Un punto que sabe a poco
Invicta. Segunda en la tabla. Sin ver todavía en acción a los dos últimos fichajes (Iván Aguilar y Carlos García) y sin que muchos de los nuevos (Borja Gómez, Sotillos, Ramiro, Cifuentes, Rayco y Germán Sáenz) hayan ganado protagonismo. La UDL tiene muchos motivos para ilusionar. Y este comienzo liguero -con el aliciente de la Copa del Rey-, pese al empate a cero obtenido, es uno más. Que en Lasesarre quede la sensación de ceder dos puntos más que de sumar uno puede obedecer a las expectativas generadas por el buen juego desplegado hasta la fecha por un bloque que debe evolucionar y mejorar sus prestaciones. Que haber jugado una hora con un hombre más pueda verse como una oportunidad perdida y que no se haya plasmado sobre el césped, puede decepcionar, sin embargo hay que buscar las cosas buenas y tratar de aprender de los errores.
Sobre todo porque se sabía que se iba a sufrir. Era la consigna, que durante algunos minutos se podía complicar el duelo. Así sucedió. Pero esta UDL, con Sergio Rodríguez, tiene la habilidad de darle la vuelta a la tostada para, al menos, tratar de allanar el camino y poner en práctica su idea de juego (en teoría porque este domingo no hubo la brillantez deseada). Hasta la expulsión de Andrada, pasada la media hora después de dos acciones de Paredes (sufrió una falta y un pase suyo fue tocado con la mano), el Barakaldo mandaba. ante un cuadro blanquirrojo que apostaba por el orden, por estar replegado y por buscar su oportunidad.
Faltó, a partir de entonces, quizá la convicción necesaria para llevar el duelo al terreno que mejor domina el cuadro logroñés porque pese a la hora que estuvo en inferioridad el cuadro barakaldés, no hubo esa sensación de dominio claro, de control absoluto, como, por ejemplo, lo ha habido en otros partidos de esta misma campaña. La UDL pudo ganar, Espina gozó de una gran ocasión, Rayco se resbaló en el momento más inoportuno e incluso Paredes, como ya hiciera el pasado miércoles en Copa, parecía un extremo y tuvo con un buen lanzamiento los 3 puntos. Pero también puedo regresar con una derrota porque el equipo vizcaíno evidenció estar bien trabajado, ser un bloque rocoso y que tiene destellos. No en vano, Rubén González, en dos ocasiones, pudo romper el equilibrio tras dos acciones a balón parado y Oca no llegó por poco a un buen centro de Cerrajería.
Por todo ello, el punto obtenido en un campo como Lasesarre y sin haber encajado, hay que darlo como bueno pese a que en la retina de los más de doscientos blanquirrojos desplazados sea la de haber perdido una gran oportunidad de demostrar la autoridad de esta UDL desde el comienzo e igualar las tres victorias de un Burgos al que le es suficiente con los goles de Youssef para liderar.
DOMINIO LOCAL
Sea como fuere, desde el inicio del encuentro se impuso el físico, las ganas... el hecho de ejercer de anfitriones de un Barakaldo dirigido por Aitor Larrazábal. Lo hacían con un dominio estéril, sin ocasiones, pero metiendo el miedo con un par de saques de esquina en poco más de 5 minutos. Había que frenar la euforia de los locales y Espina, con un tiro desde fuera del área, dio un susto. Suficiente para que el equipo gualdinegro ya no fuera con tanta alegría. El equilibrio se empezaba a acusar hasta que Jaume Pol gozó de un tiro desde la frontal, pero su impacto fue defectuoso.
Fueron malos momentos para la UDL, ya que al instante fue Oca el que con una volea ponía en aprietos a los riojanos, pero su disparo se marchó a córner. Jugada a balón parado que remató Rubén González y que respondió, con reflejos, Miguel. Una vez más, apuros en este tipo de acciones defensivas. Con el miedo en el cuerpo, vino la segunda amarilla del lateral diestro Andrada, lo que daba una gran bocanada de aire a los logroñeses.
