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Los vecinos de Torrejón miran con recelo a su hospital privatizado: “Las empresas solo buscan beneficios”

Vista de la entrada del Hospital de Torrejón de Ardoz gestionado por el grupo sanitario Ribera.

Guillermo Martínez

Torrejón de Ardoz (Madrid) —

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Indignación, pero sin sorpresa. Ese es el sentir general de la ciudadanía de Torrejón de Ardoz, la localidad madrileña gobernada por una amplia mayoría del PP, apenas unos días después de saber que su hospital público, pero gestionado por la empresa Ribera Salud, lleva unos meses intentando aumentar las listas de espera para incrementar sus beneficios económicos. También han aparecido pruebas de que la dirección del centro ordenó reutilizar material sanitario de un solo uso –un extremo negado por la Consejería de Sanidad–, lo que ha levantado más temores entre sus pacientes. “Ahora te hacen sospechar”, dice una de las afectadas.

Esther Lamas ya se olía algo. “Últimamente se notaba cierta gestión deficiente. Ibas al hospital y estaba desértico, no había nadie”, comenta. Ella, a sus 39 años, se queja de que el centro gestionado por Ribera Salud se quedó sin endocrino, pero nadie avisó. “En lugar de tener la revisión en diciembre de 2024 me acabaron viendo en septiembre de 2025. Me estaban haciendo pruebas porque no sabían qué me pasaba, así que imagínate mi preocupación”, explica.

Esta trabajadora del sector de la logística recuerda que su hijo nació en el Hospital de Torrejón y su hermana dará a luz allí dentro de unos días. “Es verdad que en esta especialidad tienen bastante fama, pero con todo lo que ha salido estos días te quedas bastante intranquila. Es pensar que pueden reutilizar material y se me ponen los pelos de punta”, señala, justo antes de reivindicar que la gestión del centro debería pasar a la administración pública.

Es lo mismo que reclama María Luisa Ruiz, a sus 46 años. Su padre falleció en el hospital torrejonero en noviembre del año pasado. “Cuando he visto lo de la reutilización del material... ¿Y si mi padre pudo ser víctima de ello?”, se pregunta. Ella misma se responde: “Eso va a ser imposible saberlo ahora, pero la duda está ahí. Y también me duele imaginarme cómo le ha pillado esta noticia a mi madre, leyéndola sola en casa”.

Esta técnico de compras en una empresa de equipos de rayos x, que admite no haber recibido las citas de consulta con demasiada demora en el hospital, tilda de “vergüenza” lo que ha ocurrido con su centro de referencia. “No entiendo por qué nos ponen en manos de este tipo de gente y cómo pueden dormir tranquilos sabiendo lo que hacen. La sanidad no es un negocio”, añade.

Los pacientes se van a otros hospitales

Carlos Buendía es educador social, tiene 36 años, lleva viviendo en Torrejón desde que nació y, directamente, desde el principio que abrió las puertas el hospital de la ciudad él decidió elegir el de La Paz como centro de referencia. “Aunque me cueste más horas y trabajo creo que tiene más sentido hacer uso de la pública. Entre otras cosas, evito ser un número más y parte de esa dinámica privatizadora”, opina. Preguntado por cómo le han sentado las informaciones sobre la gestión del Hospital de Torrejón, Buendía alude a las movilizaciones que hace más de una década parte de la población del municipio llevaron a cabo. “Parece que los que nos concentrábamos frente al hospital diciendo que priorizarían sus beneficios antes que la salud no estábamos tan equivocados”, expone.

Rocío González también ha dejado de hacer uso del Hospital de Torrejón, del que opina que desde hace algún tiempo funciona “regular”. Ella es jardinera para el ayuntamiento de la ciudad y tiene 47 años. “Me siento engañada como usuaria e indignada como ciudadana”, comenta. Su experiencia con el centro sanitario no ha sido demasiado buena: “Tuvimos que llevar a mi hijo de 5 años a Urgencias porque tenía una fiebre horrorosa. No le hicieron ninguna prueba, estuvo muy mal varios días y luego nos dijeron que lo que le pasaba se podía haber arreglado con antibiótico, pero no nos recetaron nada”.

