Órdenes escritas y datos de lista de espera muestran cómo el Hospital de Torrejón priorizaba las operaciones de los pacientes más rentables
“Meros chismes”. Con ese calificativo se refería este jueves la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, a la priorización de pacientes rentables que han denunciado trabajadores del hospital de Torrejón (público, pero gestionado por la empresa privada Ribera Salud) tras el escándalo de los audios en los que un directivo conminaba a su equipo a fijarse más en el beneficio a la hora de gestionar, por ejemplo, las listas de espera. “Cualquier acusación de ese tipo que, evidentemente es grave, se debe llevar a los conductos oficiales”, decía en un corrillo de periodistas Ayuso, restando credibilidad a la denuncia de empleados y después de que su consejera de Sanidad haya anunciado dos informes exprés que no han encontrado ninguna irregularidad.
Sin embargo, la instrucción de buscar beneficio que sale en las grabaciones publicadas por El País —expresada en una reunión por el CEO de Ribera Salud el 25 de septiembre— no es nueva. Se lleva implementando hace tiempo, según declaran varios sanitarios de diversas áreas a elDiario.es y según la documentación a la que ha podido acceder este medio. Esas prácticas estaban consolidadas antes de los audios, cuando estaba al frente de Torrejón el equipo de Ribera Salud despedido en octubre por el CEO de las grabaciones, que también ha sido apartado de la gestión del hospital tras la publicación del escándalo.
Una de las vías rentables para conseguir más dinero, como pedía el directivo Pablo Gallart, es hacer que vayan a tu hospital a operarse pacientes asignados a otros centros. En ese caso, la Comunidad de Madrid —gracias a la libre elección que instauró Esperanza Aguirre y que puso a competir al sistema sanitario entre sí— le tiene que pagar al hospital elegido por la operación o tratamiento que haya hecho a ese paciente externo.
Son los llamados pacientes “no cápita”. Los pagos extra están sujetos a unos precios públicos que la Consejería de Sanidad establece en función del tipo de intervención y su complejidad. Por ejemplo, la implantación de un marcapasos oscila entre los 5.000 y los 15.000 euros que cobra el hospital que se lleva al paciente. Por los pacientes “cápita”, el Gobierno de Ayuso paga a Ribera Salud un fijo de 581 euros por habitante del área, con una población asignada de 150.000 personas.
Es decir, por los que no son de Torrejón pero lo eligen, Ribera Salud factura. Y cuanto más factura, más gana. A muchos de ellos se les han ofrecido operaciones quirúrgicas tempranas, se les operaba antes que a otros pacientes de Torrejón que llevaban más tiempo en lista de espera, según testimonios de sanitarios, documentos y datos que ha podido confirmar elDiario.es.
De hecho, en 2024 se enviaron correos e instrucciones por escrito a quienes organizan las operaciones (normalmente los jefes de servicio) sobre la necesidad de programar intervenciones de modo que se cumpliera un “objetivo-presupuesto cápita y no cápita” cada mes en los quirófanos, según consta en un mail que publicó elDiario.es en abril de este año, como informó Sofía Pérez Mendoza. El asunto del correo electrónico, fechado en julio de 2024, deja claro que hay un plan económico vinculado a las listas de espera: “Objetivo julio”. En ese correo, la dirección del hospital marca los no cápita y cápita que deben ser operados cada mes para cumplir “objetivos” y “presupuesto”. Les anuncian a los médicos que esto se va a ir “monitorizando” y que habrá un seguimiento semanal para que se cumpla.
En el sistema informático de este hospital, como en el del resto de hospitales de la Comunidad, los pacientes están perfectamente identificados: los pacientes de Torrejón tienen una pestaña verde y los de libre elección, naranja. El mail también emplazaba a una reunión al día siguiente en la que se explicaría “la importancia de cumplir con el objetivo”. Pero, además, desde el servicio de admisión se insistió al servicio de cirugía cardiaca, por mensaje en este caso, con que “para cumplir con el objetivo no cápita de sept [sic]” se debía “programar la próxima semana un CCI (cirugía con ingreso) no cápita”. Pese a que elDiario.es ha pedido una explicación al Gobierno de Ayuso alertándole de que existen estas instrucciones por escrito y se iban a publicar, la Consejería de Sanidad niega que se haya producido “ningún tipo de orden”. Las mismas fuentes remiten también a una carta firmada por los jefes de servicio en la que estos sanitarios defienden que han actuado siempre con “ética” y “profesionalidad”.
