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The Guardian en español

“Trump tiene las claves nucleares pero nosotros tenemos las cámaras de cine”

Imagen de archivo de Gael García Bernal

Rory Carroll

Los Ángeles —

El cine latinoamericano puede y debe desafiar al “racismo y al odio” que encarna Trump en su ascenso hasta la Casa Blanca, según dos de sus principales baluartes. El actor Gael García Bernal y el director Pablo Larraín han avisado de que el clima de tensión y de amenaza que se vive en EEUU podría desencadenar violencia con objetivos políticos e incluso una guerra, pero también una vibrante respuesta artística. “Trump tiene las claves nucleares y el ejército de EEUU. ¿Qué tenemos nosotros? Una cámara. Y voy a utilizarla”, asegura Larraín, el director chileno cuyo biopic sobre Jackie Kennedy, protagonizado por Natalie Portman, toma fuerza para triunfar en la temporada de premios.

Bernal, la estrella mexicana de Diarios de Motocicleta y Mozart in the Jungle, cree que los latinoamericanos con poder dentro de las industrias creativas deben levantarse por los menos privilegiados. “Tenemos derechos y debemos defender a la gente que no los tiene, que es mucha. Nuestro papel es estar muy atentos y ser muy honestos”.

Larraín y Bernal han hecho estas declaraciones durante una entrevista con the Guardian para promocionar la película Neruda. La cinta cuenta la caza que el gobierno chileno llevó a cabo contra Pablo Neruda, poeta y senador comunista que tuvo que esconderse después de la Segunda Guerra Mundial.

Ambos alertan de que EEUU se ha adentrado en una era oscura y peligrosa al elegir a un hombre que fomenta la xenofobia y los sentimientos en contra de las minorías. Durante la campaña, Trump llamó a los inmigrantes mexicanos violadores y criminales, y prometió deportar a millones de personas sin documentos y sellar la frontera del sur con un muro. También arremetió contra los musulmanes.

Ese tono, combinado con el fácil acceso a las armas, podría provocar violencia callejera, cuenta Bernal, que hizo el papel de un migrante en el drama ¿Quién es Dayani Cristal?“Cualquiera puede agarrar una pistola y empezar a tomar medidas con sus propias manos ahora que, en cierto modo, el racismo y el odio se han empoderado y legalizado”, explica. Una sola chispa podría provocar un incendio, y apunta: “Los genocidios son espontáneos”.

Cuando le preguntan que si un genocidio es posible, Bernal asiente. No hace tanto, la presidencia de Trump era algo que parecía descabellado.

Movimientos en contra de los migrantes

Larraín, que relató la caída de Augusto Pinochet en su película No, siente que parece que el mundo no ha aprendido nada de los conflictos provocados por el odio y la xenofobia en el último siglo. “¿Necesitamos otra guerra para lograr la paz y el respeto? No somos capaces de entendernos. Esto es muy raro y da mucho miedo”. El director también asegura que está contento de que sus hijos vivan en Chile y apunta: “No estamos bajo la tensión y el nivel de amenaza que hay ahora en el hemisferio norte”.

Trump ha suavizado su retórica durante los compases anteriores a su toma de poder, que será el próximo mes. Sin embargo, las comunidades latinas todavía temen que su administración pueda llevar a cabo deportaciones, y que fomente la discriminación y la categorización racial. Robert Crooks, un líder del Proyecto Minuteman de Arizona (grupos de ciudadanos que se unen para bloquear las travesías de indocumentados por la frontera de EEUU con México), cuenta que la victoria de Trump ha impulsado su movimiento. “Estamos cosechando la recompensa de nuestro trabajo. Muchos de los ilegales han empezado a deportarse por su propio pie porque saben que un cambio está a punto de llegar”.

Hasta este momento hay pocas evidencias de lo que se denomina 'auto-deportaciones', pero padres y profesores en todo EEUU han observado cómo los niños latinoamericanos expresan miedo e incertidumbre.

Bernal, que vive en Argentina, dice que sus amigos mexicanos en EEUU están luchando por ser capaces de explicar a sus hijos los comentarios de Trump. “Es desgarrador. No es algo que se solucione en un día o dos, o durante un mandato presidencial completo. Hay niños ahí afuera que están creciendo con esto”.

Consejos escolares en Los Ángeles, Santa Ana y otras ciudades controladas por el Partido Demócrata han jurado resistir cualquier intento dirigido por la Casa Blanca contra los escolares indocumentados.

Incluso antes de la victoria de Trump, los cineastas dieron la voz de alarma. Alejandro González Iñárritu, que ganó dos Oscars por Birdman y El Renacido, dijo que el multimillonario había “escupido” y desatado el odio contra los inmigrantes. Jonás y Alfonso Cuarón, que ganaron un Oscar por Gravity, utilizaron un discurso de Trump como banda sonora para el tráiler de su película Desierto, sobre un francotirador homicida que dispara contra los que cruzan la frontera –uno de ellos interpretado por Bernal–.

Larraín, que ha surcado la conciencia chilena en películas como El Club, sobre sacerdotes pedófilos, y en Post Mortem, sobre el golpe de estado de Pinochet en 1973, declaró que de la opresión pueden surgir voces interesantes. “Cuando hay una crisis, hay arte; cuando hay dolor, hay arte; cuando hay sufrimiento, hay arte. Cuando luchamos creamos cosas”. Neruda describe acontecimientos de hace 60 años que todavía resuenan hoy. “El cine es siempre un acto político, siempre”.

Larraín se comprometió a utilizar su cámara para proteger la verdad tal y como él la entiende. “No sé si esto es efectivo. No sé cuán penetrante o transformador puede llegar a ser. Pero yo voy a salir ahí fuera y a seguir filmando. Es lo que hago. Es por lo que estoy aquí”.

Bernal añade que Latinoamérica ha sufrido y aprendido de su turbulenta historia de revoluciones, dictaduras y líderes mesiánicos. “Somos más maduros en el sentido de que sabemos que no hay respuestas chamánicas para todo”.

A pesar de sus problemas permanentes, ahora América Latina presume de una vibrante fuerza cultural y de un discurso político que ya no depende de EEUU, asegura el actor. “EEUU solía ser un eje cultural alrededor del cual todos girábamos. Es de donde provenía la atracción gravitatoria. Ahora ya no es un país indispensable. Y da satisfacción decirlo. No es indispensable en el sentido de que no es algo en lo que tomar parte. No es el centro del mundo cultural”.

El protagonista de Y tu mamá también añade que el apoyo del estado ha dado a los creadores de cine latinoamericanos libertad para experimentar. “Con estas financiaciones, depende de nosotros hacer una buena película y defender la libertad”.

Pablo Larraín había sido tanteado para el remake de Scarface, que se ubica en Los Ángeles de hoy en día y con un protagonista mexicano, pero finalmente se apartó del proyecto. Con Jackie haciéndose con muy buenas críticas, ¿quizá Larraín considera el perfil de otra primera dama, como Melania Trump, la mujer eslovena del presidente electo? El director se queda con los ojos como platos y responde: “No, no, no, no. Necesito sentir amor por los personajes con los que trabajo. Eso sería muy duro. No la llamaría primera dama. La llamaría la dama inmigrante, que es un gran título para una película”.

Traducido por Cristina Armunia Berges

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