Por eso, desde entonces decide acudir a las Urgencias del Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, una ciudad vecina. “Es público y funciona muy bien, aunque tarden algo más en atenderme, pero priorizo la buena asistencia”, confirma esta vecina de Torrejón, que también apuesta por la reversión de la gestión privada del hospital de su municipio. “Las empresas solo buscan beneficios”, concluye.

Casi 15 años de privatización

Ana Hermoso admite que lo ocurrido no le pilla de sorpresa, “igual que a nadie que esté algo puesto en la defensa de los servicios públicos”. A sus 42 años, todavía recuerda cómo en la inauguración del centro, allá por septiembre de 2011, el Ejecutivo regional negaba que la gestión privada no afectaría a la calidad asistencial. “El Gobierno de la Comunidad de Madrid lleva años destruyendo la sanidad pública para engordar los bolsillos de unos pocos sinvergüenzas sin escrúpulos, porque ni Ribera Salud ni Quirón nos ven como pacientes, sino como clientes”, se explaya esta cuidadora de personas dependientes.

Su pareja, Alejandro Tierno, agrega que “como ciudadanía” considera tener “el derecho de recibir la sanidad, pero también la obligación de defenderla entre todos”. Este pensionista de 48 años también se muestra indignado: “Para ellos somos una forma de hacer negocio, y las empresas lo que quieren es llenarse sus alforjas. La salud les importa poco”.

El caso de Maricarmen S. O. es algo más intrincado. “Cuando leí las noticias empecé a atar cabos y, ahora, o todo tiene sentido o es mucha casualidad”, precisa. Se refiere al caso de su madre de más de 70 años, a quien no le realizaron una prueba que finalmente le ha mejorado una úlcera grave hasta que no lo reivindicó con vehemencia a la especialista del hospital. “Yo ya había llamado hasta a una clínica privada para hacerle ahí la intervención”, sostiene.

Tras ser conocedora de las informaciones que señalan que Ribera Salud ha podido estar retrasando ciertos tratamientos e intervenciones para agrandar su beneficio económico, esta administrativa de 49 años subraya no poder afirmarlo con seguridad. “Pero ahora no sé si no le intervinieron por ese protocolo de la empresa, te hacen sospechar”, remacha.

En este sentido, la Consejería de Sanidad ha emitido un informe elaborado tras una inspección al Hospital. Concluye que las Áreas de Calidad y Seguridad del Paciente cumplen con los objetivos marcados por el Servicio Madrileño de Salud para todos los hospitales de la región. Este segundo informe se suma al primero, realizado a través de la Dirección General de Inspección y Ordenación Sanitaria, que recogió que no existía evidencia alguna en la reutilización de productos sanitarios de un solo uso en el Hospital Universitario de Torrejón.

Cómo ahorrar con la salud

Bárbara García, alcalaína de nacimiento, reside en este municipio gobernado por Alejandro Navarro desde hace seis años y trabajó en su hospital dos de ellos. “Pienso que esto es indignante, igual que lo que pensaría cualquier persona con dos dedos de frente, pero si me paro a pensarlo tampoco me sorprende. Esta es la consecuencia de privatizar la sanidad”, reflexiona esta joven de 29 años, que desde hace un tiempo se dedica al sector de la logística.

Como extrabajadora de este hospital no llegó a estar sujeta a esa orden expresada por la dirección de Ribera Salud, aunque recuerda que sí se daba un mensaje continuo sobre el ahorro, parafraseando sus términos. “Pero es que con la salud no hay que ahorrar. No es un servicio en el que haya que ganar dinero, o ser rentable”, afirma tajante esta antigua enfermera, que subraya haber dejado atrás el sector sanitario por las malas condiciones laborales y la baja calidad de vida de sus trabajadores.

Por otro lado, como usuaria se ha planteado “cuántas veces se habrá dejado de realizar una intervención no considerada como urgente, o se han dilatado las revisiones y consultas”. García defiende la buena labor de los trabajadores sanitarios, aunque admite no sentirse totalmente segura cuando deba tratarse en el Hospital de Torrejón, y señala hacia arriba a la hora de hablar de culpabilidad. Ella concluye: “Ya es hora de que la Comunidad de Madrid revierta esta gestión privada de la sanidad pública”.

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