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¿Volverá Tsipras al poder? El escándalo del espionaje erosiona a la derecha y aprieta las elecciones en Grecia

Alexis Tsipras, en el palacio de Zappeion, en Atenas, Grecia, el 31 de enero de 2023.

Andrés Gil

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¿Volverá Alexis Tsipras a gobernar en Grecia? ¿Perderá el PP europeo al único primer ministro que le queda en un país de la UE que no es del Este? El líder de Syriza, quien hace una década representaba una forma diferente de construir Europa, frente a la troika, la austeridad y los sacrificios de la respuesta a la crisis financiera, llegó al Gobierno en enero de 2015 con un país intervenido económicamente, ganó un referéndum y una repetición electoral, pero no pudo revalidar la victoria en julio de 2019: Nueva Democracia, el partido conservador que había sumido a Grecia en el caos económico, junto con el Pasok, volvía al Gobierno de la mano de Kyriakos Mitsotakis, exponente de las élites familiares que siempre habían estado en el poder del país, y referente de las políticas de los populares europeos dentro de la Unión Europea, incluso con sus flagrantes cuestionamientos al Estado de Derecho.

Mitsotakis es de los que siempre han estado en el poder, o en sus márgenes, ya sean políticos o económicos, es uno de esos personajes para los que ser gobernante no es algo extraño, sino que es algo más bien propio de su condición. Exconsultor de McKinsey en Londres, cercano al mundo de los negocios, este diplomado en Harvard también ha sido ministro de la Reforma Administrativa en el último gobierno conservador de Antonis Samaras (2012-2014), y se ocupó de despedir a 15.000 empleados públicos en la línea de las exigencias de recortes de los acreedores y la troika. De los tres memorandos griegos, el más duro fue el que aplicó Samaras, con Mitsotakis en el Gobierno.

Su gobierno, jalonado por la pandemia y la guerra de Ucrania, como el resto del mundo, ha sufrido una serie de escándalos que le están erosionando de cara a las elecciones de este domingo, 21 de mayo. Al poco de tomar posesión, Mitsotakis en marzo de 2020 desplegó la mano dura para evitar el paso fronterizo con Turquía por parte de migrantes que huían de guerras y del hambre: acusó a Ankara de provocar la llegada de “decenas de miles” de personas y por suspender temporalmente la posibilidad de solicitar asilo, algo denunciado por ACNUR como contrario a la Convención de Ginebra y el derecho comunitario.

Aquellos primeros movimientos del Gobierno conservador en el paso de Kastaniés, cerca de la ciudad turca de Edirne, tienen mucho que ver con los realizados en el Mediterráneo, de la mano de Frontex, que terminó con la dimisión de su director, Fabrice Leggeri, por el escándalo de las devoluciones en caliente y las violaciones de derechos humanos. Un escándalo en el que era cómplice el Gobierno de Mitsotakis. Mitsotakis responde hablando de macroeconomía, y de que la economía griega se ha situado un 6,4% por encima de su nivel antes de la pandemia.

Espionaje

El Gobierno conservador griego también ha sido cazado utilizando software espía con periodistas y políticos de la oposición. La propia comisión del Parlamento Europeo sobre Pegasus, ha dicho: “El espionaje se ha usado de una manera sistemática como parte de una estrategia política [por parte del Gobierno conservador de Nueva Democracia]”. 

A principios de 2022, salió a la luz que los teléfonos del periodista económico Thanasis Koukakis habían sido vigilados con el programa espía Predator, fabricado por Cytrox, una empresa de vigilancia con sede en el norte de Macedonia. El malware, que puede leer datos encriptados y convertir un teléfono móvil en un dispositivo de escucha, también se desplegó contra el eurodiputado socialdemócrata Nikos Androulakis cuando era candidato a la presidencia de partido, pero el intento de pirateo fracasó porque el político no activó el gancho necesario, según The Guardian.

El software se descubrió cuando el eurodiputado, que posteriormente fue objetivo de los servicios secretos griegos (EYP), envió su teléfono móvil al departamento de ciberseguridad del Parlamento Europeo para una comprobación rutinaria.

En mayo, el grupo de análisis de amenazas de Google publicó un informe en el que afirmaba que Predator era utilizado por “actores respaldados por el gobierno” en varios estados, entre ellos Grecia, según recoge The Guardian. Mitsotakis ha rechazado cualquier sugerencia de que Predator sea utilizado por las autoridades griegas, aunque se sabe que el software es empaquetado por Intellexa, una empresa con sede en Atenas y registrada en Chipre.

El líder socialdemócrata denunció en julio de 2022 ante el Tribunal Supremo el intento de intervención de su móvil y exigió conocer los motivos detrás de estos hechos, poniendo al primer ministro contra las cuerdas –ya se vieron obligados a dimitir el jefe de los servicios secretos, Panayotis Kontoleon, y el jefe de gabinete del Gobierno y sobrino del primer ministro, Grigoris Dimitriadis–.

Tragedia ferroviaria

Ante la creciente indignación por las causas que provocaron el choque frontal entre dos trenes a finales de marzo pasado con 57 muertos, el Gobierno griego dijo que los proyectos ferroviarios del país se han visto afectados por “males crónicos del sector público”. En lo que representa el primer reconocimiento oficial de las dificultades que aquejan a la red ferroviaria, las autoridades también han admitido que el actual Gobierno de centro-derecha ha fracasado en sus intentos de mejorar el sistema.

Mitsotakis y otros miembros de su Gobierno se han apresurado a hablar de “error humano” pero cada vez está más extendida la creencia de que la tragedia podía haberse evitado. “No se trata de un error, sino de un crimen”, dice en su portada el periódico de la oposición Syntaktwn, donde se explica que los sindicatos ferroviarios llevan tiempo advirtiendo de los peligros inherentes al sistema.

