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The Guardian en español

Informáticos, empresarios, obreros: los voluntarios ucranianos que luchan contra Putin

Un instructor entrena a una mujer para disparar con un Kalashnikov cerca de Járkov.

Luke Harding

Leópolis —

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Miles de ucranianos se han ofrecido como voluntarios para defender a su país y luchar contra la invasión rusa. Desde trabajadores informáticos hasta empleados de la construcción están recibiendo su adiestramiento básico como reclutas antes de partir a la batalla.

El centro de voluntarios de Leópolis se llenó el miércoles de los nuevos soldados que se habían apuntado en las unidades de defensa territorial. Algunos vestían uniforme militar y otros llevaban ropa de civil, gorras de béisbol y mochilas brillantes.

Formaron filas por primera vez en la avenida Taras Shevchenko, que lleva el nombre del histórico poeta ucraniano. “Levanten la mano los que tienen coche”, gritó su nuevo comandante. Los reclutas se dividieron en grupos y se presentaron mientras la nieve caía sobre la ciudad.

“La historia está ocurriendo en este momento, no quiero quedarme fuera”, dijo Vitali en el lugar designado como punto de encuentro. Tiene 35 años y es responsable de una start-up en Leópolis. “Quiero hacer historia, que el mundo sepa por fin lo que es malo y lo que es bueno, todo el mundo nos está apoyando”.

“El motivo principal por el que vamos a ganar es la gente”, añadió. ¿Tiene algún mensaje para Vladímir Putin? “Yo no negocio con terroristas”, respondió. “Va a morir pronto, su régimen se convertirá en polvo”.

Vitali contó que él y los quince empleados de su empresa habían empezado a entrenar con armas cinco días antes del ataque ruso. Se ofreció como voluntario el mismo día de la invasión. También dijo que los reclutas estaban aprendiendo primeros auxilios de combate y otras habilidades fuera de la ciudad, en una localización que no ha sido revelada.

“Moriremos por Leópolis”

Con Járkov y Kiev bajo un bombardeo despiadado, y el ejército ucraniano cercado en la ciudad de Mariupol, los voluntarios del oeste de Ucrania están acudiendo como refuerzos. Algunos tienen experiencia de lucha en la región oriental del Donbás contra los separatistas armados por Rusia en 2014, cuando Putin se anexionó Crimea.

Algunos voluntarios todavía iban a la escuela cuando aquello ocurrió. Como dijo Bogdan Matsuk, de 22 años, “hoy hay jóvenes de 17 y de 18 años dispuestos a dar su vida por Ucrania y diciendo 'moriremos por Leópolis”. “Estoy luchando por mi hogar, he nacido aquí; creo que todos los rusos serán asesinados”, añadió.

Matsuk forma parte del grupo de voluntarios que tienen conexiones internacionales. Pasó su infancia en Texas y regresó a Leópolis cuando tenía 14 años. ¿Están preocupados sus padres, que siguen en Estados Unidos? “No, están contentos por mí. 'Es tu decisión', me dicen”. “Putin pensaba que Ucrania era débil, pero dice estupideces”, añadió.

Por toda Ucrania los ciudadanos están contribuyendo al esfuerzo bélico de múltiples maneras. Hay abuelas cocinando borsch [sopa de remolacha típica] para alimentar a los refugiados que huyen del oeste hacia Polonia, profesionales creativos preparando cócteles molotov en los salones chill out y sótanos de Leópolis, y empresarios pudientes comprando drones y chalecos antibalas.

La fuerza de la sociedad civil

Según Alex Riabchyn, exdiputado del Parlamento de Ucrania y asesor del director general de la empresa estatal de gas Naftogaz, los voluntarios están desempeñando un papel clave en la lucha por la supervivencia del país. “Tenemos relaciones horizontales fuertes, somos buenos para la autoorganización”, dice.

Rusia tiene instituciones y relaciones verticales fuertes, cuando Putin dice algo, los rusos obedecen”, dice. “En Ucrania, las instituciones son débiles, no estamos acostumbrados a obedecer; el Estado mató a la gente en el Holocausto y en los gulags; aquí la gente confía en su familia y en sus amigos”.

Según Riabchyn, la sociedad civil está viviendo un momento inédito, con redes de colaboración formadas en las aplicaciones de mensajería Telegram y WhatsApp. En su opinión, se ha extendido a todo el país el espíritu y el “compañerismo” del Maidan, como se llamó al levantamiento de 2014 contra el entonces presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, corrupto y afín a Putin.

“Somos una cantidad enorme de hormigas”, añade. “Antes teníamos diferencias, [ahora] no hay divisiones”. Según él, los ucranianos nunca han estado tan unidos.

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, hizo la misma afirmación sobre la unidad en un discurso por vídeo difundido el miércoles. ¿Pero podrá Ucrania vencer a un enemigo despiadado? “Estamos preparados para un asedio largo, es imposible rendirse, se puede descabezar al Gobierno o la presidencia, pero no se puede derrotar a la nación, Rusia ha hecho un mal cálculo”.

“Putin nos ha unido”

El comandante de los voluntarios pronunció un discurso en el que habló de misiles antitanque y misiles antitanque 'Stinger' suministrados por Reino Unido, Estados Unidos y otros países occidentales. Se refirió al enemigo como 'moskali', que es como en Ucrania se llama a los rusos de forma despectiva. “¡Gloria a Ucrania!”, gritó. “¡A los héroes, gloria!”, respondieron los reclutas.

Se subieron a los coches y partieron en convoy hacia un destino secreto. Por la ventana delantera del todoterreno Nissan de Vitali sobresalía un palo de madera con la bandera azul y amarilla de Ucrania

Uno de los que se quedaron en el cuartel general de los voluntarios fue Alex, empleado de la construcción de 24 años. Después de seis años trabajando y viviendo en Breslavia, en el oeste de Polonia, regresó a Ucrania en cuanto comenzó la embestida rusa. 

Alex explicó que algunos soldados tenían que quedarse en Leópolis, la sexta ciudad de Ucrania, por si los rusos intentaban un ataque sorpresa. “Somos un país fuerte, y tenemos ayuda de fuera, Putin nos ha unido”, dijo. También, que los ucranianos expatriados estaban regresando en gran número para defender su patria. Su oficial superior le hizo una seña para que se alejara. ¿Sería posible hablar con el oficial? “Lo siento, no hay tiempo”, respondió.

Traducción de Francisco de Zárate.

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