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Aparece una planta de vid muy singular de Suiza en el Monasterio de Valvanera, a mil metros de atlura

Aparece una planta de vid muy singular de Suiza en el Monasterio de Valvanera, a mil metros de atlura

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Investigadores de la Universidad de La Rioja (UR) y del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (ICVV) han localizado en el Monasterio de Valvanera, a 1.000 metros de altitud, una planta de vid de la variedad Legiruela, que no se cultiva en la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja y que existe, también, en los valles de Aosta (Italia) y Valais (Suiza) y, en España, en la Sierra de Gredos (Ávila) y en Burgos.

El descubrimiento es fruto del proyecto de los investigadores Fernando Martínez de Toda, Juan Carlos Sancha, Pedro Balda -de la Universidad de La Rioja- y Javier Ibáñez, del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (ICVV: Gobierno de La Rioja, CSIC, UR) de prospección y recuperación de variedades minoritarias de vid en La Rioja.

Esta planta de la variedad Legiruela fue localizada junto a otras cinco plantas, ubicadas todas ellas debajo de la explanada del Monasterio de Valvanera en unas terrazas situadas entre ella y la Fuente Santa, con exposición al Sur; si bien las otras cinco correspondieron a variedades cultivadas en la DOCa Rioja.

En cuanto a la planta de la variedad Legiruela, una porción apical del pámpano fue trasladado al ICVV para su análisis e identificación. El resultado mostró que se correspondía con esta variedad, lo que significa que fue plantada en Valvanera sin pasar por el cultivo previo en viñedos de la DOCa Rioja.

Los 1.000 metros de altitud a los que está situado el Monasterio de Valvanera representan, probablemente, una de las cotas más altas de La Rioja en las que se encuentra vid cultivada.

VARIEDAD LEGIRUELA

La variedad Legiruela es una variedad blanca “muy singular”, pues está especialmente adaptada a climas fríos. Tiene una brotación tardía, que le permite escapar de las heladas de primavera, y una maduración muy temprana, que le hace madurar antes de los fríos de otoño. Su etimología, aunque no es seguro, podría aludir a que produce un vino muy ligero.

La única sinonimia existente en el mundo es la de Prié Blanc, como se le conoce en su única zona de cultivo, que es la DOC Valle de Aosta (Italia), a los pies del Mont Blanc, donde está documentada desde 1691 y se cultivan solo 39 ha, en altitudes muy elevadas que llegan a los 1.200 m sobre el nivel del mar. También existen 0,2 ha en Valais (Suiza).

En España, únicamente se cultiva, en San Esteban del Valle (Ávila), en la vertiente sur de la Sierra de Gredos; y en Burgos, al descubrirse unas parras junto a los muros del antiguo Monasterio de Valpuesta.

ORIGEN DE LA PLANTA

Los investigadores responsables del hallazgo desconocen quién y cuándo plantó esta vid de la variedad Legiruela, si bien es seguro que es una variedad inexistente en los viñedos de la DOCa Rioja.

“Su origen -afirman los investigadores- no es el mismo que el de otras plantas procedentes de las variedades cultivadas en la zona y que, por su cercanía, pueden ser utilizadas fácilmente para plantar una nueva cepa”.

No obstante, consideran que quien plantó la vid Legiruela “debía conocer su especial adaptación a esa altitud y su capacidad para madurar en esas condiciones y, por eso, recurrió a ella a pesar de no estar disponible en el viñedo cercano”.

“Y es aquí -añaden- donde se puede traer a colación a la Orden Benedictina y su dedicación e importante papel en la conservación, desarrollo y transmisión del conocimiento vitivinícola a lo largo de la historia”.

La Orden de San Benito es la orden religiosa fundada por Benito de Nursia a principios del siglo VI en la Abadía de Montecassino. Dado que el vino es necesario para la celebración de la Eucaristía católica, era fundamental asegurar su suministro.

Los monjes benedictinos se convirtieron así en la orden más implicada en el cultivo de la vid y en la elaboración de vino en Francia y Alemania, seguidos de cerca por los cistercienses. Otras órdenes, como los Cartujos, los Templarios y los Carmelitas, también fueron notables productores de vino y por la misma razón.

Por ello, debido a su papel en el desarrollo de la vitivinicultura en Europa y a su protagonismo en la historia de los monasterios de Valvanera y Valpuesta –la Orden Benedictina es responsable, desde octubre de 1883, del Monasterio de Valvanera- “no parece descabellado pensar que fueran ellos los responsables de la plantación y existencia de esta variedad en Valvanera, aprovechando sus conocimientos sobre viticultura y sobre el comportamiento de otras variedades de vid en zonas vitícolas europeas más frías”.

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