¿Repetición electoral?

Los partidos especulan con el horizonte de la repetición electoral en julio con un nuevo sistema electoral. ¿Por qué? Porque el que se aplica en estas elecciones del domingo es el aprobado durante el gobierno de Syriza, de carácter proporcional. Sin embargo, en la siguiente cita electoral se aplicaría el aprobado por Nueva Democracia, que prima al primero. Y si no hay un acuerdo para una mayoría absoluta –el Parlamento son 300 escaños–, el 2 de julio se irá de nuevo a las urnas, con un sistema que, de entrada, concede 20 escaños extra al primero. Además, los partidos que logren entre el 25% y el 40% de los votos, recibirán un escaño por cada medio punto porcentual en esa horquilla (hasta un máximo de 30 escaños), antes de que se proceda a la distribución proporcional.

¿Y qué ocurre? Que quien gane las elecciones el 21 de mayo, puede sospechar que ganaría también las del 2 de julio y, además, lo haría con más escaños, con una mayoría más holgada. Así, tiene muchos incentivos para la repetición y pocos para buscar un acuerdo de investidura con otros partidos. Por contra, quien quede segundo, sí puede tener más incentivos en buscar una suma alternativa al primero, pues sabe que en la repetición seguramente la distancia en escaños se amplíe.

No obstante, los acuerdos poselectorales parecen, de momento, complicados.

Las encuestas dicen que Nueva Democracia va la primera con el 37% de intención de voto, seguida por Syriza, con el 30% y por el Pasok, con el 10%. ¿Y qué ocurre? Que para lograr una mayoría absoluta de escaños, el porcentaje debería superar el 46%. 

Bloqueo a la vista

Ninguno de los escenarios que se han barajado para posibles acuerdos parece tener posibilidades de prosperar, ya que las diferencias de los partidos, que ya eran evidentes desde el inicio del periodo preelectoral, se han hecho aún mayores, abocando a una repetición de las elecciones a principios de julio.

Nueva Democracia, que según los sondeos es el primer partido, aspira a un porcentaje “amplio” en las elecciones del domingo, lo que, de conseguirlo, alimentaría la zanahoria de la repetición, que se celebrará con un nuevo sistema electoral que prima al ganador de los comicios.

Si no lo consigue, la cooperación con el Pasok sería una posibilidad como lo fue en el pasado, pero, de momento, no parece posible, argumenta el periódico griego Kathimerini. No es sólo la negativa de Nikos Androulakis (líder del Pasok), que desde hace tiempo dice que no cogobierna “ni con el señor Tsipras ni con el señor Mitsotakis”. En los últimos días, se ha añadido la actitud de Mitsotakis. “No tengo muchas cosas que hablar con él”, ha dicho el primer ministro de Androulakis en Kathimerini, antes de decir que “el Pasok de Androulakis ha acercado su política a Syriza. No considero a Androulakis una fuerza para la modernización y el progreso”.

El primer ministro, explica Kathimerini, no sólo ha rechazado cualquier cooperación con el Pasok, sino que ha dado rasgos aún más personales al conflicto, intentando dividir al presidente del Pasok de sus votantes: esta táctica podría indicar que Mitsotakis está pensando en la repetición electoral, y ve a los votantes del Pasok como un posible caladero en el que pescar para lograr una mayoría holgada el 2 de julio.

Cooperación con la extrema derecha

En los últimos tiempos ha habido constantes escenarios de cooperación de Nueva Democracia con el líder de la extrema derecha, Kyriakos Velopoulos (Solución Griega), pero parecen parados de momento, según Kathimerini. La polémica y posterior expulsión del diputado Antonis Mylonakis de Solución Griega salpicó a Nueva Democracia, con Kyriakos Velopoulos acusando al Gobierno de estar detrás.

Por otro lado, están los escenarios relacionados con Syriza. Si Tsipras da la vuelta a las encuestas, entonces teóricamente existe la posibilidad de formar gobierno con el Pasok y otros partidos más pequeños de la izquierda.

Para que haya siquiera una mayoría de 151 diputados, se necesita al menos el 46,5%. En realidad, Syriza, Pasok y Mera25 pueden alcanzar el 46,5%, pero políticamente parece difícil el acuerdo entre los tres.

Androulakis (Pasok), además de haber dicho que no quiere formar gobierno con Tsipras como primer ministro, ha declarado que no cooperará con los “dracmatistas”, refiriéndose al ex ministro de Finanzas Yannis Varoufakis (Mera25).

Otro escenario posible sería con Syriza como segundo partido en las elecciones del domingo, que es el más probable según las encuestas. De nuevo se plantearía la cuestión de las alianzas, pero con términos menos favorables.

El líder de Syriza ha rechazado el escenario del “gobierno de los perdedores”, si bien algunos de sus dirigentes no han hecho lo mismo, como el viceprimer ministro Yannis Dragasakis.

En las combinaciones, a veces se habla del KKE –Partido Comunista de Grecia– como posible socio para quitar a Mitsotakis. Pero el KKE, sin embargo, ha rechazado públicamente esta posibilidad.

Votantes menores de edad

Los políticos griegos están cortejando a unos 430.000 votantes menores de edad, algunos de tan solo 16 años, que pueden votar en estas elecciones griegas. Y las encuestas calculan que hasta un 13% de los 8,5 millones de electores siguen indecisos, por lo que cada voto cuenta.

Sólo tres países de la UE permiten votar a los menores de 18 años. En Grecia, los jóvenes de 17 años (y los de 16 que cumplan 17 en el año de las elecciones) obtuvieron el derecho al voto en virtud de la legislación aprobada por Alexis Tsipras, el líder de Syriza que llegó al cargo en 2015.

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