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Los mitos del amor romántico: no existe la media naranja ni los príncipes azules

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En los cuentos que nos contaban de pequeños, el príncipe siempre era alguien valiente que salvaba a la princesa de todos los peligros y el único que podía hacerla feliz. El cine y la literatura contribuyen a perpetuar ese mito del amor romántico que nos habla de medias naranjas y de que el amor todo lo puede.

En realidad, se trata de construcciones sociales que hemos normalizado y que nos llevan a tener un concepto del amor basado en la desigualdad entre hombres y mujeres. Para desmontar estos mitos, la investigadora Ainoa Iñigo Clavo ha impartido esta semana un taller en el marco del Seminario Permanente sobre Cuestiones de Género 2019-2020 de la Universidad de La Rioja.

Somos capaces ( o no) de ver el poso del patriarcado en situaciones dramáticas pero no tanto en las relaciones románticas. ¿Hasta qué punto tenemos interiorizado el concepto de amor romántico?

Uno de los objetivos de este seminario es dotar a los participantes de las herramientas necesarias para que adviertan que el amor es una construcción social. Esto supone que nuestro concepto sobre el mismo ha variado a lo largo de la historia y que difiere además dependiendo del tipo de cultura o sociedad al que pertenezcamos. En este taller nos centraremos en el amor romántico occidental.

Uno de los trucos del amor romántico es precisamente que está basado en una serie de mitos, una serie de relatos, que interiorizamos y que forman parte de nuestro imaginario colectivo. Es por esta razón que muchas veces no los cuestionamos, porque no somos conscientes de que hemos sido educados a través de una serie de premisas, entendidas como verdaderas, que definen y determinan cómo nos relacionamos con los otros.

En las relaciones heterosexuales se le presuponen a los hombres y a las mujeres una serie de roles, que son considerados como “normales”, pero que están basados en la desigualdad y son hijos del patriarcado.

“Muchas personas tienen la noción equivocada de que el verdadero amor es capaz de soportarlo todo”

¿Este concepto contribuye a perpetuar la desigualdad entre géneros y a generar falsas expectativas en nuestras parejas?

En cuentos infantiles que relatan relaciones amorosas, el protagonista suele ser un joven aguerrido, fuerte, valiente. Un personaje activo que toma las decisiones y se dedica a superar una serie de obstáculos para conseguir, finalmente, el amor de la chica. Es el salvador, el príncipe azul, el único responsable de que la protagonista alcance su felicidad: conseguir que se despierte de un sueño de cien años o que deje de ser la criada de una madrastra malvada, etc.

Otros mitos, tales como el de la omnipotencia (el amor todo lo puede) o el de los celos son muy peligrosos porque activan mecanismos que pueden llegar a justificar la violencia de género y provocan que muchas personas se queden en relaciones tóxicas porque tienen la noción equivocada de que el verdadero amor es capaz de soportarlo todo.

Autores como Marcela Lagarde, Coral Herrera o Carlos Yela García abordan desde diferentes perspectivas: la psicológica, la filosófica, la feminista, esta problemática.

“Creemos que sin pareja no vamos a conseguir ser personas plenas ni a alcanzar la felicidad”

La literatura y el cine nos muestran historias en las que se idealiza a la persona amada y además se exalta el sufrimiento. ¿Estos mitos nos llevan a creer que es normal sufrir por amor, tener conflictos, tener celos?

Una de las funciones de los mitos, según Joseph Campbell, es constituir un status quo, es decir, crear un orden social con el que todos nos sintamos identificados y un “sistema de sentimientos” que todos compartamos. El cine y la literatura son excelentes vehículos para transmitir estas ideas, estas emociones, y contribuyen a perpetuar estos mitos. Son instrumentos de control ideológico del heteropatriarcado.

Efectivamente, vemos en la gran pantalla o leemos en poemas, cuentos o novelas, cómo lo natural es permanecer junto a la persona amada bajo cualquier precio: cuanto más se soporta, más se quiere. En otras ocasiones, las tramas de los mismas normalizan conductas de posesividad y de control que deberían de ser inadmisibles. Nos hacen pensar que los celos son síntoma de amor.

Es interesante observar, por lo tanto, cómo se configuran los discursos amorosos a través de literatura y cine para poder deconstruirlos, desafiarlos o al menos ser conscientes de la falta de realismo con la que abordamos muchas veces nuestras relaciones sentimentales y las consecuencias que nuestros comportamientos aprendidos tienen en nuestra forma de querer a otras personas.

También creemos en la media naranja y en que existe el amor para toda la vida. ¿Se nos ha transmitido el concepto de que el amor todo lo puede y de que no estamos completos sin amor?

Sí, este mito es sorprendentemente antiguo. Fue Platón, en su obra El banquete, quien lo introdujo. Durante la obra varios personajes dialogan sobre el amor. Aristófanes es quien relata que en la antigüedad cada ser estaba constituido bien por dos hombres, dos mujeres o un hombre y una mujer. Estos seres, alentados por su fuerza, decidieron enfrentarse a los dioses. Zeus, en castigo por su insolencia, dividió a estos seres en dos para debilitarlos. Desde entonces, dice el mito, vivimos como seres incompletos, en búsqueda de nuestra otra mitad. Este relato mitológico presupone que sin pareja no vamos a conseguir ser personas plenas ni a alcanzar la felicidad y además implica la concepción de que el amor verdadero solo sucede una vez y que es necesario tratar de mantenerlo cueste lo que cueste.

¿Podrías ponernos algún ejemplo de mitos del amor romántico en la literatura?

Estos mitos se han transmitido a través de poemas, relatos y novelas de índole amorosa a lo largo de todos los tiempos. Por poner dos ejemplos algo más actuales, tenemos el famoso fragmento de Julio Cortázar: “Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos” de su novela Rayuela o los versos del poema de Jorge DeBravo titulado “Credo”:

Y siempre digo: espero. Porque a mí me podrían

arrancar el recuerdo como un brazo,

pero no la esperanza que es de hueso

y cuando me la arranquen dejaré de ser esto

que te estrecha las manos

¿Existe ya otro tipo de literatura que no siga esta línea?

Creo que las nuevas generaciones de escritoras feministas están desafiando este concepto de amor romántico occidental. Creadoras como María Fernanda Ampuero, Sabina Berman, Rosario Ferré, Luisa Valenzuela, entre otras muchas, están denunciando en sus ficciones temas como la homofobia, la violencia contra las mujeres, la falacia de los roles de género, el sexismo, la desigualdad. Otras, como Gabriela Wiener escriben sobre el poliamor y otro tipo de relaciones sentimentales que rompen con los esquemas de los mitos del amor romántico y sus relaciones monógamas y heterosexuales.

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