Sin embargo, un manifiesto firmado en mayo por 260 profesionales del hospital ya alertó de esta práctica y la denunció públicamente, aunque tanto el hospital como la Comunidad de Madrid niegan que se haya producido: “Uno de los aspectos quizá más escandalosos es que algunas jefaturas de servicio son presionadas para priorizar en la programación tanto de consultas externas como de las listas de espera quirúrgicas a los pacientes procedentes de otras áreas sanitarias frente a la de Torrejón. Esto es contrario a la equidad, pilar de nuestro Sistema Nacional de Salud”, lamentaban entonces estos sanitarios, una práctica que, a tenor de los datos, se ha suavizado pero no se ha erradicado. “No se está produciendo nada fuera de lugar contemplado en el contrato”, insisten desde Sanidad.
Según fuentes sanitarias conocedoras de la actividad de quirófano, “esto ha pasado en todas las especialidades desde hace unos tres años”, cuando llegó el nuevo director médico. “Las órdenes de la nueva dirección eran cumplir un determinado porcentaje de pacientes no cápita en los quirófanos ordinarios, que llegaba a un 100% en los extra o peonadas [cuando se abren los quirófanos por la tarde o en fin de semana]. Esto acabó llevando a diferencias significativas en los tiempos de espera dependiendo del área de origen de los pacientes”, cuenta esta misma fuente, que añade que la práctica se ha ido matizando. La justificación económica es que abrir un quirófano es muy caro, y si eran de libre elección se podía compensar porque se pagaría como un extra por parte de la Comunidad de Madrid. Un sanitario de otra especialidad y grupo profesional refrenda el modus operandi, en el que se ha priorizado muchas veces los no cápita. La Consejería de Sanidad no ha respondido a elDiario.es a la pregunta de si ha habido peonadas exclusivas de pacientes de otras áreas.
Además de las instrucciones por escrito reveladas por elDiario.es para que se priorizara a pacientes de fuera, este medio ha podido comprobar los datos que muestran, en otro servicio del hospital distinto a cirugía cardíaca, que la lista de espera es siempre más corta para los pacientes de libre elección en operaciones programadas de la misma prioridad clínica (dejando al margen las intervenciones preferentes, que son las más graves y urgentes).
En marzo de este año, un paciente de esta especialidad (que elDiario.es no especifica para no identificar a las fuentes) esperaba más de 130 días para ser operado en una intervención programada. Un paciente “no cápita” esperaba menos de un mes. Con los datos precisos, seis veces menos que uno de Torrejón, como ha podido comprobar este medio.
En octubre de este año —cuando el ejecutivo de Ribera Salud ya había conminado a ser más rentables en la reunión de los audios y tras una oleada de protestas y manifiestos de trabajadores antes de verano—, esa diferencia se acortó, pero aun así la espera de alguien de Torrejón era el triple que la de alguien de libre elección: más de 140 días frente a algo más de un mes de espera. Actualmente sigue habiendo menos días de espera para los “no cápita”, pero la diferencia entre ellos es mucho menor, unos 20 días de diferencia. Sanidad no ha contestado a la petición de una explicación sobre las diferencias confirmadas por elDiario.es entre estos dos tipos de paciente.
La búsqueda de rentabilidad no se ha dado solo en quirófanos, según trabajadores. En la maternidad, Torrejón se ha posicionado como un hospital referente en parto humanizado, se puede dar a luz en bañera y como consecuencia ha sido uno de los más elegidos por mujeres de otras áreas. “Aquí se hacen las cosas muy bien”, explica una trabajadora de ese ámbito, que a la vez denuncia prácticas con las que no está de acuerdo ni ella ni sus compañeras porque priorizan el beneficio a la salud: “Hay presiones para que no se derive a otro hospital a nadie que entre en Torrejón, aunque no haya salas de dilatación disponibles”, cuenta. Las órdenes son verbales, explica esta sanitaria, “y cuando se ha derivado a mujeres a otros hospitales porque aquí estábamos a tope, se nos han pedido explicaciones”. De hecho, en marzo de 2024 un grupo de matronas enviaron una carta a la dirección quejándose de “protocolos de no derivación” y alertando de la inseguridad y exceso de trabajo que suponía. “No se presiona absolutamente a nadie en este hospital en ninguno de los servicios”, zanjan desde la Consejería de Sanidad.
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