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La ultraderecha española, la argentina y un gurú del PP: una charla contra el comunismo y los impuestos

Daniel Lacalle, en un momento del debate.

Víctor Honorato

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El economista anarcoliberal argentino Javier Milei es el último grito de la ultraderecha latinoamericana. En las últimas elecciones de Buenos Aires logró el tercer puesto, con el 13 por ciento de los votos. Partidario, entre otras cosas, de que se permita llevar armas por la calle, esta tarde mantuvo un enlace transatlántico por internet con los españoles Daniel Lacalle, gurú financiero del PP con ideas similares en lo económico, y el portavoz parlamentario de Vox, Iván Espinosa de los Monteros. La conclusión del intercambio fue que el comunismo es muy malo, los impuestos son un atraco y el mundo está amenazado por lo “políticamente inmoral”.

El encuentro estuvo organizado por The Cedar Portfolio, una consultora de inversión que se basa en las ideas de la escuela económica austríaca. Milei, que está de campaña, fue el primero en hablar y se marchó antes del final. La economía argentina lleva aproximadamente un siglo en constante zozobra, pero la culpa hoy la tiene, en su opinión, “el kirchnerismo” y su empeño en ensayar ideas keynesianas para salir del atolladero, el “monstruoso desequilibrio monetario” o los elevados impuestos, culpa de que “a cinco millones de argentinos no les alcance para comer”. El presidente argentino, Alberto Fernández, sería, por otra parte, “bipolar”. Milei terminó diciendo que la única solución es “el resurgir de las ideas de la libertad” (las suyas) y bromeando sobre la posibilidad de apear de su escaño a un diputado comunista. 

Espinosa de los Monteros no tenía excesivas ganas de hablar de economía, una cuestión técnica que en su opinión habrá que resolver después de la más inminente “batalla cultural” contra el “globalismo”, esa pretendida cábala internacional de multinacionales y criptomarxistas que, según la tesis del diputado, están confabulados para meter en problemas a “Occidente, la mejor civilización de la historia de la humanidad”. El político cargó contra el proceso constituyente de Chile, contra los sandinistas nicaragüenses y la supervivencia en España del Partido Comunista, “que era una cosa residual y totalmente denostada”.  Volvió a afirmar, porque sí, que a Podemos lo financió el gobierno venezolano.

Justo al contrario que el portavoz de Vox, Lacalle quiso centrarse en la economía, no sin antes hacer una apreciación: “A lo políticamente incorrecto yo lo llamo lo políticamente inmoral. [Se trata de] cancelar al contrario y crear un pensamiento único totalitario”. Si Milei no se había referido en concreto al gobierno anterior de su país, escorado a la derecha y con un registro económico muy negativo, Lacalle sí abordó la cuestión: el problema fue el “gradualismo” y no haber impuesto las reformas económicas —bajada de impuestos, apertura a la inversión extranjera, relajación cambiaría— rápidamente y sin miramientos.

Los turnos de palabra los iba repartiendo Alejandro Tagliavini, consejero de la consultora, que volvió a dar paso a un Espinosa de los Monteros insistente con la “batalla cultural”. Apuntó que los fondos de reconstrucción europea no servirán de mucho “si en España solo nos preguntamos cómo ser más verdes y feministas sin pensar cómo vamos a ser más productivos”. Luego se mostró partidario de que el peso del Estado se reduzca a su “más mínima expresión posible”, aunque también apuntó que debe apoyar a las pymes.

Intervino también el periodista argentino afincando en Miami Agustín Rangugni, que se mostró un tanto desesperanzado por la situación de su país, irreparable en su opinión. Espinosa de los Monteros le quiso animar: “Todo es reversible”. 

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