestro liderazgo en estas áreas”, explica en un correo electrónico Vic Svec, vicepresidente del área de relaciones corporativas y con inversores.

Durante la última década, los productores de combustibles fósiles se han distanciado de las teorías que niegan abiertamente el cambio climático. La mayor parte de la financiación a los grupos que niegan el calentamiento global dejó de ser transparente y los donantes, empresas y multimillonarios conservadores, la canalizaron a través de redes opacas, como el Donor's Trust (fondo fiduciario de donantes).

Sin embargo, la caída de los precios del carbón, que tiene que competir con el bajo precio del gas natural, y la quiebra de las principales empresas del sector en Estados Unidos han revelado el apoyo constante de estas compañías a los movimientos que niegan el cambio climático.

A principios de año, la solicitud de quiebra de la segunda mayor empresa del sector,  Arch Coal Inc, dejó al descubierto que la compañía estaba pagando a un grupo que ha intentado, sin éxito, demandar al científico Michael Mann, experto en cambio climático. En 2004, la empresa donó cerca de 10.000 euros al Energy and Environment Legal Institute (Instituto Legal para la energía y el medioambiente, conocido con las siglas E&E).

En octubre pasado, el expediente judicial de solicitud de quiebra de otra compañía del sector, Alpha Natural Resources, mostró un pago por valor de unos 18.000 euros a Chris Horner, un experto becado por E&E.

Traducción de Emma Reverter

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