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El extraño Land Rover que se adueñó de la ciudad

Range Rover Evoque.

R. T.

Hace ahora nueve años, y nada menos que en el Salón de Detroit, Land Rover presentaba un prototipo denominado LRX cuyas líneas llamaron poderosamente la atención de público y crítica. Un híbrido entre cupé y todoterreno se asomaba a la cadena de producción de un fabricante, por aquel año 2008, anquilosado. Entonces, nadie pensó que semejante show car llegaría prácticamente inalterado a la calle. Con el tiempo, aquella apuesta, si se quiere rupturista, marcó el paso, ya no sólo de la firma inglesa, también del resto de marcas premium en el segmento de los SUV.

Con el Evoque ya en la calle (2011), vendiéndose como una especie de black day infinito sobre todo en su versión de tracción delantera (el primer Land Rover que renunciaba a la transmisión 4x4) y amparado en su impactante diseño, el elogio generalizado continuó hasta nuestros días, donde ha llegado sin apenas cambios reseñables (restyling en el año 2016).

Si bien Land Rover ha buscado la notoriedad con el lanzamiento en 2016 de la carrocería descapotable del Evoque, sigue siendo el modelo cerrado y de cinco puertas el más demandado. El Range Rover más compacto jamás fabricado compite con alternativas no poco aplaudidas (BMW X1 o Audi Q3), y sin embargo ninguna de ellas puede acercarse a la capacidad 4x4 del sir inglés.

Es en este punto donde el Evoque justifica su sobreprecio, con una gama que oscila entre los 35.500 y 63.100 euros. Se trata de una opción muy recomendable para aquellos que verdaderamente necesiten un vehículo para circular fuera de asfalto, incluso en los caminos más rotos. A sus excelentes cotas todoterreno (25º de ángulo de ataque, 22º en el centro y 33º de salida; más una profundidad de vadeo de 50 centímetros), Land Rover se alía con la electrónica para sacar rédito a su tracción 4x4.

Ahora, el compendio de tecnologías al servicio de la conducción off road va un paso más allá del conocido Terrain Response (que adapta la respuesta dinámica según programas preselecciones: asfalto, arena, rocas o barro) de la primera generación. La principal novedad se llama All-Terrain Progress Control (ATPC), que simplificándolo mucho funciona como un control de velocidad adaptativo para campo: activando el control de descenso y el control de crucero, y siempre que circulemos a velocidades de entre 1,8 y 30 km/h, el Evoque toma el control de la transmisión, el motor y los frenos.

Y aquí no termina la cosa, porque el nuevo Evoque puede incluir el Wade Sensing. Estrenado en el Range Rover Sport, se trata de un medidor de profundidad de vadeo que proyecta en la pantalla multimedia el terreno que estamos atravesando. Esto puede ser muy útil a la hora de superar un río, escenario donde el conductor habitualmente tiene que guiarse por su intuición.

Además, el Range Rover Evoque 2016 cuenta con dos nuevos socios. El primero es la familia de motores Ingenium, de 2.0 litros, cuatro cilindros, turbodiésel y 150 o 180 CV. El de 180 CV destaca por una respuesta más ágil, sobre todo a bajas vueltas, un consumo significativamente menor y una sonoridad reducida respecto al saliente 2.2 de 190 CV. El segundo, la transmisión automática, una caja por convertidor de par de nueve marchas que brilla por su finura y no tanto por su rapidez.

Dinámicamente, es un SUV que en carretera con curvas puede conducirse con más alegría que otros modelos similares. Aunque es pesado, su particular geometría (es un coche bajo y muy ancho en relación a su longitud) ya te pone en preaviso: sin cruzar las fronteras de la física, puede hablarse de un vehículo ágil. Además, cuenta con una suspensión muy bien calibrada para contener las inercias de la carrocería.

Como heredero a pequeña escala de, quizás, la mejor estirpe de todoterrenos de la historia, el Range Rover Evoque también presenta detalles en el habitáculo que evocan a la historia de su marca matriz. A la vista está el volante de tamaño generoso y en disposición inclinada; las alfombrillas de plástico para los días de más barro; o la propia postura de conducción, más erguida de lo habitual.

Por supuesto, estamos ante un miembro de la familia Range Rover, y esto también se aprecia en las terminaciones y los materiales del habitáculo: simplemente, exquisitos. El día a día se hace más fácil con unos asientos delanteros ventilados y con función masaje (además de calefactados), un portón trasero de apertura gestual (pasando el pie por debajo del paragolpes) o un sistema de info-entretenimiento con pantalla táctil, ahora más completo y con una aplicación para el teléfono móvil con las siguientes ventajas:

  • Información sobre la localización del coche y su estado (abierto o cerrado).
  • Programar la climatización del coche.
  • Apertura del vehículo por control remoto.
  • Consulta de datos de viajes: rutas, mapas o hasta la climatología en destino.

Y es que no hay que olvidarlo, aunque su ADN apunte en otra dirección, el Evoque ha trasladado su hábitat de las montañas, los caminos y el barro a las autovías, las calles y el asfalto.

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