Festival Circular de Villaverde: el arte repara las calles y cambia el espacio público con piezas reutilizadas
El arte en el espacio público no solo cumple una función estética. También puede reparar aquellos huecos que dejan el paso del tiempo o contribuir a crear un entorno singular. Por cuarto año, el barrio madrileño de San Cristóbal de los Ángeles (Villaverde) vuelve a demostrarlo con una nueva edifición de su Festival Circular, un proyecto de intervenciones artísticas en plena calle que reutiliza materiales o estructuras desperdigadas por los alrededores. Comenzó el pasado 25 de septiembre y se alargará hasta el sábado, 4 de octubre. En este tiempo, tres artistas conviven en la zona para conocer sus rincones o buscar junto a los vecinos algún resto que sirva para crear algo nuevo.
“Este proyecto pretende potenciar la creación artística en el espacio público de manera experimental y de calidad, descentralizar la cultura y haciendo que suceda también en los territorios alejados de los centros urbanísticos y de poder”, detallan sus organizadores, que tratan con su iniciativa de usar el lenguaje visual en las calles para “cuestionar la sociedad de consumo y el sistema organizativo en el que vivimos”. Además, quieren lograrlo desde diferentes puntos de vista.
A la nueva edición del Festival Circular de Villaverde se han sumado un artista internacional, otro nacional y un tercero local: Dos Jotas, Ememem y Lydia Galvín llevan días asentados sobre el terreno jugando con el material físico o arquitectónico en la vía pública. El primero desarrolla un trabajo sobre el entorno urbano desde la crítica y reinterpreta los elementos que ya existían en el paisaje, con temáticas que giran en torno a problemas como la gentrificación en grandes ciudades o el modelo de sociedad de masas.
Ememem, por otro lado, cuenta con una trayectoria de intervención en plena calle con sus obras como herramienta. Desde el Festival Circular lo describen como un “reparador de asfalto, poeta de las aceras y cirujano del macadán”; mientras que Lydia Galvín destaca en la escena madrileña desde hace una década por su trabajo entre la gestión cultural o la producción artística, con tintes de humor e ironía a la hora de simbolizar cuestiones como la crisis de la vivienda o la sociedad líquida.
Una variopinta gama de artistas para reinterpretar el barrio
Hace dos años desde la última vez que se celebró un evento como este, aunque comenzaron a hacerse en 2019. Ya por aquel entonces trataron de huir en sus creaciones de otras intervenciones municipales en zonas como Carabanchel, donde se han popularizado los murales de gran formato en varios puntos del distrito. La idea en San Cristóbal es reutilizar todos los soportes disponibles y lanzar un mensaje de sostenibilidad.
Lo hacen, por un lado, para resaltar la “problemática ecológica” actual y también para “devolver al arte urbano su escala más humana o propiciar una creación artística más arriesgada y singular”. El objetivo es descentralizar la cultura mediante reuniones, encuentros, lecturas, paseos, conversaciones o talleres en los que los artistas participantes traten de aportar una relectura del barrio y sus habitantes.
“Se trata de poner en valor a personas e iniciativas clave en la historia y el día a día de Sancris y, al mismo tiempo, evidenciar sus carencias, desagravios y problemas”, destacan. En esta ocasión, el perfil de los artistas es variopinto. Sin embargo, los organizadores del festival inciden en que todos ellos “comparten una idea del arte como herramienta de mejora en los espacios urbanos no solo a través de lo plástico, sino también de lo social, de la vida cotidiana de los habitantes que convivirán con sus creaciones”.
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