Momento que trató de aprovechar para buscar, descaradamente, el perfil zurdo donde Ñoño podía hacer mucho daño ante un Son reconvertido a lateral. Daba la impresión de que la UDL daba un paso adelante. Se estiraba. Pero no acababa de controlar en el centro del campo y de evidenciar que contaba con superioridad numérica sobre el césped. Eso provocó que el Barakaldo insistiera en su juego, más directo y de segundas jugadas, en el que, hasta el descanso, no acusó en exceso la inferioridad.
En la segunda mitad, le tocó a la UDL asumir el mando. Lo que le gusta. Pero en Lasesarre no es tan sencillo. Quizá porque enfrente había un oponente de entidad, que asumió el estar con diez y que buscó sus recursos para salir victorioso del envite. Entre que los de Sergio Rodríguez no estaban lo lúcidos que en otras citas de este arranque liguero y que el Barakaldo bajó el ritmo para manejarse en un juego más trabado e intermitente, el bloque blanquirrojo no terminó de acogotar a su rival y de inclinar la balanza en su favor.
POCO PELIGRO BLANQUIRROJO
Y eso que Caneda sorprendió a la zaga local con una diagonal que cazó Marcos André, pero el delantero cayó dentro del área después de ser agarrado por un defensor. El penalti parecía claro, pero el colegiado no lo consideró. A raíz de esta acción, sí que se vio a una UDL más decidida a recuperar la velocidad de juego de los últimos compromisos. Con lo que no contó fue con la falta de pericia de otros choque. Muneta participó muy poco y la UDL lo acusó. Salvador no destacaba tanto. Arnedo se fajaba en defensa, pero no lucía en ataque. Ñoño era el referente, pero no estaba con la chispa ni el desborde de encuentros precedentes. Espina tenía en mente el gol, lo tuvo pero Txusta le ganó la partida. Marcos André, como siempre peleó a destajo, pero el nombre de Iván Aguilar le pudo poner nervioso en más de un lance.
La contienda estaba abierta y varias transiciones consecutivas provocaron que tanto Miguel como Txusta tuvieran trabajo. A la acción de Espina, respondió el Barakaldo con un remate de Rubén González y un centro de Cerrajería al que no llegó, por fortuna, Oca. Rayco entraba en escena por Zubiri. Una sustitución arriesgada, por cuanto Arnedo se metía como central, mientras que Muneta y Rayco, en teoría para tener el balón, iban a asumir la dirección del juego. Se careció de profundidad, ya que sólo Paredes, por su costado, hacía daño. Germán Sáenz, como un segundo delantero, no encontraba su sitio, mientras que Cifu, debutó en los minutos finales, agotaba los cambios.
El Barakaldo siguió a lo suyo. Puso en escena a Jurgi y Cuerca, evidenciando que no se daba por muerto, que iba a buscar el triunfo pese a las adversidades. Paredes dispuso de la última. Faltaban dos minutos para la conclusión, pero su tiro fue rozado con las yemas por Txusta. Lo justo para despejar a córner. Ahí ambos contendientes comprendieron que el marcador no se iba a mover. Los locales lo aceptaron satisfechos por salir vivos tras desgastarse con diez durante una hora y los visitantes se marcharon resignados por no ser capaces de descifrar qué había que hacer y cómo había que desarrollarlo. Ahora toca, de nuevo, Copa del Rey. Este miércoles llega a Las Gaunas el Unión Adarve.
FICHA TÉCNICA
Barakaldo: Txusta; Andrada, Olaortua, Rubén González, Jaume Pol; Jon Iruarrizaga (Cuerva, min. 80), Cerrajería; Son, Ito (Jurgi, min. 68), Oca; y Ánder Vitoria (Buenacasa, min. 83).
UD Logroñés: Miguel; Miguel Santos, Caneda, Zubiri (Rayco, min. 65), Paredes; Muneta, Arnedo, Salvador, Ñoño (Germán Sáenz, min. 78); Espina (Cifu, min. 85) y Marcos André.
Goles: No hubo.
Árbitro: Leo Olla (Colegio Navarro). Expulsó al local Andrada por dos amarillas (mins. 25 y 32). Amonestó a los locales Cerrajería (min. 70) y Cuerva (min. 82).
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