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El proyecto de reforma en Tabacalera y la paradoja de Lavapiés: cultura “en cada esquina”, pero sin espacios vecinales

Fachada de la Tabacalera de Lavapiés, que será reconvertida en un centro de residencias artísticas.

Guillermo Hormigo

Madrid —

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Pocos barrios de Madrid, y prácticamente de cualquier ciudad, pueden presumir de una actividad cultural tan diversa como Lavapiés. Un museo de arte contemporánea que es referencia mundial como el Reina Sofía, la extraordinaria programación cinematográfica en el Cine Doré de Filmoteca Española, centros multidisciplinares como La Casa Encendida o una de las sedes del Centro Dramático Nacional en el Teatro Valle-Inclán destacan entre su abundante oferta.

En unos años, la zona volverá a disponer de otro espacio de referencia: la remodelada Tabacalera, que acogerá un centro de producción y residencias artísticas. El inmueble del número 53 de la calle Embajadores, gestionado por el Ministerio de Cultura, continuará durante meses en obras después de que el Consejo de Ministros aprobara el pasado 30 de enero el inicio de los trabajos en su interior.

La actuación, presupuestada en 12,5 millones de euros, eliminará además los elementos no originales del interior y proseguirá con las mejoras en una fachada muy mermada por el paso del tiempo y por las deficiencias en su mantenimiento. Pero aunque esta reforma material ha recibido una buena acogida unánime, el destino último de la rehabilitación despierta discrepancias entre residentes de Lavapiés.

El plan del Ministerio que ahora dirige Ernest Urtasun (aunque iniciado con Miquel Iceta al frente de la cartera) para la antigua fábrica de tabacos de Madrid, construida a finales del siglo XVIII, menciona que el proyecto culminará en “una institución abierta al barrio de Lavapiés”. Es precisamente la falta de concreción en este aspecto lo que ha derivado en las suspicacias de entidades vecinales.

Diversas opciones para que lo vecinal conviva con lo artístico

Para Manuel Osuna, miembro de la junta directiva de la Asociación Vecinal La Corrala y vocal de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid, es importante repensar a qué se dirige “el único contenedor que nos queda en un barrio donde no tenemos nada nuestro”. “Cualquier barrio de la ciudad al que vayas cuenta por lo menos con un polideportivo, un centro cultural vecinal, una biblioteca... Que no se haga nada para los vecinos y las entidad vecinales no nos parece bien. Necesitamos un espacio de participación y reunión o algún salón de actos. Tabacalera nos parecía el sitio idóneo”, argumenta en declaraciones a Somos Lavapiés.

Proyectos como DaLaNota, un programa de educación musicosocial gratuito e inclusivo dirigido a la infancia y la adolescencia, han tenido que marcharse de Lavapiés debido al alza de los alquileres y la falta de alternativas más asequibles facilitadas por las administraciones públicas.

“Cuando en su nota de prensa el Ministerio de Cultura habla de un lugar abierto al barrio nos gustaría saber en qué sentido lo dicen y a qué se refieren concretamente. ¿Que los vecinos vamos a poder entrar gratis a las exposiciones? ¿Que no nos van a prohibir acceder al jardín? Lo que solicitamos no es eso, sino que en los 21.000 metros cuadrados del recinto por lo menos dejen un hueco para que las asociaciones del barrio puedan guardar su material, cosas así de sencillas”, expone Manuel.

Lamenta igualmente la falta de comunicación por parte de Cultura a la hora hacer públicos sus planes: “Hemos mantenido conversaciones sobre el tema, mi teléfono lo tienen”. Hasta el momento, el Ministerio no ha respondido las preguntas de este medio para aclarar en qué se traducirá específicamente esa apertura a los vecinos.

Cuando el Ministerio de Cultura habla de un lugar abierto al barrio nos gustaría saber en qué sentido lo dicen y a qué se refieren concretamente. ¿Que los vecinos vamos a poder entrar gratis a las exposiciones? ¿Que no nos van a prohibir acceder al jardín?

Este vecino reconoce que han rebajado las expectativas de sus demandas: “Antes pedíamos un polideportivo, una escuela infantil, un centro de salud en condiciones o uno de mayores, pero vemos que es inviable porque el inmueble pertenece al Ministerio de Cultura [a través de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes] y no es fácil abordar un traslado de titularidad al Gobierno municipal o autonómico. Pero por lo menos que nos dejen un trocito. Que faciliten el día a día a instituciones como los Dragones de Lavapiés, porque este equipo de fútbol hace una enorme labor en el barrio pero el local que tiene en la calle Tribulete es muy pequeño, insuficiente para lo que necesitan y lo que merecen”.

Otra propuesta que entidades como La Corrala han defendido reiteradamente es la creación de un museo sobre la historia de Lavapiés: “Nuestra historia y nuestra identidad se está perdiendo, así que queríamos un sitio en el que salvaguardarla”. Una perspectiva cultural de mayor proximidad, en definitiva, menos enfocada a una creación artística de carácter general para la que nunca habrá suficientes espacios de apoyo, pero que al menos ya contaba con algunos. “Además las dos cosas son compatibles”, remarca Manuel.

Convivencia con el Centro Social Autogesionado

De momento el proyecto del Ministerio de Cultura sí convivirá con el Centro Social Autogestionado (CSA) La Tabacalera. Se trata de un proyecto ya asentado que pusieron en marcha 28 colectivos que integran la asamblea de este contenedor cultural. Pese a que ha detenido su actividad por las obras, se espera que al término de estas regrese. El uso por parte de la asamblea de este espacio quedó formalizado a través de una cesión efectuada por Cultura, cuya renovación están ultimando los colectivos del CSA con la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes. “Estamos preparando una reunión con el Ministerio de Cultura, más allá de la Dirección General, en la que abordaremos este y otros temas”, indican desde el CSA a este diario.

Añaden que su relación con el Ministerio “es buena”, aunque muestran sus tiranteces con el proyecto: “Nos habría gustado participar activamente en su diseño más allá de los márgenes de convivencia que hemos establecido, principalmente porque somos quienes generamos, creamos y gestionamos la cultura; la cultura que da identidad al espacio y la que, como habitantes de nuestro tiempo, queremos para nuestra sociedad; categóricamente abierta a quien quiera aportar bajo estas premisas. Más allá de los términos y la terminología, que no nos convence, sabemos que podríamos haber ayudado a desarrollar un proyecto mucho más rico, tanto para el entorno al que pertenecemos, como para los circuitos a los que hacen referencia, el tejido sociocultural en particular y los objetivos estratégicos que mencionan”.

Manuel también reivindica esta cesión, así como toda la labor del CSA, aunque matiza que es de nuevo una iniciativa sin un perfil eminentemente vecinal y aboga por una en términos similares para el movimiento vecinal: “Es otro proyecto totalmente distinto, podríamos decir más enfocado a toda la ciudad. Por supuesto queremos que continúe, pero lo que exigimos es un hueco para los vecinos y las vecinas de Lavapiés. Tenemos cultura en cada esquina y ojalá que así sea porque nunca hay demasiada, pero no costa de darnos un apoyo sin el que es muy difícil seguir adelante”.

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