“Tenemos un problemón”: así se posicionan los políticos ante la turistificación de Madrid
“No les importan nada los vecinos del centro. Prefieren un centro vacío, entregado al puro negocio”. Las palabras, duras, las dedicó a Begoña Villacís desde su cuenta de Twitter el concejal-presidente de Centro, Jorge García Castaño, ante el anuncio de que Ciudadanos recurriría la instrucción del Ayuntamiento para impedir la conversión de edificios enteros de viviendas en hoteles o apartamentos turísticos.
La instrucción marcó un punto de inflexión hacia como había abordado hasta el momento el consistorio el fenómeno de la turistificación acelerada del centro de Madrid. Pero también ha obligado a los partidos a tomar un posicionamiento ante una deriva que está atrayendo cada vez a más turistas pero que a su vez está expulsando a vecinos de sus barrios por la fuerte subida de los precios de alquiler al haberse reducido drásticamente la oferta.
Con la instrucción, una aclaración a los funcionarios sobre cómo interpretar la ordenación de Madrid, el Ayuntamiento impedirá con carácter general el cambio de usos de un edificio -de residencial a hospedaje- en determinadas zonas de la capital, en concreto en los distritos de Centro, Chamberí, Arganzuela, Retiro, Salamanca, Chamberí y barrio de Arguelles. Dos intentos de crear nuevos hoteles y apartamentos, en Valverde 4 y Pez 21, ya han sido parados gracias a este movimiento.
Ciudadanos cumplió lo prometido y el pasado miércoles 29 de marzo se debatió una moción de urgencia para intentar que la concejalía de Desarrollo Urbano Sostenible diera marcha atrás en sus intenciones de frenar con la instrucción la terciarización del centro de Madrid. En su exposición de la moción, el concejal Bosco Labrado acusó al equipo de Gobierno de pretender frenar “el sustento de muchas familias de madrileños” y de “paralizar la actividad empresarial”. El edil de Ciudadanos le exigió a Calvo paralizar “esta moratoria encubierta” y le instó a “modificar estos artículos de forma correcta”, a través del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU).
En la misma línea se expresó el Partido Popular, que aprovechó su turno para anunciar la interposición de un recurso contencioso-administrativo contra la nueva instrucción municipal, por superar su “carácter meramente interpretativo” y tener “efectos hacia afuera”. El edil José Luis Martínez-Almeida acusó al Ayuntamiento de “tomar atajos que son ilegales” para “aplacar a su grupo municipal” y defendió que en el debate, además de hablar proteger los derechos de los vecinos, se debía incluir al turismo, que genera según sus cálculos 400.000 puestos de trabajo en Madrid.
La postura que más sorprendió fue la del PSOE, que apoyó la moción de Ciudadanos por creer que la instrucción “no va a frenar la terciarización del centro”. El partido en el que se está apoyando el gobierno de Carmena para aprobar leyes y presupuestos criticó a Calvo y le criticó que ahora cambiara de rumbo después de aprobar 33 nuevos hoteles a lo largo de 2016. Aunque le dio la bienvenida a esta preocupación por un problema que e algunos sectores del Ayuntamiento -Luis Cueto entre ellos- negaban en verano.
Voto en contra y mano tendida
Voto en contra y mano tendida
La moción salió adelanta con los votos de Ciudadanos, PP y PSOE, pero eso no significa que el Ayuntamiento vaya a cambiar su actuación. “No vamos a retirar la instrucción”, confirmaron fuentes de Desarrollo Urbano Sostenible a este periódico. Pero el debate, además de fijar posiciones, sirvió para abrir lo que parece una vía de diálogo entre Ahora Madrid y PSOE, o al menos esa voluntad expresan desde los socialistas a Somos Malasaña.
“No se puede aprobar una instrucción que afecta a terceros, esta medida la van a tumbar los tribunales”, explicaba este lunes a este periódico José María Dávila, concejal socialista y vecino del distrito Centro. Dávila, buen conocedor de los problemas que la turistificación está causando a su barrio, justificaba la posición de su grupo calificando de “inadecuada” la medida tomada por el Ayuntamiento. A la vez, tendía la mano para atacar al origen del problema, por dos vías: una modificación del PGOU (un proceso largo y que debería ser aprobado por la Comunidad de Madrid) o planes zonales para establecer los usos adecuados en cada caso.
Dávila es muy claro con su análisis de la situación: “El modelo de convivencia en el distrito está en entredicho. Tenemos un problemón”, indicaba a este periódico, antes de reclamar “medidas de choque ya” y de ofrecer su mano tendida para trabajar junto a Ahora Madrid en ellas -porque PP y Ciudadanos “no están por la labor”, recalca. El concejal socialista, que muestra gran entendimiento con Ahora Madrid en el distrito Centro, apuesta por luchar contra la turistificación “con un mecanismo que permita hacerlo de forma segura”.
Volviendo al debate del pasado miércoles, resultó especiamente reseñable la intervención con la que cerró el debate el concejal de Centro, Jorge García Castaño, durante la que interpeló de nuevo a Begoña Villacís y a los suyos, acusándoles de acudir al centro “como el que viene a ver el Rey León”. Una intervención en la que acabó diciendo que el Centro de Madrid es “un buen sitio para hacer negocios, pero también un buen sitio para vivir. El mercado es un buen socio, pero no es un buen amo”, añadió.
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