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The Guardian en español

La ONG que ayuda a las madres de soldados rusos a encontrar a sus hijos

Militares rusos inspeccionan el pavimento de hormigón dañado frente a una escuela el 25 de febrero en Horlivka, Donetsk, Ucrania.

Pjotr Sauer

Moscú —

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El teléfono de Svetlana Golub no ha dejado de sonar desde el 24 de febrero. Al otro lado de la línea, entre lágrimas, familiares de todas partes de Rusia tratan frenéticamente de averiguar el paradero de sus hijos, hermanos y maridos que están luchando en la sangrienta guerra en Ucrania.

“Es una locura”, dice Golub señalando su teléfono brillante. “Estamos recibiendo cientos y cientos de llamadas. Es un mar de lágrimas”.

Golub es la directora del Comité de Madres de Soldados, una ONG que defiende los derechos de los soldados y que se ha convertido en el principal punto de contacto para los familiares de los soldados rusos que están preocupados sobre su situación.

“Ves, te lo dije”, dice Golub, que se encoge de hombros y atiende otra llamada durante nuestra conversación en su oficina en una zona residencial del noreste de Moscú.

“Esto sigue y sigue. Todo el mundo está muy ocupado, recibimos gente constantemente, nos llegan peticiones. Representamos los intereses de las familias en los tribunales y llevamos sus preocupaciones a las autoridades”, dice Golub.

Las familias de los combatientes prácticamente no han recibido información alguna sobre la participación de sus seres queridos en el conflicto. A medida que los combates continúan, más familiares de las decenas de miles de soldados desplegados acuden a grupos como el que dirige Golub.

“Las familias están siendo dejadas completamente al margen. No tenían ni idea de que iba a producirse una operación militar especial”, dice la directora.

En una de las llamadas recibidas por la organización y escuchadas por The Guardian, una madre llora y ruega a Golub que encuentre a su hijo, del que la madre dice no saber nada desde principios de febrero.

“Sé que la situación es realmente mala cuando las familias me dicen que ya no pueden ponerse en contacto con los soldados”, dice Golub.

No estaban preparados

En tiempos de paz, el grupo suele defender los derechos de los soldados. Pero ahora todos sus esfuerzos se centran en la guerra en Ucrania.

Golub explica que su organización utiliza su propia base de datos para localizar a los soldados y enviar solicitudes a los funcionarios sobre su paradero y situación.

A lo largo de la mañana, la directora recibe llamadas de familiares que dicen que sus seres queridos no quieren luchar en Ucrania. En una de ellas, una madre de la región sureña de Daguestán dice que su hijo, que está en la línea del frente, había dicho a sus oficiales que no quería participar en el conflicto. Le dijeron que no tenía opción.

“Esto no debería estar ocurriendo”, dice Golub.

A pesar de las predicciones de los servicios de inteligencia occidentales, las tropas rusas no han logrado hasta ahora tomar Kiev rápidamente, y existen dudas sobre la situación anímica y la preparación de las tropas.

Rob Lee, experto en la milicia rusa y exmarine estadounidense, dice que la situación en el terreno indica que muchos soldados parecen no estar suficientemente preparados para la guerra.

“Está quedando claro que Putin solo informó a los oficiales de muy alto rango sobre la invasión. Los soldados parecen desconocer por completo cuál es su misión en Ucrania”, dice Lee.

Según Lee, esta falta de preparación podría tener un “impacto enorme” en la moral de los soldados, a medida que Rusia se dispone a intensificar sus combates y, a su vez, se enfrenta a una fuerte y amplia resistencia ucraniana.

“Hay que entrenar psicológicamente a los soldados para luchar en una guerra de insurgencia. Emocionalmente, es muy difícil luchar contra un país cuya gente no te quiere allí. Los militares rusos ya han cometido algunos errores muy básicos, tanto a nivel estratégico como táctico”.

“El problema de la moral va a crecer si los combates se adentran en las ciudades, con todas las consecuencias fatales que ese tipo de acción bélica conlleva”, añade.

Cuántos muertos hay

Además de ayudar a las familias que intentan localizar a sus parientes, el Comité de Madres de Soldados también espera recuperar los cuerpos de los soldados que ya han caído.

Golub dice que decidieron tomar las riendas del asunto después de darse cuenta de que el Ministerio de Defensa “estaba retrasándose” en la devolución de los cuerpos. Hasta ahora, Rusia ha ofrecido poca información sobre los daños que Ucrania ha causado a sus tropas.

El pasado domingo, el Ministerio de Defensa ruso admitió por primera vez que había “soldados muertos y heridos entre nuestros camaradas”, pero añadió que “el número de nacionalistas [ucranianos] destruidos supera con creces” el número de bajas rusas. Tres regiones rusas han anunciado que soldados de su territorio han muerto en el conflicto.

Este miércoles, tras casi una semana de conflicto, Rusia dio a conocer sus primeras cifras de bajas entre sus filas en Ucrania. El portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, aseguró que 498 militares han muerto y 1.597 han resultado heridos.

Pero Golub y expertos militares independientes como Lee creen que el país podría estar minimizando el número real de muertos. “Las guerras siempre provocan muertes. Por las numerosas conversaciones entre soldados y sus familias que me han llegado, creo que ya han muerto muchos rusos”, dice Golub. Otras informaciones también apuntan a la posibilidad de que Rusia pueda afrontar grandes pérdidas.

En Telegram, funcionarios ucranianos han estado publicando fotografías explícitas que muestran lo que, según dicen, son cuerpos de soldados rusos muertos en acción. Ucrania afirmó este jueves que más de 9.000 soldados rusos han muerto en la primera semana de combate. Datos que tampoco pueden ser verificados.

No te acostumbras al sufrimiento

Golub solo espera que los combates terminen pronto. “Los conflictos siempre suponen mucho sufrimiento. Por favor, ambas partes tienen que parar”, dice, y añade que le gustaría poder “encerrar a Putin y a Zelenski en una habitación y no dejarlos salir hasta que encontraran una solución”. “Ni siquiera les daría agua o pan, para así acelerar el proceso”, dice Golub.

A pesar de haber recibido cientos de llamadas y mensajes desde el comienzo de la guerra, Golub parece visiblemente conmocionada tras recibir otra llamada de una madre angustiada.

“Nunca te acostumbras a este sufrimiento: es imposible”.

Traducción de Julián Cnochaert.

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