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The Guardian en español

El escándalo del ministro chino desaparecido se dispara mientras crecen los rumores

El exministro de Exteriores de China, Qin Gang, en una imagen de archivo.

Helen Davidson

Taipei (Taiwan) —

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La destitución de Qin Gang, figura clave leal a Xi Jinping, del cargo de ministro de Exteriores se presenta como uno de los mayores escándalos políticos del país en años. Qin solamente ha pasado siete meses en el puesto, el mandato más corto de los que han estado en el cargo, y misteriosamente dejó de aparecer en público el mes pasado. Qin, cuyo paradero se desconoce, fue despedido el martes y reemplazado por su predecesor en el cargo Wang Yi.

Las purgas políticas –si esto es lo que le ha pasado a Qin– no son raras en China. Miles de cargos públicos, incluidos políticos de alto rango rivales de Xi, han sido el blanco de campañas anticorrupción o han sido sacados de la escena pública –a veces literalmente, como en el caso del expresidente Hu Jintao, que fue físicamente apartado de su sitio en el congreso del Partido Comunista Chino (PCC) en Pekín el pasado año–.

Qin fue visto por última vez en una reunión con funcionarios extranjeros en Pekín el 25 de junio. Dos semanas más tarde, un portavoz del Ministerio de Exteriores de China justificó con razones de salud no especificadas la ausencia de Qin en la reunión próxima de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) en Indonesia. Después de esto, su ausencia no volvió a ser mencionada y las preguntas de los periodistas extranjeros se quedaron sin contestar.

El ascenso de Qin ha sido asociado a su cercanía con Xi. Esta semana, el Washington Times citaba a un alto cargo de la Administración Biden que asegura que Qin no era del agrado del Ministerio de Exteriores chino. Pasó por encima de otros candidatos, y los analistas dicen que un traspiés sería embarazoso para Xi, cuyo juicio se supone que no debe ser cuestionado.

A pesar del mes de ausencia de Qin, su destitución y el nombramiento de Wang en su lugar parece apresurado. La reunión del comité permanente que decide los cambios fue anunciada con un día de antelación, y hay señales de que la vuelta de Wang es temporal.

“La saga no ha terminado”, dice Wen-ti Sung, analista político del Centro Australiano sobre China en el Mundo de la Universidad de Australia. “Ciertamente huele a un arreglo temporal para poner fin a una mayor vergüenza de encargar a Wang Yi que se reúna con homólogos extranjeros cuando no tiene el título de ministro de Exteriores”.

“Lobo guerrero”

Qin nació en la ciudad nororiental de Tianjin, está casado y tiene un hijo, según biografías públicas. Ha sido miembro del Partido Comunista chino desde 1998. Entró al principio de su carrera, cuando estaba trabajando de embajador en Reino Unido.

Entre 2006 y 2014 se hizo un nombre como uno de los llamados diplomáticos “lobo guerrero” de China, es decir, muy agresivos, como portavoz del Ministerio. En un perfil de la revista Foreign Policy, Melinda Liu escribió sobre él: “Aquellos de nosotros en la prensa que conocemos a Qin desde hace años hemos visto a un jugador astuto y hábil que sabe cómo doblegarse ante el viento predominante de Pekín”.

De 2011 a 2018 Qin fue el director del departamento de información del Ministerio de Exteriores y después de protocolo, donde se cree que se acercó a Xi como asistente organizando sus viajes y acompañándolo. Qin pasó algunos años como ministro adjunto y luego como viceministro de Exteriores, hasta que a mediados de 2021 fue nombrado embajador en Estados Unidos, su cargo más alto hasta ese momento.

Seis meses después del final de la presidencia de Trump, aún con la pandemia de fondo y en medio del intercambio de sanciones entre ambos países, las relaciones con Washington estaban en un punto bajo. Qin parecía dispuesto a reparar las relaciones entre EEUU y China, pues decía que era una de las prioridades del país. Preguntado sobre cuál era su función como embajador, respondió: “No arruinar la situación”.

Durante su decimoséptimo mes en el puesto, Qin –cuya experiencia se centraba en las relaciones occidentales europeas más que en la estadounidense– construyó su reputación de lobo guerrero. En su primera entrevista acusó al Gobierno de Taiwán de buscar independencia, dijo que probablemente llevaría a un conflicto militar entre EEUU y China y defendió la represión contra los uigures en Xinjiang.

Según el medio Politico, Qin tenía acceso solo a unas pocas figuras estadounidenses de alto rango, así que pasó a niveles más bajos y se dedicó a viajar por todo el país. “La historia de la embajada, incluso tan reciente como a principios de 2022, era que los altos cargos de EEUU no veían a Qin Gang y, por lo tanto, estaba pasando tiempo a un nivel local visitando a alcaldes y gobernadores”, dijo a Politico en noviembre Bonnie Glaser, directora del Programa de Asia en el German Marshall Fund de EEUU.

Si el Gobierno de Estados Unidos había estado congelando a Qin –una afirmación negada por la Casa Blanca–, tal vez lo lamentaran cuando lo sacaron prematuramente de la embajada y fue ascendido al Consejo de Estado del Partido Comunista chino y después fue nombrado ministro de Exteriores en diciembre. En una de sus primeras declaraciones como ministro, describió las relaciones entre EEUU y China como “un juego que suma cero en el que tú mueres y yo vivo”.

Lucha de poder, error político o una aventura

En el sistema de gobierno chino, el ministro de Exteriores aplica políticas, no las diseña, pero sigue teniendo un papel muy visible y enfocado internacionalmente. En sus primeros seis meses, Qin recorrió el mundo postpandémico y recibió a una gran cantidad de dignatarios y representantes extranjeros en Pekín. Estuvo al frente defendiendo a China durante la crisis del globo espía, e impulsó a China para que fuera vista como un potencial mediador y pacificador en la guerra de Rusia y Ucrania.

Qin permanece en el Consejo de Estado por ahora, lo que ha alimentado aún más las especulaciones. Los rumores incluyen una lucha de poder con Wang, un error político durante la reunión con el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, la semana de antes de su desaparición, o estar comprometido por los servicios de inteligencia extranjeros.

Ha habido afirmaciones sin pruebas sobre su supuesta relación sentimental con una presentadora de televisión que tampoco ha sido vista en público desde que publicó un tuit con una foto en la que aparecía entrevistando a Qin el 11 de abril, pero los analistas dicen que una aventura normalmente no desencadena una purga política por sí sola.

No se ha anunciado ninguna investigación y aún es posible que la desaparición esté relacionada con motivos de salud o que esté siendo marginado, al igual que otro exportavoz del Ministerio de Exteriores, Zhao Lijian.

“Pero hay indicios de que Qin está en mayores problemas que eso”, escribió el miércoles James Palmer, de Foreign Policy. Señala la eliminación de las referencias a Qin en las páginas gubernamentales. “La repentina destitución de Qin –incluso si es normal en un sistema político como el de China– puede indicar que fue arrastrado al shuanggui, el sistema de interrogatorios extrajudicial chino reservado para miembros del Partido Comunista chino considerados sospechosos políticos”.

Traducción de Víctor Ibáñez.

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